¿Qué sucede en el desarrollo del bebé durante los primeros mil días de vida y por qué son tan importantes? Una experta explica al respecto.
Madrid, 15 de mayo (Europa Press).- Fundevas, ONG dedicada al desarrollo del vínculo del bebé con sus progenitores a través de la neurociencia, reivindica la importancia de intervenir de manera integral en los primeros mil días del bebé; es decir, desde el embarazo hasta cumplir los dos años, ya que este periodo es «clave» para la salud física, emocional y mental del pequeño, y tendrá consecuencias en su vida adulta.
«Está demostrado, desde el punto de vista científico, que los primeros mil días es la etapa más importante en la neuroplasticidad cerebral, porque es cuando se establecen mayor número de conexiones neuronales y donde se forman las bases de la salud, tanto física como emocional y mental de la persona, teniendo consecuencias en la vida adulta», ha explicado una de las socias fundadoras de Fundevas, Mar España, en declaraciones a Europa Press.
«Es como si naciéramos con un ordenador virgen, y el software, es decir, nuestro comportamiento y estilo de vida, se establece en el embarazo y en los dos primeros años de vida», continúa. «Todo lo que hagamos en infancia temprana tiene efectos que se multiplican mucho más», puntualiza por su parte la presidenta de la ONG, Fabiola Cortés-Funes.
Según destacan desde la entidad, se trata de la etapa de mayor desarrollo cerebral porque se crean entre 10 mil y 15 mil conexiones, y la mayoría quedan establecidas antes del nacimiento. Es decir, en 24 meses, se crean 20 millones de conexiones por segundo.
Además, en este periodo, la plasticidad cerebral es máxima y el esfuerzo, mínimo. La curva se invierte a los 30 años, donde ya empieza a ser mayor el esfuerzo que la plasticidad para producir un cambio en el sistema nervioso. «Es más fácil y menos costoso formar circuitos cerebrales fuertes durante los primeros años que intervenir o ‘arreglarlos’ más tarde», insisten desde Fundevas.
Además, en los primeros mil días se produce el mayor desarrollo de las memorias implícitas que se crean y son las únicas posibles durante los primeros años de vida, y que incluyen los hábitos, la sensibilización y el condicionamiento clásico, así como destrezas perceptivas y motoras.
«Desde la concepción al primer año de vida se configura el sistema de creencias, que condicionan nuestro comportamiento en la vida adulta. Es la etapa de mayor desarrollo del sistema límbico inferior, clave para afrontar el estrés y el medio, y que regula nuestro condicionamiento emocional», añaden.
Según ambas fundadoras, la diferencia de Fundevas con otras entidades que hacen los cursos clásicos de preparación al parto es que «el parto dura un día, pero lo más importante es qué siente el bebé desde el embarazo y lo que pasa en el momento del nacimiento». Es por ello que realizan cursos de mindfulness desde el embarazo, para mejorar la seguridad de las madres, y utilizando recursos de psicología perinatal.
«Nosotros fundamentalmente damos recursos para aumentar el vínculo de la madre y del padre, que también tiene un papel fundamental», señalan. En los primeros meses, el bebé necesita el cuerpo de su madre, pues sólo el contacto piel con piel estimula la oxitocina en el cerebro de los dos. «Pero el padre en esos meses tiene una función muy importante, porque es como el escudo protector de la diada madre-bebé. Puede ayudar muchísimo a que la madre se sienta segura y a que, por tanto, genere oxitocina y dopamina, las hormonas del bienestar y del amor», señala España.
Tal y como añade, a nivel químico, esto llega por la placenta al bebé. «En cambio, si la madre se siente sola o sin apoyo, eso genera químicamente cortisol, un estrés tóxico en la madre o depresión, lo que podría dejar una impronta en el bebé», precisa la fundadora, en declaraciones a Europa Press.
De hecho, las intervenciones a las que se refiere Fundevas también son necesarias porque el 20 por ciento de las gestantes tienen algún síntoma depresivo mental durante los primeros mil días y el 10 por ciento de los bebés son prematuros. «Sin embargo, el sistema de salud solo mide variables físicas en el embarazo, sin potenciar las bases de un mejor desarrollo del bebé y del vínculo», explican desde Fundevas.
En este sentido, desde la ONG lamentan que en España «falta coordinación integral de la atención a la embarazada», ya que solo se hace un seguimiento de la diabetes, de la tensión, del peso y de las ecografías, sin detectar si la mujer presenta síntomas de depresión o su familia tiene circunstancias adversas. «Si se prestara una prevención y un tratamiento temprano a la unidad familiar, ahorraríamos mucho al Sistema Nacional de Salud», comenta España.
ECONOMÍA E IMPACTO SOCIAL
Además, según las expertas, a nivel económico, los primeros mil días es la etapa de mayor retorno de la inversión. «El beneficio y ahorro en términos de salud pública e impacto social es inmenso», señalan. Según defiende la presidenta, que es también terapeuta perinatal, «es más fácil criar a un niño sano que sanar a un adulto herido, en cuestiones de tiempo y dedicación».
Por ello, defienden que el desarrollo durante la primera infancia influye directamente en la economía, la salud y las consecuencias sociales para los individuos y la sociedad. De hecho, se estima que desde la concepción al primer año de vida es la etapa vital en la que se obtiene una mayor rentabilidad en la inversión, un 13 por ciento. «En términos de salud pública, no hay nada más importante que apoyar a la mujer y al bebé en este periodo», sentencia España, en declaraciones a Europa Press.