El investigador Ricardo Pérez Montfort habló con SinEmbargo sobre la tercera parte de Lázaro Cárdenas: un mexicano del siglo XX (Debate), un tomo de esta biografía en el cual se relatan los últimos 25 años de la vida del expresidente, una de las etapas menos conocidas y estudiada del expresidente.
Ciudad de México, 5 de junio (SinEmbargo).– “El daño que (Harry S.) Truman le hizo a América y a todo el mundo (con el bombardeo atómico a Hiroshima y Nagasaki) es inalcanzable. Con hombres así […] no puede haber simpatía ni amistad”. Las palabras son del Presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), quien al término de su sexenio, estuvo al mando de la región militar del Pacífico y que además se desempeñó como Secretario de la Defensa Nacional durante el Gobierno de Manuel Ávila Camacho, hasta el fin de este conflicto.
La frase fue escrita en los Apuntes del General y recuperada por el doctor Ricardo Pérez Montfort, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y maestro en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, quien acaba de publicar la tercera parte de Lázaro Cárdenas: un mexicano del siglo XX (Debate), un tomo de esta biografía en el cual se relatan los últimos 25 años de la vida del expresidente, una de las etapas menos conocidas y estudiada del expresidente.
“Su peso en el acontecer político empieza a disminuir y él incluso se propone, lo dice en varias ocasiones, no seguir influyendo, aunque no lo logra del todo, porque a cada rato lo están llamando, están acusándolo en los periódicos, o él mismo insiste en que la posición de México a nivel internacional debería ser un poco más firme, etcétera, pero también porque él mismo se mantiene lo más lejos de los reflectores posible”, comentó en entrevista Pérez Montfort, al explicar los motivos sobre por qué este periodo de la vida del General no es tan conocido como otros momentos trascendentales de su carrera, como fue la Expropiación petrolera.
Cuestionado sobre el episodio que protagonizó con el Presidente Truman, a quien no saludó en una visita a México y sobre si la postura del General frente al imperialismo es una de las partes más destacadas de su legado, el investigador de la UNAM compartió “que es una de las más importantes”.
“Por más que el Gobierno de Alemán le insistía y le pedía que se presentará a saludar a Truman y (Dwight) Eisenhower y él dijo ‘de ninguna manera, yo no me reúno con criminales de esas dimensiones’”, recordó.
Pérez Montfort señaló que el General Cárdenas era consciente de lo que el imperialismo había significado para México y para América Latina: “el imperialismo actuó en contra de Guatemala y en contra de Venezuela, estaba infiltrado en Colombia, estaba apuntalando golpes en Brasil en Centroamérica, era el principal aliado de (Anastasio) Somoza (dictador nicaragüense), en el fondo Cárdenas tenía en la mira y en la conciencia muy presente lo que el imperialismo había significado, y significaba, para América Latina”.
En ese mismo sentido, en libro recuerda los señalamientos vertidos en la prensa que tildaban a Lázaro Cárdenas como comunista, una cuestión que arreció cuando en 1955 fue galardonado con el Premio Stalin de la Paz, una presea equivalente al Nobel que era entregado anualmente por la Unión Soviética.
“Declararse comunista o ser señalado como comunista era ser el enemigo interno, en Estados Unidos era clarísimo. En México que no tenemos enemigos internos tan claros como en Estados Unidos se fueron construyendo, entonces a Cárdenas lo acusan constantemente de comunista, de prosoviético, antinorteamericano, que lo era, sí era antimperialista, no era antinorteamericano, era antimperialista en el fondo”, abundó.
No obstante, explicó que este episodio como parte de un ataque orquestado por la prensa conservadora de la época: “Es interesate cómo esta prensa, estos semintelectuales, que también hay que decirlo, es muy limitada, estos grupos son muy estrechos, muy básicos, entones ven ‘moros con tranchetes’ en todas partes, y están muy influidos por la iniciativa privada, por la Iglesia católica, por este posicionamiento a ultranza de México a ultranza de Estados Unidos, a favor de Estados Unidos, con un discurso nacionalista muy elemental: sí, México para los mexicanos, siempre y cuando nos apoyemos en el capital gringo o en las alianzas con los Estados Unidos”.
En cuanto a su influencia en los gobiernos que lo sucedieron en México, explicó que durante la época de Ávila Camacho existió cierta continuidad, que tuvo mucho que ver con su propia presencia como comandante del Pacífico y también como Secretario de la Defensa, pero indicó que esto cambió ya una vez que Miguel Alemán asume el poder en 1946.
