Ciudad de México, 20 de julio (SinEmbargo).- A un clima desértico se le adjudicó la realización de la Copa Mundial de futbol para el año 2022. La candidatura se hizo oficial el 2 de diciembre de 2010. Doce años previos para que petrodólares armen un mundial futurista, lleno de tecnología muy pocas veces visto. Los desmanes en Brasil serán cosa del pasado, la economía árabe, tan sana como aparatosa, promete darle al mundo futbolístico un torneo que cumpla con toda la expectativa generada.
A la proeza de los estadios de figuras únicas con capacidades asombrosas, se le presenta un problema que mucho antes de la designación, se le planteó a la FIFA desde varios organismos climatológicos. En plena tarde veraniega en Catar, las temperaturas pueden llegar a ser de hasta 50 grados centígrados. Un crimen a los atletas de alto rendimiento que representarán a los países clasificados. Ante la problemática, la organización prometió estadios diseñados con aire súper acondicionado para comodidad de los futbolistas, como quien promete piñata en una fiesta infantil. La inversión económica será abismal.
Desde México 86, Diego Armando Maradona firmó su sentencia frente a la FIFA. El argentino que fungía como caudillo de la selección argentina de Salvador Bilardo, fue la bandera de los reclamos de varios jugadores hacía el organismo máximo del futbol. El astro se quejaba del horario impuesto por las televisoras mexicanas que obligaban a disputar los partidos al medio día o en plena tarde del verano mexicano con altísimas temperaturas mientras los dirigentes estaban en un palco con aire pleno y cocteles de todo tipo a su disposición.
“En el futbol lo más importantes son los jugadores”, fue el reclamo del “10” que le declaró la guerra a Joao Havelange, máximo dirigente de la FIFA antes que el suizo Jospeh Blatter. Con el nuevo mandamás las cosas no cambiaron mucho. Desde comentarios machistas sobre la vestimenta de las jugadoras del futbol femenil, hasta declarar que el racismo no era un problema serio en el deporte más popular del mundo. A favor de Blatter, están sus constantes arrepentimientos dando marcha atrás a decisiones tomadas, siempre con la presión mediática de por medio.
En 2011, meses después de la designación del primer mundial en medio oriente, el presidente Joseph salió a la palestra con una declaración que dejó mal parado al sistema dominante del futbol. “El mundial de Catar debería jugarse en invierno”, la propuesta generó innumerables opiniones sobre el cambio drástico que la calendarización sufriría, ya de por si apretada por la cantidad de torneos. En la organización, han presentado una serie de inventos que parecen haber sido sacados de un cómic. Desde una plataforma que cubra las nubes, hasta estadios cerrados con sistemas de enfriamiento para garantizar la paz en los partidos.
En las últimas horas, Blatter volvió al ataque con la propuesta de un campeonato invernal. Las críticas desde los aficionados llegaron en masa. La designación de Catar ha estado en el punto de mira desde que rumores señalaban diversos casos de corrupción para que miembros de la FIFA dieran su voto a cambio de grandes cantidades de dinero. Alertado por las complicaciones climáticas, al organismo le importó más el derrame económico que habrá hacia sus arcas. Maradona se refirió a los dirigentes como “jugadores de Waterpolo”, incapaces de pensar en el futbolista. Hoy Blatter, ve como su máxima justa corre peligro para el 2022, “Pueden enfriar los estadios pero no todo el país”, declaró. Con dinero disponible, no será sorprendente que la organización vaya haciendo algo para que el país entero se aclimate. El mundial en Medio Oriente, es algo que no se puede cancelar y el verano, parece ser el mejor tiempo.
