Ciudad de México, 1 de mayo (SinEmbargo).- Ayer, de nueva cuenta, la Cruzada Nacional contra el Hambre fue parte central del escaparate de los temas presidenciales. El abatimiento al hambre, que según el primer mandatario Enrique Peña Nieto padecen sobre todo 7.4 millones de individuos en México, se convirtió en un compromiso de gobierno refrendado una vez más.
Y para que este programa no se convierta en instrumento clientelar, el Presidente aceptó las condiciones del Partido Acción Nacional (PAN) para continuar en el Pacto por México y de viva voz, dijo que se investigará y sancionará a los funcionarios que lo hayan utilizado con “otros fines”.
Así, Peña Nieto aludió a la participación de 57 funcionarios, estatales y federales, en la repartición ilegal de los recursos de la Cruzada para asegurar votos para el PRI en las próximas elecciones en Veracruz, razón por la cual, el PAN se retiró en los hechos del Pacto por México.
Peña Nieto habló ante José Graziano da Silva, director de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) con quien firmó un memorándum de entendimiento. Este funcionario fue, entre 2003 y 2004, ministro extraordinario de Seguridad Alimentaria en el gobierno de Inacio Lula da Silva en Brasil, y el responsable de la aplicación del programa Hambre Cero, en el que está basado la Cruzada.
Ese programa impulsado en Brasil se ha vuelto modelo internacional, pero para el gobierno peñanietista, la Cruzada se ha transformado en su emprendimiento más controvertido no sólo porque sus recursos fueron utilizados para ganar votos; sino porque desde varias instituciones académicas, expertos en programas sociales consideran que son muchos más los individuos con el drama del hambre en México. Por ejemplo, en algunos estudios del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los académicos le han dicho a Peña Nieto que el tiempo corre en contra para casi 52 millones de mexicanos que sin vivir en pobreza extrema, tienen hambre y desnutrición.
Peña Nieto, ayer, refrendó la parte técnica de la Cruzada, pero anunció flexibilidad para perfeccionar las políticas públicas. "Estaremos abiertos a la cooperación y evaluación internacional", expuso
Dijo que la erradicación del hambre es una obligación moral y requisito para transformar a México, y que la Cruzada forma parte de una política para dar resultados.
En torno al hambre, exclamó: "Nos hemos propuesto darle al Estado una capacidad mayor para alcanzar el Estado eficaz". También dijo: “Todos tenemos que asegurarnos que México sea un país sin hambre”.
José Graciano Da Silva le había dicho a Peña Nieto que cuente con la organización que encabeza para ayudar a México en la Cruzada Nacional contra el Hambre. Dijo: “Este es el momento de México y estoy convencido de que México puede erradicar el hambre y será un ejemplo para los gobierno de América Latina y el Caribe”.
ANTE CONDICIONES
La noche anterior, en conferencia de prensa, el presidente del PAN, Gustavo Madero, advirtió al Gobierno federal que de ahora en adelante, la intervención de ese partido en el Pacto por México, dependerá del cumplimiento de la ley.
En voz de Madero, el PAN pidió el blindaje de los programas sociales para evitar su uso electoral, pero también la sanción a los 57 funcionarios denunciados ante la Procuraduría General de la República por usarlos con fines electorales.
La destitución de Rosario Robles Berlanga, Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) ya no apareció entre los condicionantes del PAN, como sí había ocurrido la semana anterior.
En el evento de ayer, efectuado en el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos, Robles Berlanga le dijo al Presidente: “No me cabe la menor duda que dentro de un año, cuando celebremos otra vez el mes de la Cruzada contra el Hambre (abril es el mes para esta cruzada), usted podrá rendir muy buenas cuentas, podrá decir sin ninguna duda que en México hay menos hambre y menos pobreza que cuando llegó a la Presidencia”.
Además, le presentó la estadística de su dependencia respecto a la recepción del programa. “Seis de cada diez ciudadanos estarían dispuestos a participar en algún movimiento para luchar contra el hambre. Y lo más importante: siete de cada diez mexicanos piensan que la Cruzada contra el Hambre nos une como país. Estamos ante una política pública que cuenta con toda la legitimidad social que une a los mexicanos, que genera lazos de cohesión, identidades y redes solidarias”, dijo la secretaria de Desarrollo Social que protagonizó la primer crisis política del gobierno peñanietista.
Al Presidente, lo reconoció: “Usted ha tenido el coraje y la fuerza para asumir este gigantesco reto, lo ha hecho con altura de miras y visión de Estado, no es para menos. Está de por medio la dignidad de millones de mexicanos. Usted nos ha instruido para actuar con un solo interés, el de México. Nos ha mandatado para no descansar mientras haya niños y niñas en nuestro país que se duermen sin comer. Mientras millones padezcan desnutrición, mientras millones de mujeres se tengan que quitar la comida de la boca para dársela a sus hijos…”
Según Robles Berlanga, “México vive un gran momento. Podemos decir que es un momento histórico, de ahí la imperiosa necesidad de encauzar la energía colectiva mediante la participación social para desplegar los esfuerzos del cambio”.