Detonó la confrontación el asesinato del líder transportista Francisco García Marroquín. Después ejecutan en el mercado a un distribuidor de pollos. En respuesta se da la quema de vehículos de Petaquillas.
Por Lenin Ocampo Torres
Chilpancingo, Guerrero, 10 de junio (ElSur).– Mientras en la Costa Grande y Tierra Caliente de Guerrero los grupos del crimen se reorganizan para pacificar la zona; en la región Centro Los Tlacos y Los Ardillos rompen su tregua de no agresión para comenzar una guerra por el control del territorio del municipio de Chilpancingo.
En la zona centro, la tregua se rompió la tarde del martes 31 de mayo cuando fue ejecutado a la luz del día, en una de las calles con más movimiento de la capital, el líder transportista Francisco García Marroquín, quien era el presidente de la Unión de Transportistas y Organizaciones del Estado de Guerrero (UTOEG).
Una fuente señaló a El Sur, que García Marroquín era cercano al grupo de Los Tlacos y era el encargado de gran parte de los transportes de taxis y Urvan en la capital.
Petaquillas, municipio de Chilpancingo Gro.
Después de retener un convoy del ejército mexicano, narco pobladores ligados al grupo criminal los ardillos, corren a pedradas a personal de la policía estatal y guardia nacional que fue a su rescate. pic.twitter.com/rGJTkGRioN
— Guerrero Bravo táctico..???? (@Guerrerobravo76) June 9, 2022
Días después, el lunes 6 de junio, fue asesinado en el Mercado Central de Chilpancingo, Tomás “N”, quien era el principal distribuidor de pollos y cuñado de uno de los jefes de plaza del grupo de Los Tlacos en Chilpancingo.
El distribuidor, de 35 años, fue ejecutado mientras realizaba algunos cobros a los locatarios del mercado a los que les surtía el pollo diariamente.
Luego de los asesinatos, la reacción del grupo de la sierra fue incendiar vehículos del transporte público de la ruta Petaquillas-Chilpancingo y suspender el servicio que dejó varados a cientos de usuarios que viajan a la capital a las escuelas y a sus centros de trabajos.
El 23 de mayo la Fiscalía del Estado de Guerrero (FEG) detuvo a tres presuntos integrantes de los Tlacos que supuestamente se dedicaban a la extorsión en el mercado de Chilpancingo.
Los detenidos, según la versión de algunos comerciantes consultados, eran los acaparadores del jitomate en el mercado central de Chilpancingo.
Esa misma noche al menos cinco vehículos fueron incendiados y varias casas fueron baleadas como reacción a la detención que realizaron las autoridades.
En #Guerrero se anuncia una declaración de #Guerra entre carteles "los tacos le declaran la guerra a los ardillos" ? pic.twitter.com/pul5oazsEh
— Lalo Hernández (@lalohdeza) June 9, 2022
El 18 de mayo, el grupo de Los Tlacos señaló en mantas colocadas en dos puentes de Chilpancingo que el secretario de Seguridad Pública, Evelio Méndez Gómez, había recibido 3 millones del grupo de Los Ardillos “para perseguir a Los Tlacos”.
En la misma manta amenazaron a las autoridades que serían “responsables de la guerra que se desate, ya que no van a permitir a nadie entrar a la plaza”.
Una de las fuentes explicó a El Sur que durante varios años la intervención del obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, ayudó para que los dos grupos nos se enfrentaran por el control de la zona.
“Había una tegua no escrita, de no agredirse y de que cada uno estuviera en sus territorios. Los Ardillos controlaban sus zonas que iban desde el municipio de Quechultenango hasta el Parador del Marqués (hotel localizado al sur de la ciudad) y Los Tlacos desde Tlacotepec hasta el Parador, podían andar en la ciudad sin ningún problema mientras ni uno o ni otro interfiriera en sus negocios”, explicó.
“La muerte de Marroquín detonó todo, ahora el grupo de la sierra amenaza con no dejar que el transporte cruce a Chilpancingo, algo similar cuando hace unos años el grupo de Chichihualco (de Isaac Navarrete Celis, el señor de la I) cortó el transporte y cerró el sitio de Urvan de Tlacotepec, la guerra es inminente por el control de la capital”, finalizó.
PACIFICACIÓN DE LA COSTA GRANDE Y TIERRA CALIENTE
Mientras tanto, en la Costa Grande y Tierra Caliente los grupos que operaban en la zona se han reunido y en su mayoría se han adherido a la Familia Michoacana (FM) al mando de Johnny Hurtado Olascoaga, El Pez, para formar un cártel más grande y pacificar una de las zonas que desde hace más de 10 años se encontraba en guerra constante.
El domingo 24 de abril, se llevó a cabo una reunión con jefes regionales de los grupos y pobladores en la localidad de La Morena, municipio de Petatlán, informaron pobladores de esta parte de la sierra.
La reunión fue encabezada por el líder de la FM, y se acordó la pacificación de la Costa Grande y Tierra Caliente para permitir “el desarrollo de la sierra y el regreso de los desplazados por la violencia”.
Así fue como gente del poblado de #Petaquillas en #Guerrero retuvieron a los militares el día de hoy, y lanzaron amenaza… "a como nos toque" después de de la jornada violenta en la zona.
Dicen que esa zona es controlada por "los ardillos" ? … dicen pic.twitter.com/Kn3h9roJZH
— Lalo Hernández (@lalohdeza) June 8, 2022
También acordaron “evitar la confrontación entre los pueblos que se enfrentaron por la violencia y el libre tránsito por los caminos de la sierra sin ser molestados por los grupos”.
“Son acuerdos que se trataron, lógico que mucha gente pues no confía mucho porque son muchos años de confrontaciones, de asesinados y desaparecidos, hay ciertas dudas, pero es un paso para la pacificación de nuestra sierra”, reveló uno de los pobladores.
La misma fuente señaló que antes de 2009, estás zonas de Petatlán, Coyuca de Catalán y Ajuchitlán del Progreso se encontraban bajo el control del comandante Ramiro del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
“Tenía mucha gente en sus columnas, en varios pueblos Ramiro tenía grupos que vigilaban toda la zona y después de su muerte pues se nos vino la guerra, una guerra que continuó por muchos años porque varios se voltearon a la delincuencia y muchos fueron asesinados, prácticamente con su muerte desaparecieron sus columnas”.
El asesinato del comandante Ramiro “nos dejó mucha sangre y desplazamiento, ahora con estos acuerdos se pretende volver a pacificar la zona, no sabemos bajo qué condiciones, pero esperemos que por fin después de tantos años en guerra realmente lleguemos a la tranquilidad de la sierra”, finalizó.