Ciudad de México, 14 de julio (Sin embargo).- En las gradas de Old Trafford, estadio emblemático del Manchester United, cientos de pancartas con la consigna "Hate Glazers, Love United" adornan el marco que envuelve a la cancha. En mayo de 2005, el mundo deportivo quedó en shock cuando la junta directiva del equipo inglés anunció la venta del club a Malcolm Glazer, un empresario neoyorkino dueño de los Bucaneros de Tampa Bay de la NFL. Los aficionados, orgullosos de su tradición, reclamaron fuertemente contra los nuevos dueños. A los pocos meses, el señor Glazer dejó a cargo a sus hijos Joel, Avi y Bryan. En julio de ese mismo año, los nuevos propietarios acudieron a un partido de su equipo. "Muere, Glazer, muere", cantaban los aficionados.
Ante la nueva era comandada por una familia estadounidense, miles de aficionados se organizaron para crear una nueva institución en la que sus pasiones se vieran realmente reflejadas. El F.C. United fue la romántica gestación de una utopía. Desde lo más bajo del futbol inglés, partirían con ahínco hacia la tierra prometida de la Premier League. El desarrollo del nuevo club ha demostrado que la pelota sigue siendo lo más importante en tiempos donde se especula que una oferta de 100 millones euros por Cristiano Ronaldo ha llegado a las oficinas del Real Madrid.
Lejos de las primas por televisión, de las grandes noches de Champions League o de fichajes de jugadores promesas, la nueva entidad usa las redes sociales para volverse internacional. Mientras tanto, en Old Trafford, los aficionados usan bufandas amarillas con verde, los primeros colores del equipo, como símbolo de querer de vuelta la tradición.
El camino Abierto.
A pesar de las críticas severas desde Manchester, un prominente abogado, también de Nueva York, llegó hasta Birmingham para hacerse de los servicios de un club que en una época supo alzar la Copa Europea de Campeones, pero que ahora deambula en la mediocridad de media tabla.
Randy Lerner es un estadounidense con cara de doctor que se llenó los bolsillos ejerciendo como analista de inversiones hasta acumular una fortuna de 1.4 billones de dólares, según la revista Forbes. En 2006, con 44 años, se hizo responsable de las decisiones financieras y deportivas del cuadro inglés gracias a los 62 millones de libras esterlinas que pagó. A diferencia de Manchester, en el club "Villano" no hubo protestas severas. La necesidad del club por una solvencia de dinero arropó a Lerner, quien no ha sabido regresarle la gloria de tiempos pasados a la ciudad.
Aficionado al "Soccer" en los tiempos donde estudió Cambridge, heredó de su padre, fallecido en 2002, los Cafés de Cleveland de la NFL. Diez años duró el mandato del hijo que soñaba más con un gol en suelo inglés, que con Touchdowns en Norteamérica. En 2012, vendió la franquicia histórica del futbol americano y, se convirtió en el "Chairman" del equipo de Birmingham. Lerner, abogado de profesión, tiene en deuda entender la dinámica que engloba el mercado del deporte más popular del mundo.
Según, The Guardian, al mandamás estadounidense le hace falta salir del rol de "dueño" y dedicarse a ver por el bien de la entidad deportiva impaciente de un cambio drástico que los millones de Lerner prometieron ejercer.
La invasión llega a Londres.
En la mente de los amantes del futbol estará siempre presente el equipo del Arsenal invicto en la temporada 2003-2004. En el pequeño e histórico Highbury, los dirigidos por el francés Arsene Wenger, dominaron la mejor liga del mundo. El cuadro londinense no supo llevar la gloria al resto del continente, solo le alcanzó un subcampeonato frente al Barcelona de Ronaldinho. Acabada esa generación de Henry, Pires, Bergkamp, Overmar, Seaman, etc, la renovación del club llegó con nuevos aires desde Medio Oriente. La compañía aérea Emirates Airlines pagó 100 millones de libras para que el nuevo y moderno estadio tuviera su nombre. El Emirates Stadium se inauguró en 2006. El Arsenal abrió las puertas a nuevos inversores.
