México, 30 May. (Notimex).- El consumo de tabaco a edades tempranas es un factor que incrementa la posibilidad de desarrollar adicción, pues un sistema nervioso joven es más vulnerable que uno maduro, explicó Silvia Lorenia Cruz Martín del Campo, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
La experta en neurobiología de las adicciones señaló que otro factor biológico para desarrollar tabaquismo es el género, pues las mujeres tienen mayor riesgo de generar la dependencia al cigarrillo como resultado de un metabolismo más acelerado respecto del de un varón.
Al explicar la relación de la juventud con la facilidad de desarrollar adicción al tabaco, la especialista del Departamento de Farmacobiología sostuvo que los organismos jóvenes son más propensos a desarrollar esta dependencia porque su sistema nervioso es más vulnerable a las sustancias con potencial adictivo.
«En particular, nuestro cerebro tarda mucho en madurar, hay zonas que no están totalmente desarrolladas sino hasta los 21 años, por ello el efecto de los compuestos con potencial adictivo tiene mayor repercusión en personas menores de edad», indicó.
En el marco del Día Mundial sin Tabaco, la especialista señaló en un comunicado que otro factor relacionado con la adicción es el metabolismo y el género, ya que un organismo femenino procesa más rápidamente las sustancias del cigarrillo, y eso hace que se consuma mayor cantidad.
Si una persona metaboliza rápidamente la nicotina, explicó, es probable que consuma más cigarrillos, y tenga mayor estimulación cerebral transitoria, lo que se traduce en un riesgo de adicción.
Sobre el tema, Silvia Cruz Martín de Campo abundó que «se ha visto que las mujeres metabolizan en forma más acelerada que los varones, lo cual se incrementa aún más ante la presencia de anticonceptivos orales».
Al referirse a la nicotina como la principal sustancia que produce la adicción en el organismo, explicó que ésta actúa de manera similar a un neurotransmisor natural (acetilcolina), el cual a su vez provoca la liberación de sustancias estimulantes como adrenalina, noradrenalia y dopamina.
En el caso de las dos primeras, producen un estado de agitación que las personas identifican como emoción o miedo. Esto se debe a que tanto la adrenalina como la noradrenalina provocan que el corazón se acelere, aumente la presión arterial y haya mayor flujo de la sangre.
Por eso, la nicotina del tabaco produce un aumento de la presión arterial que, aunque modesto y transitorio, se presenta cada vez que se fuma un cigarrillo.
En tanto, la dopamina es un neurotransmisor relacionado con efectos que el cerebro censa como agradables o importantes, de modo que el cerebro relaciona la liberación de esa sustancia con conductas que desea repetir. La dopamina tiene gran influencia en el desarrollo de adicción.
Pero todos los factores bioquímicos no serían suficientes para generar adicción al tabaco sin ser completados por el aspecto social, como ocurre con la presión de grupo entre los jóvenes, alertó la experta.
Por ello destacó la importancia de los acuerdos internacionales para reducir la exposición al humo del cigarro en espacios públicos, como el Convenio Marco para el Control del Tabaco, auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y del cual México forma parte.