Sebastian Vettel, el piloto más joven de la historia y tricampeón de la Fórmula 1, cumple 26 años

03/07/2013 - 1:00 am
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Ciudad de México, 3 de julio (SinEmbargo).- Era pésimo en la escuela. Con su cara estirada pasó la secundaria casi de milagro para el beneplácito de sus padres preocupados por el futuro incierto para su hijo. La Alemania de finales de los 80's se preparaba para derribar un muro físico e ideológico  que separaba gente querida no vista desde mucho tiempo atrás. En ese ambiente de apertura, de tiempos veloces a una nueva era, Sebastian Vettel (Heppenheim, 1987) nacía, un día como hoy hace 26 años a los pies de la montaña.

Aborreciendo los libros, encontró su hábitat natural con las manos en un volante. Durante muchísimo años ha sido el baluarte que la Fórmula 1 esperaba ante la longevidad de Michael Schumacher. El máximo circuito del automovilismo recibió con brazos abiertos un talento curtido en en Karting donde la adrenalina se va moderando en los que son capaces de entender la velocidad como un desahogo y no un peligro. El alemán entró con paso firme sin pretexto alguno sobre las dificultades lógicas de ser piloto de la F1.

Vettel comenzó corriendo karts a los cuatro años. Su padre, piloto alemán local, le armaba un pequeño circuito cerca de su casa donde el prodigio niño daba vueltas cerradas sin ningún problema mientras mantenía los pies bien estirados para alcanzar los pedales. El casco le quedaba flojo. La cabeza infantil tenía sueños de grande. La velocidad fue su educación predilecta durante toda su infancia. La escuela era realmente un martirio. El adolescente veía con ilusión a un compatriota dominando el automovilismo.

Michael Schumacher es uno de los seres humanos más relevantes en la historia del deporte. A la altura de aquellos que revolucionaron una disciplina con sus habilidades, "Schumi" hacía una pareja perfecta con su Ferrari rojo para el deleite del mundo. Ganado siete campeonatos mundiales, el alemán se consolido como un referente histórico entrando en debate sobre su lugar en la lista de los grandes pilotos desde sus inicios. Vettel se entregó al automovilismo cuando descubrió que cantaba mal y no podría emular a otro ídolo Michael Jackson.

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Escalando obstáculos y fases previas, Sebastian llegó a la F1en 2007. Con 19 años, se convertía en el piloto reserva de Sauber tras grandes actuaciones en la fórmula 3 Euroseries. Vettel impresionaba por el temple que tenía sobre el volante en las pruebas de clasificación que le tocaba correr. El joven alemán estaría un año antes de debutar en Indianápolis en 2007 tras sustituir a Robert Kubica que había sufrido un accidente en la carrera previa. Tras quedar octavo, se convirtió en el piloto más joven en puntear en un Gran Premio.

Meses después, ficharía por la escudería italiana Toro Rosso por el resto de la temporada así como el 2008. Vettel implantaría mucho ruido. El alemán estuvo en el Late Show de David Letterman, uno de los programas más vistos en Estados Unidos, donde dijo que para correr hacia falta "tener grandes pelotas, no es fácil". Así lo demostró en su temporada debut. La primera victoria en su carrera llegaría con muchísimo sufrimiento de por medio. En Italia, casa de su escudería, Sebastian cruzaría la meta en primer lugar. "¡Grande, Grande! ¡Grandissimo!", gritaría en italiano acompañando el júbilo de todo su equipo.

El alemán se convertiría en piloto de Red Bull, una escudería que le daría un bólido digno para competir. El talento del alemán sería recompensado con lo necesario. El efecto fue impresionante. La apuesta por el chico de 21 años que terminó subcampeón, resultó ganadora para la escudería. 2010 sería el año en que Vettel dominaría llenándose de halagos y reconocimientos gracias a su juventud. Con 23 años y 154 días, se convertiría en el campeón más joven en ganar un campeonato de Fórmula 1.

La carrera metafórica de Vettel ha dinamitado el máximo circuito del automovilismo con proezas en el manejo y el control de las emociones. Ha ganado el campeonato tres años consecutivos. Se ha vuelto normal verlo terminar una carrera, estacionar su automóvil, despojarse de casco, y mostrar su rostro agitado con el cabello rubio revuelto acompañando la sonrisa juvenil.  Sebastián ha sido apodado como "Baby Schumi", por la comparación con el gran Schumacher. Él simplemente sigue corriendo, halagado por la comparación. "Le he preguntado a mi madre, y no, Michael no es mi padre", bromea.

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