“Hay un cambio en el modelo de desarrollo del país, esto que después se va a llamar desarrollismo o ‘Milagro mexicano’ que se suscita a partir de la propia administración de Miguel Alemán que va dejando atrás algunos puntos muy importantes que se mantuvieron bastante firmes durante el régimen de Lázaro Cárdenas, como por ejemplo, algo que cambia mucho es la falta de democracia sindical, otra cosa que cambia mucho es, digamos, el intento de frenar la propia Reforma Agraria, desde luego la presencia constante de los intereses norteamericanos en el México de la Guerra Fría, que de alguna forma resulta para los norteamericanos natural, pero para los mexicanos sí implica inmiscuirse en sus decisiones de su territorio, en su soberanía y demás, y esto, podríamos decir que va distanciando al modelo desarrollista del ‘Milagro mexicano’ del modelo cardenista”, indicó.
***
—Después de dos años de trabajo publica el tomo 3 de esta biografía de Lázaro Cárdenas. Advierte desde el inicio que es el periodo menos conocido del General. ¿A qué se debe este poco conocimiento de la vida de uno de los principales personajes de la historia moderna del país?
—Su peso en el acontecer político empieza a disminuir y él incluso se propone, lo dice en varias ocasiones, no seguir influyendo, aunque no lo logra del todo, porque a cada rato lo están llamando, están acusándolo en los periódicos, o él mismo insiste en que la posición de México a nivel internacional debería ser un poco más firme, etcétera, pero también porque él mismo se mantiene lo más lejos de los reflectores posible, está constantemente viajando, entre la Ciudad de México y su terruño, Michoacán, cuando a partir de 1946-1947, cuando lo nombran vocal ejecutivo de la Comisión del Tepalcatepec, tiene que tener sus oficinas en Uruapan, tiene que recorrer la región, y en esa región no hay muchos reflectores, eso también es cierto.
Aunque la prensa no lo olvida del todo, eso también es importante, la prensa constantemente recurre a él, no solamente para dar a conocer sus trabajos, sino también porque es una figura pública, mal que bien, sus opiniones, sus puntos de vista sí son tomados en cuenta, aunque él insiste en que no va a presentar posiciones. Yo me imagino que, en buena medida también por los antecedentes que existen, sobre todo durante el Maximato, lo perniciosa que fue la figura de Calles, después de que salió del poder, y el otro punto es que si bien él es relativamente consciente de que aunque niega que exista el Cardenismo como tal, es más le molesta la alusión misma de Cardenismo, yo creo de que sí es consciente de que sus opiniones tienen una valía y que va a haber gente interesada en saber qué es lo que él piensa sobre x o y.
—Describe a detalle no sólo la vida del General Cárdenas a partir de 1946, sino que relata toda la agitación política desde finales del Gobierno de Manuel Ávila Camacho y el inicio del mandato de Alemán hasta el arribo de Luis Echeverría. ¿El Gobierno fue un punto y aparte en comparación con todos estos gobiernos de la vieja guardia que lo sucedieron?
—No, no fue un punto y aparte, yo creo que por ejemplo, durante la época de Ávila Camacho existió cierta continuidad, que tuvo mucho que ver con su propia presencia como comandante del Pacífico y también como Secretario de la Defensa, pero después de esto, ya una vez que Miguel Alemán asume el poder en 1946, también creo que hay un cambio en el modelo de desarrollo del país, esto que después se va a llamar desarrollismo o “Milagro mexicano” que se suscita a partir de la propia administración de Miguel Alemán que va dejando atrás algunos puntos muy importantes que se mantuvieron bastante firmes durante el régimen de Lázaro Cárdenas, como por ejemplo, algo que cambia mucho es la falta de democracia sindical, otra cosa que cambia mucho es, digamos, el intento de frenar la propia Reforma Agraria, desde luego la presencia constante de los intereses norteamericanos en el México de la Guerra Fría, que de alguna forma resulta para los norteamericanos natural, pero para los mexicanos sí implica inmiscuirse en sus decisiones de su territorio, en su soberanía y demás, y esto, podríamos decir que va distanciando al modelo desarrollista del “Milagro mexicano” del modelo cardenista.
Cardenas sigue siendo una figura muy institucional, jamás encabeza o forma parte de la oposición, sí ejerce su posición crítica de pronto, sí llega a decir una que otra palabra fuerte sobre todo, por ejemplo, ante la docilidad de México frente al Golpe de Estado en Guatemala o incluso frente a las circunstancias que se viven en México que debería apoyar a la Revolución Cubana, y que de alguna forma la apoya, pero por otra parte quiere quedar bien con los Estados Unidos, entonces sí hay posicionamientos que marcan una diferencia importante, y al final de su vida, a pesar de que finalmente en el 68 se cumple uno de sus grandes sueños, que es que el Gobierno mexicano participe y eche a andar el gran proyecto de las truchas y de la siderúrgica Lázaro Cárdenas, en la costa del Pacífico, a pesar de ello, los documentos que él mismo escribe para 1969-1970, son fuertes críticas a lo que ha pasado con el proyecto de la Revolución Méxicana.
—¿Miguel Alemán traza la ruta que seguirá el PRI a lo largo de los años, en cuanto a política, conducirse y en cuanto a esa cuestión de corrupción?
