Ignacio Manjarrez
04/07/2022 - 12:02 am
El Presidente debe respetar y hacer cumplir la Ley y la Constitución
Nuestro país está sumergido en una de las más complicadas olas de violencia y criminalidad.
Pasan los días, los meses y los años de este sexenio y no vemos que en nuestro país se cumpla y se hagan respetar las Leyes y la Constitución Política; por el contrario, observamos expresiones sumamente lamentables de quien encabeza el Ejecutivo Federal, como el “abrazos no balazos” y demás mensajes “encontrados”.
Vemos con suma tristeza cómo el poder de las bandas delincuenciales ha sobrepasado a las autoridades locales, estatales y federales. El ejemplo más reciente y claro: el homicidio de dos reconocidos padres jesuitas de la Sierra Tarahumara a manos del crimen organizado.
Pero, ¿cuál es el problema de fondo de este y de las más de 120 mil víctimas de homicidios registradas en el país?
Para responder esa pregunta, tenemos que poner sobre la mesa los mensajes en contrasentido del Presidente, que influencian a los policías municipales, estatales, ministeriales y demás integrantes de las diversas corporaciones policiacas, y propician desinterés y desmoralización al ejercer sus actividades.
¿Para qué me meto en líos combatiendo criminales si el Presidente deja salir libres a los hijos de los delincuentes?, es una de las expresiones más generalizadas de quienes ejercen un cargo policial. El problema se acrecienta cuando el mandatario normaliza las actividades ilícitas, al expresar que los criminales también son personas comunes, o al darle el saludo “respetuoso” a la madre de uno de los capos más grandes que ha dado este país.
A esta situación podemos sumarle que la corrupción entre autoridades municipales, estatales y federales es uno de los mayores problemas arraigados y arrastrados por décadas. En ese sentido, al correr de los años no existido una estrategia clara para su solución, aunque el titular del Ejecutivo venga y nos diga que hay “bandera blanca” en esta materia al interior de su gobierno, mostrándonos un pañuelo blanco en las mañaneras.
Pero, por otro lado, está nuestra responsabilidad como padres de familia, en inculcarle a nuestros hijos que robar no es correcto; pues, por ejemplo, si a un menor de edad se le dice que no es adecuado robar un dulce en la tienda, y este lo hace, entenderá que puede hacerlo probablemente sin que haya consecuencias.
Nuestro país está sumergido en una de las más complicadas olas de violencia y criminalidad, no solo por el hecho sucedido en la Sierra Tarahumara, sino por lo que aconteció también hace algunos días en San Cristóbal de las Casas, en donde grupos antagónicos se enfrentaron por el control de los mercados.
Pero si hablamos de muertos, los vemos todos los días en cualquier rincón de nuestro territorio nacional, personas asesinadas, tiradas en las principales calles de las ciudades más importantes, fenómeno que se replica en gran parte de los municipios y también en las zonas rurales de México.
Por todo eso y más, es el Presidente, y nadie más que él, quien tiene la responsabilidad de ser el ejemplo, respetar y hacer respetar la Ley, el Estado de Derecho y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Pero como ciudadanos tenemos la gran labor de exigirle que cumpla con su encomienda constitucional de garantizar la seguridad y la paz para todos los mexicanos. #OpiniónCoparmex.
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