Ciudad de México, 17 de mayo (SinEmbargo).- Un monstruo moderno que vaga por los vagones del metro, un cuerpo fuera de control y una metáfora sobre la vida y la muerte y la relación de las personas con su propio cuerpo. Todo esto enmarcado por la siempre caótica Ciudad de México, escenario de las historias más fascinantes e increíbles.
A lo largo de 80 minutos el espectador se asoma a «Halley», una película que cuenta la historia de Alberto, el vigilante de un gimnasio que, a diferencia de los más de ocho millones de habitantes de la capital del país, está muerto.
El gran problema para Alberto radica en su condición de muerto que camina, situación que no puede sostener por mucho más tiempo. Día a día su descomposición se hace más evidente y disimularla ante los personas con las que convive a diario es cada vez más difícil.
«Siempre he tenido estas obsesiones… La relación con mi cuerpo siempre me ha parecido muy interesante», dice Sebastián Hoffman, director de la película. «De ahí surge la idea de hacer esta película e inventamos esta historia fantástica… la historia de un muerto viviente… este monstruo contemporáneo en el Distrito Federal.»
«Es una condena clásica de muchos monstruos», señala el director, refiriéndose a la vida eterna y la imposibilidad de morir que aquejan al personaje que protagoniza esta cinta. «Halley es una historia gótica contemporánea que ofrece una visión compasiva de la vida de un zombie», dice.
En el filme, el constante estado de descomposición de Alberto es cada vez más notable y ni el maquillaje ni el perfume logran esconder su condición. Sin embargo, antes de desaparecer en los confines de su muerte, forma una inusual amistad con Silvia, la gerenta del gimnasio donde él es guardia nocturno.
La película protagonizada por Alberto Trujillo y Lourdes Trueba aborda tópicos recurrentes en la sociedad actual en el escenario en donde se desenvuelve la historia como el metro de la ciudad.
«La soledad es un tema muy importante en la película, todos los personajes están profundamente solos», dice Hoffman.
Sin embargo, advierte que no era su intención abordar el tema social, éste surge inevitablemente. «Todos estamos muertos, vivimos en una sociedad zombie… una muerte social» que es representada por medio del personaje principal.
«La condición de Alberto es un reflejo de nuestra mortalidad y la soledad de la decrepitud», dice el cineasta.
Con guiños a David Cronenberg y principalmente a su versión de «La Mosca», la cinta también explora la soledad de las personas creando un ensayo sobre la angustia, por medio de tomas prolongadas que reflejan el tedio de la existencia contemporánea.
Hoffman escribe en sus notas: «Por medio de infomerciales ficticios y el ámbito del gimnasio donde trabaja Alberto, la película explora como encubrimos la fragilidad de nuestros cuerpos bajo una idealización patológica de la belleza. Veremos a seres humanos correr sin alejarse de las realidades más inquietantes de su existencia.»
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El director señala: «es una película anti climática, más que pensarla hay que sentirla». Aunque más que lanzar una disculpa, para el director esta una de las cualidades principales del filme.
«Yo creo que es una película que no cae en un área gris. Queríamos hacer una película así, una película que tomara riesgos», dice.
No obstante, «Halley» no sólo se avoca a la cuestión metafórica de la vida y la muerte que tienen el cuerpo humano como campo de batalla.
El paso del tiempo y la inmortalidad son representados por el paso de un cometa que aparece en el filme como una referencia fantasmal; una alegoría que sirve para ejemplificar lo insignificante que es la vida de una persona en términos astronómicos.
«Halley reafirma la temporalidad del cuerpo humano dentro de una cultura que reniega de él», agrega.
Finalmente, «Halley es un ensayo sobre la angustia que sentimos cuando el control que pensamos tener sobre nuestros cuerpos desaparece»; una angustia que es palpable en todos lados, desde la calle hasta en los espejos de un gimnasio como en el que trabaja Alberto.
«La muerte es una condición».
Hoffman se refiere así a su reciente producción, que fuera merecedora en 2012 de los premios de post-producción y distribución del Fondo FOPROCINE, así como el Selección – Cine en Construcción 21, de Toulouse / San Sebastián.
«Halley» se estrena hoy en las salas de cine de México, luego de haber desfilado por festivales internacionales como el de Morelia el año pasado y el de Rotterdam y Sundance a principios de 2013.