Por Ma. del Carmen Varela
México, 8 Mar. (Notimex).- Marginación social, rechazo, discriminación, amenazas y hasta golpes en contra de mujeres con preferencias sexuales diversas se viven aún en una sociedad machista que tiene mucho que aprender en materia de equidad y respeto al derecho del otro, considera la poeta y narradora cubana Odette Alonso, quien aunque no ha pasado en carne propia esos abusos, los ha conocido de cerca por amigas que no han tenido la misma suerte que ella.
Radicada en México desde hace casi dos décadas, Odette es una activa promotora de las letras latinoamericanas, en especial de las femeninas, y también una prolífica autora que tan sólo en 2011 logró publicar cinco libros que la han colocado ya como una voz imprescindible de la literatura de su país y también del mercado de habla hispana.
Entrevistada en el marco del Día Internacional de la Mujer, que se celebra este 8 de marzo, Alonso Yudú considera que la efeméride «no es algo para celebrar con bombones y flores», sino que es un día de reflexión y de conmemoración de la lucha que inició con el incendio en Nueva York y todo lo que se ha venido ganando, «(porque) es un hecho que ya no estamos en el mismo momento, hay una cantidad de trabajo y de logros y resultados que si habría que resaltar».
No obstante, opina, falta mucho para alcanzar la equidad y es un trabajo de todos los días el seguir exigiendo, para que la sociedad se acostumbre a romper el canon, porque son cosas tan arraigadas, que es fácil repetir el patrón; «habría que poner mucho énfasis en la educación de los niños y las niñas para que refuercen el patrón de la equidad», considera la autora.
Sobre si su condición de homosexual le ha representado un «handicap» que se suma al hecho de ser mujer, comentó que por lo menos en Cuba sólo recuerda un par de ocasiones cuando aún asistía a la universidad, en que llegó a ser limitada para participar de alguna actividad, o reconvenida por alguna amistad que mantenía.
Pero reconoce que esa suerte tiene mucho que ver con su actitud ante la vida en general, porque tras «definir eso», porque como a ella no le importa lo que se diga de su vida, «ha sido un alivio vivir abiertamente porque no tengo que ocultar nada, sé que para otra gente no es así de fácil pero para mi sí, porque si alguien tiene algún reparo en que viva con una mujer, pues es su problema no el mío», advierte categórica.
Y es que el año pasado, Odette decidió dar un paso importante en su vida, al casarse con la pintora hondureña Patricia Toledo. «No se trataba de que necesitáramos un papel, sino de que ejerciéramos un derecho que habíamos recién ganado», explica Alonso, para quien firmar ese papel representó una confirmación no del amor sino de sus derechos como mujer con preferencias diversas.
Subraya el hecho de que aunque vive en un edificio donde la mayoría de vecinos son mayores, siempre han sido muy respetuosos de su situación, aunque desde luego, dice, «no creo que en sus casas no lo digan o no lo comenten pero a mí no me han atacado y sospecho que esa falta de ataque directo es por mi manera directa de asumir la vida, y porque cuando veo a las personas heterosexuales o a otras homosexuales no estoy pensando lo que hacen en sus habitaciones», señala pícara la autora de la novela «Espejo de tres cuerpos».
Para Alonso Yudú, también es un hecho que desde finales de los 80 a la fecha se ha avanzado mucho en cuanto a la visibilidad de la mujer, primero, y de cualquier tipo de mujer en general, al grado de que hoy las hijas de las amigas ven con normalidad que dos mujeres puedan vivir juntas, cuando eso era algo que no se veía, incluso, recuerda, cuando ella llegó a México en 1992, alguien le comentó que en este país las lesbianas no existían, tal era el grado de invisibilidad del asunto, dice.
Ahora la cosa es mucho más abierta y cada vez más mujeres viven con la tranquilidad mía, agrega la autora de «Vísperas de fuego», para quien, sin embargo, el peso de la sociedad machista aún está presente y condiciona tanto a hombres como a mujeres, por ejemplo, en cuanto a muestras públicas de afecto, «pues hay sitios donde se siente una vibra fea que prefieres contenerte».
«Los heterosexuales te dicen, claro, pero porque yo no voy con un cartel en la frente y eso no es cierto, porque ellos sí van de la mano por la calle, hacen despedidas de soltero (a), la gran boda, siempre están demostrando que son heterosexuales, mientras los homosexuales aún no pueden hacer algo así, sin ser cuestionados», menciona.
Aunque también eso es un poco subjetivo, reconoce, porque eso de que el de a lado me miró feo, es algo que uno realmente no sabe; claro que hay discriminación y rechazo a la mujer homosexual, como la hay al hombre, pero mi modo de reaccionar ante ello ha sido la visibilidad y eso deja sin argumentos al de enfrente, asegura Odette, quien vive muy a gusto y sin complejos.