La Selección Mexicana Sub-20 enfrenta a España con el mal recuerdo de Sergio Almaguer en Turquía

02/07/2013 - 1:00 am

 

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Foto: EFE

Ciudad de México, 2 de julio (SinEmbargo).- Las secciones deportivas del país publicaron una noticia que sorprendió a los aficionados del futbol nacional. Un jugador promedio, sin atributos distintos a la de un defensa central reacio, jugaría en Europa con un club que se había ganado el derecho de jugar la Champions League. La sorpresa de que Sergio Almaguer, de 34 años, sería parte de uno de los equipos más importantes de Turquía. El Galatasaray lograba la cesión de los derechos federativos del mexicano.

Almaguer duró solo seis meses en aquella aventura que sirvió para aumentar la estadística acerca de los futbolistas nacionales disputando la liga de campeones del viejo continente. Almaguer se retiraría dos años mas tarde tras un periplo de 17 años como profesional. El espigado central se volvió director técnico queriendo usar su liderazgo desde la zona de banda. Inmerso en la filosofía de la Selección Nacional, fue auxiliar técnico del interinato de Efraín Flores luego del fracaso de Hugo Sánchez.

En 2005, los narradores de las televisoras que acaparan todo lo que rodea a la escuadra nacional, pudieron por fin gritar lo que siempre soñaron. "México campeón del mundo", alardeaban fervorosos frente a los micrófonos que resonaban en toda la gente que observaba como unos niños alzaban la copa que los hacia los mejores del planeta en la categoría Sub-17. Al buen trabajo de reclutamiento que había hecho la Federacion mexicana de futbol (FEMEXFUT), la arropó la maquinaria melancólica de las televisoras poniendo como figuras nacionales a jóvenes que apenas despuntaban.

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Muchos de aquella generación no han dado el salto de calidad necesario en primera división. Algunos ni siquiera han debutado. La inflación de la materia prima provocó desórdenes mentales poniendo la realidad mucho más abajo de la expectación inicial. Los chicos mal llamados "la mejor generación de oro", no pudieron seguir con el buen curso de las cosas al quedar eliminados del mundial sub-20 canadiense en 2007. Afectados por el síndrome de Peter Pan, los niños no querían crecer.

El pasado reciente de categorías inferiores de selecciones nacionales, le ha dado las mayores alegrías a la afición siempre fiel añorando estar en el lugar de élite que los medios tradicionales nos dicen pertenecer, y que la realidad nos regresa a la clase media del deporte más popular del mundo. En 2011, los periodistas españoles que cubrieron la final Sub-17 entre el local México enfrentándose a Uruguay, se sorprendían ante un estadio Azteca pletórico, lleno hasta el techo viendo a juveniles sudando la camiseta con el hambre de trascender en sus rostros. Aquella selección de Raúl Gutiérrez fue campeona del mundo, la ilusión llegaba otra vez desde los menores de edad.

Wembley fue sucursal del Azteca en 2012. La selección Sub-23, reforzada por tres mayores, gustó y ganó en los Juegos Olímpicos de Londres. La medalla de Oro sigue estando en la memoria del mexicano más aún en estos tiempos volátiles donde la selección mayor parece haber perdido brújula e imaginación en plena eliminatoria mundialista con una Confederaciones en medio. El salto a niveles mayores ha costado una letargo complicado que provoca un retraso tras los últimos logros bañados en gloria.

Este año, en aquel suelo turco, Sergio Almaguer llegó con la selección Sub-20 para disputar el mundial de la categoría. Los analistas deportivos pusieron a México como favorito por la excelencia mostrada en copas del mundo de menores. El mote le afectó. Sus dos primeros partidos fueron derrotas severas frente a Grecia y Paraguay. En cualquier otro formato conocido, el avión de regreso se hubiese adelantado al equipo eliminado. En esta edición, tan loable con quien pierde un par de cotejos, existe la posibilidad de acceder a rondas definitorias superando a terceros lugares. Así calificó México a octavos de final donde hoy se mide a España. Un equipo que juega como la que se coronó campeona de mundo en Sudáfrica. Con talento y toque preciso, los ibéricos están invictos.El futbol le dio la espalda a Almaguer en 2003, diez años después, la lección puede repetirse.

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