Ciudad de México, 6 de julio (SinEmbargo).- El público queretano abuchea a la Selección Nacional que representará a México en esta nueva edición de Copa Oro tras perder el último partido de preparación frente a los renovados Gallos Blancos. El equipo dirigido por Salvador Reyes Jr. ha heredado el mal momento de la selección “A” que tuvo una pobre participación en la Confederaciones después de un inicio paupérrimo en el hexagonal final de la Concacaf.
Lo que a principio de año se vendió como un verano prometedor para la Selección Nacional, se ha convertido en constantes recriminaciones hacia José Manuel “Chepo” de la Torre, por el juego ineficaz que últimamente la escuadra nacional ha presentado en sociedad. Como última instancia, el refugio tradicional del futbol mexicano en lo internacional, llega intentando refrescar el momento caliente. México es el actual campeón de esta justa, donde se siente más cómodo sin un rival de peso fuerte en lo futbolístico.
Doce equipos de la sui generis zona de la Concacaf, ambientarán distintas sedes de Estados Unidos. La Eurocopa y Copa América se disputan cada cuatro años intercalando con el mundial en turno. La Copa Oro es un torneo internacional que se realiza cada dos años, siempre con lo económico como prioridad, se ha vuelto un poco atractivo en lo deportivo con el detalle de que el ganador de esta edición, que antes solo servía para el ego, tendrá medio boleto para la próxima Confederaciones de 2017.
México tiene la obligación casera de ganar este torneo con autoridad. En tiempos donde las distancias futbolísticas se han acortado, el “Tri” presenta un cuadro alterno sin las figuras que los organizadores esperarían ver en el plantel mexicano. La travesía que tiene poca injerencia en el aficionado, harto de estos trofeos sin un esfuerzo digno de la élite, comenzará en Pasadena este domingo contra Panamá. Ese rival que le sacó el empate en casa, y que agravió la crisis naciente en la que Chepo de la Torre se metió sin variantes en cancha.
Una selección repleta de jugadores de la liga local, afrontará el reto que ha crecido de menor a mayor tras el paso fatídico de este verano donde el buen juego no llegó ni los resultados por suerte que algunas veces llegan en este deporte. A pesar de que desde las conferencias de prensa de Chepo de la Torre, el discurso tranquilizador impera, la realidad es muy distinta. En un negocio tan lucrativo como este, la pelota ha quedado de lado.
Con la apatía de la gente, el camino rocoso hacia el mundial es lo que principalmente importa. Sería una sorpresa mundial que México no estuviera entre los 32 invitados a Brasil 2014, por la zona geográfica donde le toca eliminarse. No ganar la Copa Oro, significaría el adiós del cuerpo técnico encargado de la selección al menos desde la lógica, esa que muchas veces se muestra ausente en las decisiones que desde la federación mexicana de futbol salen para redefinir nuestro golpeado futbol nacional.
“¿Viene Chicharito?”, preguntó un aficionado en el hotel al que llegó la selección nacional esta madrugada de sábado. Un torneo que parece importar muy poco, toma relevancia por ver si de una vez por todas, arropados en su hábitat natural, el Tri puede recuperar el juego que el año pasado sacó sonrisas a los mexicanos que siguen fervientes a su representativo. “No”, le contestaron al aficionado que hizo una mueca de lamento. En día electoral, México comenzará su participación en el torneo regional. Por primera vez, parece que el supuesto “opio del pueblo”, no le ganará a la política.