¿Es posible vencer al VIH? Algunos casos han sorprendido a los médicos y un tratamiento experimental plantea la posibilidad, sin embargo, aún quedan interrogantes.
Por Santiago Roura Ferrer
Profesor asociado Facultad de Medicina, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
Madrid, 20 de mayo (The Conversation).- El “Paciente de Berlín”, sobrenombre con el que se conoce a Timothy Ray Brown, consta como el primer ser humano de la historia en vencer al Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en 2017.
Y no es un caso aislado. En 2019 se dio a conocer otro caso de erradicación del virus, el de Adam Castillejo, un venezolano que pasó a ser denominado el “Paciente de Londres”. Y a principios de 2022, investigadores estadounidenses presentaron en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI2022) el tercer caso conocido de remisión: el de una mujer de Nueva York.
¿Qué tienen en común estos tres pacientes? Que todos ellos recibieron un tratamiento con células que eran resistentes a la infección por VIH debido a una mutación muy específica aunque poco frecuente. Por eso algunos expertos consideran que estas tres experiencias demuestran que el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), la etapa final de la infección por VIH, podría convertirse en una enfermedad curable en un futuro muy próximo si se consiguen generalizar esta terapia.
No obstante, como veremos a continuación, existen otros datos que arrojan ciertos atisbos de duda sobre esta previsión.
EL «PACIENTE DE BERLÍN»
El VIH es un retrovirus que destruye completamente el sistema inmunitario de las personas infectadas. En la actualidad, los medicamentos antirretrovirales consiguen controlar la replicación del virus y la progresión de la enfermedad, pero no curarla.
Timothy Ray Brown, un estadounidense afincado en Alemania, fue diagnosticado de sida en 1995 y recibió un trasplante de médula ósea como parte de un tratamiento con células madre hematopoyéticas 12 años más tarde. Tenía asumido que la suya era una enfermedad crónica pero, para sorpresa de todos, tras la operación desaparecieron los síntomas de inmunodeficiencia. Incluso pudo abandonar los medicamentos antirretrovirales –bajo estricto control médico, eso sí– porque ya no había rastro del VIH en su cuerpo.
Al parecer, su organismo había adquirido resistencia a cualquier subtipo o quasiespecie de virus R5. Se llaman así porque para entrar en los linfocitos T CD4 utilizan una “cerradura” llamada receptor CCR5. Sin embargo, aún cabía la posibilidad de que otra subclase del virus, el virus X4, pudiese infectarlo debido a la existencia de una entrada alternativa denominada CXCR4. Por ello, como medida de prevención, Timothy siguió tomando diariamente tratamiento para reducir el riesgo de reinfección por VIH.
Tristemente, el destino le tenía reservada otra mala jugada. Meses después de superar el SIDA le fue detectada una leucemia mieloide aguda que terminó matándolo en 2020.
EL «PACIENTE DE ESSEN»
Un consorcio internacional denominado IciStem estudió el segundo caso de remisión de VIH tras recibir un trasplante de células con la mutación CCR5 Δ32 a causa de un linfoma de Hodgkin. Lo que se pretendía con el tratamiento era curar un linfoma en un paciente londinense. Pero se encontraron con un maravilloso “efecto secundario”: el virus se esfumó. Y después de 18 meses sin medicación antirretroviral, no mostraba ni rastro del virus causante del SIDA en su cuerpo.
¿Significa eso que el trasplante celular es la solución? No necesariamente. Por un lado porque, según los mismos investigadores de IciStem, es una estrategia muy agresiva, con una mortalidad de un 40-50 por ciento. Y por otro porque aún queda mucho camino por recorrer antes de demostrar su eficacia.
Sin ir más lejos, en 2014 se reportó el caso de otro hombre conocido bajo el pseudónimo de “el Paciente de Essen” que, a pesar de recibir un trasplante similar, experimentó un rápido efecto rebote o de subida del virus mientras estuvo sin tratamiento antirretroviral. Finalmente, el paciente sucumbió a la recurrencia de un linfoma que padecía.
Este mismo efecto rebote se observó en otros tres pacientes tras suspender su medicación antirretroviral, aunque en esos casos el fracaso podría deberse a que recibieron células sin la mutación CCR5 Δ32.
EL FUTURO DE LA LUCHA CONTRA EL SIDA ES PROMETEDOR
La buena noticia es que hay esperanza. Según los investigadores de IciStem, los datos publicados apuntan a que hay caminos para conseguir una remisión total del virus. Y confían en que podría conseguirse de forma poco agresiva. Hasta la fecha, IciStem ha llevado a cabo unos 40 trasplantes en pacientes con enfermedad hematológica, de los cuales nueve tenían previamente la mutación CCR5. Al menos la mitad de ellos superaron el año postrasplante sin dejar de tomar antirretrovirales.
Mientras tanto, la Paciente de Nueva York (también trasplantada) sigue sin experimentar rebote vírico. Es seronegativa en la prueba de anticuerpos del VIH y su leucemia continúa remitiendo.
Habrá que esperar a tener nuevos datos de seguimiento de estos pacientes para llegar a conclusiones más fiables acerca de estas posibles curaciones y confirmar que existe una asociación causa-efecto directa y que no son meras coincidencias.
Si se logra esclarecer los mecanismos que hay detrás de la eliminación del virus en estos pacientes trasplantados y se reproducen los resultados mediante intervenciones dirigidas contra CCR5 de menos riesgo pero más eficaces y sostenibles en el tiempo (vacunas con agentes revertidores de latencia, anticuerpos neutralizantes y edición génica, entre otras), quizás logremos someter al VIH de una vez por todas.