—Absolutamente. Yo no le quito responsabilidades al General en la construcción y el armado del presidencialismo mexicano, eso desde luego está ahí, creo que el general Cárdenas respetaba mucho a la figura del Presidente como tal, por eso podríamos decir que es una izquierda institucional, pero también es cierto que los grandes avances de la corrupción económica, la corrupción política, la alianza entre empresarios privados y administradores públicos, el ‘hacerse de la vista gorda’ en materia de soberanía nacional y en materia de los propios recursos nacionales, de la explotación y de la entrega de estos recursos naturales al capitalista, eso se instaura con una fuerza particular durante la época de Alemán, no en vano el mote era “Alí Babá y los 40 ladrones”. En el fondo la corrupción del régimen alemanista se siguió viviendo a lo largo de los gobiernos priistas con una fuerza insólita, me atrevería a decir, incluso hasta el PAN, a partir del 2000 aprendió muchìsimo de eso, y la corrupción continuó, y la presencia de la corrupción es verdaderamente flagrante a partir del 46-47”
—¿Qué tanto impactó en su época esta insistencia de cierto sector conservador y de ciertos actores extranjeros de hacer ver al General como comunista, como aliado de la URSS?
—No hay que olvidar que esa es la Guerra Fría, sobre todo para los conservadores y para el planeamiento procapitalista norteameriacano, que es el modelo que se sigue, el comunismo significaba un anatema, lo peor que pudiera suceder. Entonces declararse comunista o ser señalado como comunista era ser el enemigo interno, en Estados Unidos era clarísimo. En México que no tenemos enemigos internos tan claros como en Estados Unidos se fueron construyendo, entonces a Cárdenas lo acusan constantemente de comunista, de prosoviético, antinorteamericano, que lo era, sí era antimperialista, no era antinorteamericano, era antimperialista en el fondo.
Cárdenas, no hay que olvidar, que su modelo, tiene estas inspiraciones que se pudieron ver en países como la República Checa, como Polonia, como Alemania Oriental, que son países que tenían un Estado fuerte, que era el rector de la vida económica, social y política, y esa es su inclinación, él está más en esa línea, no me atrevería a decir que era de ‘puño en alto’ a favor del comunismo, pero él realmente tenía un interés muy particular en cómo estos países, la Unión Soviética, China, y desde luego aquí en América Latina, Cuba, estaban implementando este modelo, claro, lo acusaban de comunista porque el repertorio de esa prensa es muy estrecho, son como muy elementales en el fondo, y se estableció una dicotomía de Cardenismo versus Alemanismo, sobre todo a partir de 1958-59, que se exacerbó con la Revolución Cubana, y la defensa de Cárdenas de la Revolución Cubana, porque no hay que olvidar que eventualmente Cuba se convirtió también en el “péguenle al negro latinoamericano”, la OEA se organiza en contra de ellos, Estados Unidos lo boicotea, el único país que más o menos trata de mantener cierta amistad con Cuba es México, y claro, la Unión Soviética.
Pero es interensate cómo esta prensa, estos semintelectuales, que también hay que decirlo, es muy limitada, estos grupos son muy estrechos, muy básicos, entones ven “moros con tranchetes” en todas partes, y están muy infuidos por la iniciativa privada, por la Iglesia católica, por este posiconamiento a ultransa de México a ultransa de Estados Unidos, a favor de Estados Unidos, con un discurso nacionalista muy elemental: sí, México para los mexicanos, siempre y cuando nos apoyemos en el capital gringo o en las alianzas con los Estados Unidos.
—Es muy interesante conocer la postura del General Cárdenas frente al imperialismo. No hay nadie que no sepa su papel frente a la expropiación, pero por ejemplo episodios como su negativa de reunirse con Truman por su responsabilidad en el lanzamiento de las bombas atómicas, al menos yo no las conocía. ¿Considera que su postura frente al imperialismo es una de las partes más destacadas de su legado político en México y Latinoamérica?
—Yo creo que es una de las más importantes, desde luego, el caso de que por más que el Gobierno de Alemán le insistía y le pedía que se presentará a saludar a Truman y Eisenhower y él dijo “de ninguna manera, yo no me reúno con criminales de esas dimensiones”, tampoco le tocó reunirse con Stalin, me imagino que a Stalin sí lo hubiera saludado, pero sí saludo a de Gaulle, por ejemplo, cuando vino a México, tampoco hubiera saludado al rey de España, por ejemplo, o a Franco, eran enemigos declarados en el fondo, y además no había relaciones con España en ese momento.
Sí es su posición antiimperialista, y sobre todo porque era consciente de lo que el imperialismo había significado para México y para América Latina, todavía el imperialismo actuó en contra de Guatemala y en contra de Venezuela, estaba infiltrado en Colombia, estaba apuntalando golpes en Brasil en Centroamérica, era el principal aliado de Somoza, en el fondo Cárdenas tenía en la mira y en la conciencia muy presente lo que el imperialismo había significado, y significaba, para América Latina.