Ante el incremento brutal del precio de la energía y la reducción de las importaciones de gas ruso, varios países europeos como Alemania, Francia o Austria reabren sus centrales eléctricas con carbón. Una decisión que contradice los compromisos ambientales europeos de acabar con estas plantas particularmente contaminantes.
Por Raphael Morán
Francia, 18 de julio (RadioFranciaInternacional).- En menos de seis meses, la invasión de Ucrania por Rusia y la reducción de importaciones de gas ruso a Europa han desestabilizado el mercado de la energía. Los precios que ya estaban en aumento con la recuperación post pandemia se han elevado. Y ya planea una penuria de energía en Europa, donde varios países europeos han optado por algo hasta ahora impensable: reabrir temporalmente sus centrales con carbón para reemplazar los combustibles rusos.
De bajo costo, esta fuente energética es también la que emite más cantidades de CO2 en la atmósfera, recuerda Francisco del Pozo, coordinador del área de combustibles fósiles en la ONG Greenpeace España. «Puede estar entre 600 y mil gramos por kilovatio por hora. Si lo comparamos con el gas, tendríamos cantidades más bajas entre los 400 y los 600 de gramos de CO2 por KV/H», detalla el activista, entrevistado por RFI.
A pesar del compromiso europeo de eliminar esta fuente energética que contribuye fuertemente al efecto invernadero, varios países dieron marcha atrás.
En Austria, obreros fueron movilizados para reactivar la planta con carbón de Mellach, en Francia, se postergó el cierre de unas de las últimas plantas con carbón del país ubicada en Saint Avold mientras que Italia, Reino Unido y Países bajos tomaron levantaron también restricción sobre la generación eléctrica con carbón.
Alemania, por su parte, principal potencia industrial europea, dejó de comprar gas ruso y utilizará carbón, anunciaron las autoridades.
«Las decisiones de utilizar más carbón en la producción eléctrica no es una buena noticia para el clima», advierte Lola Vallejo. La experta en transición energética en el centro de análisis IDDRI con sede en París explica que Europa enfrenta dos crisis: la reducción de las importaciones de gas ruso que bajaron un 40 por ciento desde junio y la necesaria transición energética.
Preocupa en particular la situación de Alemania, particularmente dependiente del gas y carbón ruso, y que renunció a la energía nuclear.
REACTIVAR EL CERREJÓN
El carbón representa ahora un tercio de la generación eléctrica. Danny Carvajal, activista de origen colombiano y líder en Alemania de la campaña #VidaNoCarbón que agrupa a 165 organizaciones de 28 países, alerta sobre las consecuencias de esta penuria.
Y en nuestro mundo globalizado, el embargo al gas ruso terminará impactando a países en el otro extremo del planeta. El 6 de abril pasado, el Canciller alemán Olaf Schulz sostuvo una conversación telefónica con su homólogo colombiano Iván Duque en la que acordaron incrementar las exportaciones de carbón colombiano a Alemania para reemplazar el gas y el carbón ruso.
Pero las poblaciones locales de La Guajira, región colombiana donde se extrae gran parte del carbón, temen que la reactivación de El Cerrejón, la principal mina de carbón para responder a la demanda alemana agrave la deforestación y las violaciones a de los derechos humanos. Danny Carvajal, activista colombiano de la campaña #VidaNoCarbón pide frenar las exportaciones de carbón a Alemania. «Hay un punto de encuentro de las crisis, porque hay una crisis humanitaria en Colombia de destrucción de medio ambiente sistemática», explica.
¿Comprar gas ruso y financiar la guerra en Ucrania o importar carbón colombiano en detrimento de los derechos ecológicos y sociales? Para salir de esta alternativa mortífera, los expertos son unánimes: desarrollar fuentes de energía verdes como las eólicas no será suficiente. «Habrá que recurrir más a las fuentes de energías renovables», exhorta Lola Vallejo, experta en transición energética.
Abandonar el carbón no sólo es una urgencia para países como Alemania o Polonia que genera el 70 por ciento de su electricidad con esta fuente de energía. Gigantes como China o India también enfrentan este reto. Asia representa el 70 por ciento de la producción de carbón mundial y su producción aumentó más de seis por ciento en 2021, según el observatorio Enerdata.
Aunque sea temporal, la reapertura de las centrales con carbón, y el aumento de la producción mundial de este combustible altamente nefasto para el clima, muestra que la transición energética es una tendencia frágil. Las ONG ambientalistas insisten en Europa, la prioridad es reducir el consumo y el desperdicio de energía para para la carrera al extractivismo.