Ginebra, 15 ene (EFE).- Más de medio millón de malienses han abandonado sus hogares huyendo del conflicto que asuela su país y se refugian en países vecinos o vagan como desplazados en el interior, denunció hoy el Programa Alimentario Mundial (PAM).
Según los datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) -recogidos por la gubernamental Comisión sobre el Movimiento de Personas- del total de personas que han dejado sus comunidades de origen, 228.918 son desplazados internos.
La mayoría se encuentran en las regiones de Bamako, Segou, Kayes, Koulikoro, Sikasso y Mopti.
Con respecto a los refugiados malienses acogidos en la región, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha contabilizado 144.500, pero son los que tienen registrados.
De ellos, 54.100 en Mauritania, 50.000 en Níger, 38.000 en Burkina Faso, 1.500 en Argelia, y pequeños grupos en Guinea y Togo.
Tras los combates del fin de semana entre el Ejército maliense, con apoyo francés, y las milicias islamistas radicales, se ha incrementado el número de personas que han abandonado sus hogares y que han cruzado las fronteras vecinas.
«El recuento es muy difícil a causa de la inseguridad. Y la situación es muy fluida. Hemos contabilizado movimientos de «centenares» de personas, pero dada la situación, creemos que esas cifras se incrementarán en los próximos días», alertó Adrian Edwards, portavoz del ACNUR.
Estos numeros totales incluyen los desplazados y refugiados que huyeron en lo que se denomina «primera ola» de abril 2012, tras el golpe de estado de marzo del 2102, como el acumulado hasta ahora.
«La degradación de la situación sanitaria, de refugio, saneamiento, y seguridad alimentaria que hemos podido observar en los últimos nueve meses en el norte se está agravando conforme el número de desplazados internos se incrementa», aseveró Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA).
En junio de 2012, tres grupos salafistas -Ansar Al Din, Monoteísmo y Yihad en África Occidental (MYAO) y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI)- se hicieron con el control del norte de Mali, donde impusieron un sistema basado en una estricta interpretación de la «sharía», la ley islámica.
Ansar el Din rompió hace unos días el alto el fuego pactado en diciembre y lanzó una ofensiva hacia el sur, por lo que el Gobierno de Mali envió la pasada semana una petición de ayuda a la ONU y a Francia, que respondió con el envío de tropas y el inicio de operaciones aéreas contra los salafistas.
Por su parte, Marixie Mercado, portavoz de Unicef alertó del «alto riesgo» y de la «creciente preocupación» de que, en la huida, menores de edad sean separados de sus padres y sean eventualmente reclutados por las milicias armadas o sufran abuso sexual.
Elisabeth Byrs, portavoz del PAM, confirmó que la inseguridad ha obligado a desplazar personal que trabajaba en Mopti a Segou, y que en las próximas horas estos mismos empleados serán de nuevo trasladados a Bamako, «aunque es una medida temporal», especificó.
El PAM trabaja sobre el terreno con nueve ONG locales para lograr distribuir su asistencia alimentaria.
Hasta la fecha el PAM ha podido ayudar a 270.000 personas en el norte del país, una cifra que pretende ampliar a 400.000 durante 2013.
En total, en 2012, el PAM logró repartir comida a 1,2 millones de malienses.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), al menos 4,2 millones de malienses necesitarán ayuda humanitaria en 2013; de ellos, 2 millones necesitan asistencia alimentaria urgente, lo que incluye «cientos de miles de niños malnutridos». EFE