La incidencia, los factores de riesgo de la COVID persistente, así como su definición, aún son poco claros. Los síntomas más comunes en este estudio fueron la fatiga y la falta de aire.
Madrid, 19 de abril (Europa Press).- Una investigación de la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos) ha revelado que el 30 por ciento de las personas tratadas por COVID-19 desarrollaron secuelas post agudas de COVID-19, más comúnmente conocidas como COVID-19 persistente.
Las personas con antecedentes de hospitalización, diabetes y un índice de masa corporal más elevado eran las más propensas a desarrollar la enfermedad, mientras que las que estaban cubiertas por la sanidad pública, en contraposición a los seguros médicos privados, o se habían sometido a un trasplante de órganos eran menos propensas a desarrollarla
Sorprendentemente, el origen étnico, la edad avanzada y el nivel socioeconómico no se asociaron con el síndrome, a pesar de que esas características se han relacionado con una enfermedad grave y un mayor riesgo de muerte por COVID-19.
About 30% of COVID patients developed Post Acute Sequelae of COVID-19 (PASC), most commonly known as "#longCOVID", @UCLA research finds. Surprisingly, ethnicity, older age, and socioeconomic status were not associated with the syndrome. https://t.co/myASuB1PTx pic.twitter.com/YmEV4gQhEN
— Medical Science and Technology #earlytreatments (@MedicalScitech) April 19, 2022
De las 309 personas con COVID-19 persistente estudiadas, los síntomas más persistentes fueron la fatiga y la falta de aire (31 por ciento y 15 por ciento, respectivamente) en las personas hospitalizadas, y la pérdida del sentido del olfato (16 por ciento) en los pacientes ambulatorios.
La incidencia y los factores de riesgo de la COVID-19 persistente, e incluso la forma de definir el síndrome, están poco claras. Los investigadores trataron de evaluar su asociación con los datos demográficos y las características clínicas a fin de idear los tratamientos más eficaces.
En concreto, estudiaron a mil 038 personas que se inscribieron en un programa entre abril de 2020 y febrero de 2021. De ellos, 309 desarrollaron COVID-19 persistente. Se determinó que una persona tenía el síndrome si informaba de síntomas persistentes en cuestionarios 60 o 90 días después de la infección o la hospitalización.
«Este estudio ilustra la necesidad de realizar un seguimiento longitudinal de diversas poblaciones de pacientes para comprender la trayectoria de la COVID-19 persistente y evaluar cómo los factores individuales, como las comorbilidades preexistentes, los factores sociodemográficos, el estado de vacunación y el tipo de variante del virus, afectan al tipo y la persistencia de los síntomas de COVID-19 persistente», ha explicado uno de los responsables de la investigación, Sun Yoo.