Stan Kroenke es un estadounidense de pelo relamido y de bigote ancho. Las canas de sus 65 años caminan por los pasillos del club londinense desde 2011. Nacido en Missouri, es un ferviente apasionado por los deportes, y sobre todo por los dividendos económicos que genera. Casado con Ann Walton, hija del fundador de Wal-Mart, Bud Walton; Kroenke creo una empresa encargada de gestionar a los Nuggets de Denver de la NBA, los Rápidos de Colorado de la MLS, la Avalancha de Colorado de la NHL y los Carneros de San Luis de la NFL. La fortuna del aficionado deportivo alcanza los 4 billones de dólares.
Hace dos años, impulsado por la fama de la Premier League, se convirtió en inversor del Arsenal. Hoy en día es el máximo accionista del club, ante los reclamos de muchos seguidores que ven como de a poco, el estadounidense se empieza a adueñar de la entidad.
Un equipo histórico se transforma.
Anfield es un recinto histórico del futbol. En la ciudad de Liverpool, donde las gaviotas no se espantan de los humanos, el futbol inglés se consagró durante largos años. El F.C. Liverpool es uno de los equipos con más aficionados en el mundo, su tradicional camiseta roja domina el ambiente de aquel territorio del norte británico. Añorando el dominio pasado, los Reds no logran ganar la liga Premier en posesión de los equipos de Manchester. Los vecinos tienen el poder de comprar el talento regado, mientras que en Anfield, los aficionados cantan para delirio del planeta mientras los títulos llegan a cuenta gotas. A finales de 2010, un personaje productor de la comedia televisiva estadounidense llegó al puesto de mando de la entidad inglesa.
Tom Werner posee una fortuna suficiente para pagar una deuda que el equipo inglés tenía por 285 millones de libras. A pesar de las bufandas con el mensaje "Gracias, pero no" alusivos a los rumores de la venta, el productor de grandes programas cómicos llegó al cargo de "Chairman" con una mentalidad norteamericana, blanco de muchas críticas de los aficionados. La marca Warrior Sports, líder en el mercado del Hockey y el Lacrosse, acordó equipar al cuadro de Anfield desde 2012 con diseños estrafalarios en la indumentaria visitante. El marketing ante todo, la polémica como punto de partida en las ventas. Con finanzas sanas, los Reds viven un proceso de reestructuración en sus líneas con el retiro de Steven Gerrard, emblema del equipo, cada vez más cerca. La última liga ganada en 1990, implica que Lerner produzca algo más que entretenimiento.
Los nuevos ricos.
Shahid Khan es el prototipo del sueño americano. Nadido en Pakistán, llegó a Illinois a los 16 años y se puso a estudiar y trabajar en la pasión de su vida. Egresado como ingeniero industrial, construyó un imperio desde la fabricación de piezas para automóviles. De aspecto despreocupado, su larga cabellera hacen junto al bigote poblado, una imagen de mago de cuento. Con la nacionalidad estadounidense desde 1991, se ha convertido en el último (por ahora) inyector de dinero norteamericano en la Premier League. El Fullham, equipo en la sombra londinense, quiere volverse grande. Khan descubrió desde 2011 que el deporte genera muchos activos cuando compró a los Jaguares de Jacksonville. El equipo de futbol americano ha logrado firmar un contrato para disputar partidos en el mítico Wembley. El ahora dueño del Fullham, declaró que su idea es darle grandeza al club, escuchando a los aficionados. Su fortuna de 1.4 billones de dólares ha llegado para construir un equipo competitivo.
Renegando del capital llegado desde el continente americano, los aficionados ingleses reclaman la visión de negocios que no se adecua a la tradición de los campos ingleses. La diferencia entre "Chairman", la figura que ve por el bien de la entidad, es muy distante de la imagen de "Owner", dueño absoluto de la toma sin decisiones, ocupado normalmente en hacer crecer los activos financieros del equipo. En Inglaterra, los reclamos van desde pancartas, bufandas y manifestaciones, dejando claro a los nuevos inquilinos adinerados que el futbol no tiene dueño, es de toda la gente.