El escritor mexicano consideró que la instauración de la democracia en países latinoamericanos no generó un gran cambio en las estructuras de poder ni redujo los niveles de desigualdad en la región.
Por Macarena Soto
Madrid, 29 de abril (EFE).– El escritor mexicano Jorge Volpi explica con sencillez y precisión los problemas de América Latina, entre los que destaca la desigualdad que rige el continente, y cuando analiza la desafección de los latinoamericanos hacia la democracia, tiene claro que se debe a la acción de los propios demócratas.
«La desafección hacia la democracia en todo el continente es una realidad y la causa principal o la culpa de esto es de los demócratas o de quienes se proclaman demócratas», cuenta en una entrevista con EFE en la Casa América de Madrid.
Volpi, quien acaba de presentar el libro de su segunda obra de teatro, Las agujas dementes, cree que la «anhelada» democracia que esperaba América Latina no trajo los cambios deseados.
«La democracia, para la mayor parte de América Latina, era en el siglo XX un anhelo, una utopía por la que se luchó y se perdieron muchísimas vidas contra regímenes dictatoriales o autoritarios», piensa.
Así, cuando se restablece la democracia en la región a fines del siglo XX y comienzos del XXI, la ciudadanía de la región «esperaba que resolviera grandes conflictos» y diera salida a la demanda de «libertad» y de acabar con la «enorme desigualdad».
«Estos nuevos demócratas implantaron la democracia electoral, pero eso no ha significado un cambio drástico de las estructuras de poder que siempre beneficiaron a unos cuantos», considera.
LA DEMOCRACIA NO DISMINUYÓ LA DESIGUALDAD
Volpi opina que la llegada de la democracia a la región no resolvió su gran problema, la desigualdad entre las clases sociales.
«Hay mucha más libertad, pero no se resolvió la desigualdad, solo se afianzó, es aun más grande que la que existía hace algunos años en América Latina, y de ahí surge la desafección de ciudadanos que no piensan que la democracia esté resolviendo sus problemas», continúa.
En ese sentido, cree que si se suman cuestiones como «el incremento de la violencia o la corrupción» se da con el «caldo de cultivo» para que haya «necesidad de otro cambio» de sistema.
«En toda América Latina ha pasado un poco que los liderazgos que ya no surgen de partidos tradicionales, que llamamos populistas, hacen un diagnóstico muy correcto de la situación y frustración de ciudadanos frente a lo que democracia les ofrece», indica.
Pero pese a realizar un diagnóstico correcto, «llegan al poder e intentan resolver los problemas con las soluciones equivocadas, que terminan recrudeciendo los problemas de desigualdad, violencia y falta de justicia».
«En esta situación tenemos regímenes populistas de izquierda y de derecha que no han resuelto los problemas pero que se valen de la polarización, de minar las instituciones democráticas o de achacar toda la culpa siempre a un enemigo del pasado o del exterior», incide.
UNA REGIÓN MILITARIZADA
Volpi subraya que la región no aceptaría golpes de Estado perpetrados por militares, pero recuerda que «el poder del ejército y de los militares se ha afianzado enormemente en muchos ámbitos de la vida pública» de países como México o Brasil, según ejemplifica.
«Ya no va a pasar que haya un golpe de Estado militar, pero hay una militarización de la sociedad en sectores donde no es visible, por lo tanto la sociedad lo permite», dice.
El mexicano se detiene para repasar la situación de su país que tilda de «dramática» y alude a que el Presidente Andrés Manuel López Obrador «no ha cumplido la mayoría de sus promesas electorales o las ha subvertido».
«No hay un cambio en política respecto al Estado de Derecho, que sigue sin existir en México, no ha habido reforma tributaria para tasar a los más ricos, ha habido un adelgazamiento del Estado y de la capacidad del Estado y ha habido una militarización que ninguno de los que votamos por él predecíamos», lamenta.
También se refiere a la institución que representa en España, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la mayor universidad del país, cuya comunidad, según afirma, «también fue muy importante» para el triunfo de López Obrador.
«También en la UNAM ha habido desafección hacia el Gobierno por sus políticas autoritarias de ataque o reducción de presupuestos a cultura y ciencia, que han hecho que la relación sea mucho más tirante que lo que uno se hubiera imaginado», comparte.