Meu nome é Bagdá es una película indispensable de revisar en estos tiempos. Habla sobre el poder, la necesidad y urgencia de la sororidad en una sociedad machista.
Ciudad de México, 26 de abril (SinEmbargo).– «Esta película va de mujeres que desafían las normas impuestas por la sociedad». La directora brasileña Caru Alves de Souza es contundente al hablar sobre Meu nome é Bagdá (Mi nombre es Bagdá), su último filme que la llevó a llevarse en 2020 el Gran Premio del jurado de Festival de cine de Berlín y que recién llegó al catálogo de Star+.
Bagdá es una chica de 17 años que vive en Sao Paulo, la ciudad más grande de Brasil. Minuto a minuto de este filme, la joven nos comparte su vida, su pasión por el skateboarding, nos presenta a su familia, pero también muestra cómo es crecer en un entorno marcado por el machismo.
Inspirada en el libro Bagdá o skatista del escritor brasileño Toni Brandão, la cinta sigue de cerca la cotidianidad de Bagdá que ha crecido dentro del matriarcado de su familia. Con padre ausente, su madre ha logrado sacarla adelante junto a sus dos hermanas gracias su trabajo en su salón de belleza.
«Yo quería hacer una película con muchas mujeres y una película que hablase sobre la solidaridad que existe y que puede existir entre las mujeres y cómo somos más fuertes cuando conseguimos apoyarnos unas a las otras y eso nos fortalece como seres humanaos y nos fortalece para enfrentarnos al machismo y a las dificultades de los cotidianos», comentó la directora Caru Alves de Souza en una entrevista con el Festival de Cine de Lima.
Aunque gusta de pasar con su familia, Bagdá da sus tardes a estar en la pista y practicar junto a sus amigos por horas en un Sao Paulo lejos del glamour de los costosos vecindarios y más cercano a la realidad de muchos brasileños que deben vivir al día.
Bagdá es una chica valiente. Ella decide con quién y cuándo estar, sea la pista o bromeando en el salón de belleza junto a las amigas de su madre. Es segura de sí misma, pero conforme va creciendo va notando las diferencias sociales que hay entre hombres y mujeres, como lo reconoce Grace Orsato, la actriz quien le dio vida en la pantalla.
“Sólo el hecho de tener una familia con ejemplos femeninos y todo tipo de feminidad, no sólo una feminidad estándar, eso le dio confianza. Ella no tiene miedo de hablar, no tenía miedo de sufrir machismo, homofobia, nada de eso, porque siempre tuvo muy buenas referencias” , dijo en una entrevista con CineBuzz.
El ambiente masculino del skateboarding en el que empieza a desenvolverse la hacen enfrentarse y a cuestionarse a sí misma.
La directora Caru Alves de Souza contó a medios de su país que esta visión de la cinta se fortaleció de forma paralela con lo que ocurría en Brasil: Las discusiones de género y raza en el medio audiovisual en las que ella participó activamente por años y también con el crecimiento del movimiento feminista que llegó a los colectivos skater.
La película, asegura, acompañó el cambio de esos tiempos desde la creación de su guión.
«Esa skate vive en un ambiente muy masculino del skateboarding pero sus hermanas y las amigas de sus madre tienen personalidades muy fuertes que van a fortalecer a Bagdá para que enfrente su cotidiano que a veces no es fácil para una chica skater«, señaló la cineasta.
La tarea principal de la directora en la cinta sobre todo fue apropiarse de espacios dominados por hombres:
«Nosotros hallábamos en la cinta este deseo de hacer que estas mujeres pudieran acercarse a lugares que habitualmente e históricamente son ocupados por los hombres».
Justo cuando Bagdá comienza a ser testigo las normas machistas de la sociedad, de cómo sus «amigos» comienzan a ejercer la violencia de género y el abuso en contra de ella, encuentra a grandes aliadas en el camino, chicas que también aman patinar como ella y que tampoco están dispuestas a que ningún hombre pase por encima de ellas y sus decisiones. Y es ahí donde cae gran peso de la cinta.
Meu nome é Bagdá es una película indispensable de revisar en estos tiempos. Habla sobre lo poderosa, necesaria y urgente que es la sororidad. Crear lazos y protegernos entre nosotras. En mirar a nuestras amigas, a nuestras madres y nuestras hermanas y verse reflejadas. Habla sobre la libertad en una sociedad machista.
Ahora el filme forma parte del catálogo de Star+ en este esfuerzo de la plataforma por incluir más cine hecho en nuestro continente y dirigido por mujeres, sumándose este título a otras películas como la mexicana Las niñas bien de Alejandra Márquez Abella y la argentina El prófugo de Natalia Meta.