El Canciller mexicano Marcelo Ebrard describió la captura de «El Huevo» como una de las “más importantes de la década”. Sin embargo, la violencia no ha disminuido ni las circunstancias locales han mejorado desde entonces.
Por Victoria Dittmar
Ciudad de México, 28 de marzo (InSight Crime).- El Presidente de México asegura que el reciente arresto del presunto líder del Cartel del Noreste y el subsecuente despliegue militar evidencian el funcionamiento de la estrategia de seguridad. No obstante, la efectividad y sostenibilidad de estas operaciones son debatibles.
El 22 de marzo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador anunció durante su conferencia matutina que “todo ha vuelto a la normalidad” en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, ubicada en el estado de Tamaulipas.
Una ola de violencia se había desatado el 14 de marzo tras el arresto de Juan Gerardo Treviño Chávez, alias «El Huevo», presunto líder del Cartel del Noreste (CDN). En varias calles de la ciudad se quemaron vehículos y hubo enfrentamientos con armas de fuego entre las autoridades y miembros del CDN.
En respuesta a ello, el Gobierno federal movilizó 783 miembros de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) y 250 miembros de las fuerzas especiales del Ejército.
Las autoridades mexicanas y estadounidenses consideran a «El Huevo» como líder del Cartel del Noreste y del grupo de sicarios Tropas del Infierno, quienes son responsables, en parte, por la violencia que se vive en el noreste del país. Un día después de su captura, «El Huevo» fue extraditado a Estados Unidos, donde es requerido por la corte del Distrito Occidental de Texas por delitos relacionados al narcotráfico y el lavado de dinero.
El Canciller mexicano Marcelo Ebrard describió la captura de «El Huevo» como una de las “más importantes de la década”. Sin restarle méritos a tal suceso, esto no permite afirmar que la actual estrategia de seguridad sea exitosa.
A continuación, InSight Crime expone tres razones detrás de esto.
LAS REDES CRIMINALES EN TAMAULIPAS SIGUEN INTACTAS
El CDN sigue operando en el noreste de México a pesar de que Treviño Chávez haya sido su presunto líder. En la prensa mexicana ya se especula que su primo Juan Cisneros Treviño, alias «Juanito», ha tomado el mando.
Nuevamente, las autoridades mexicanas y estadounidenses siguieron la receta que han usado por décadas: descabezar a las organizaciones criminales sin capturar a mandos medios o desmantelar las bases de su estructura.
El CDN es una clara evidencia de cómo una organización criminal se puede mantener fuerte incluso tras pasar por un proceso de fragmentación. De hecho, el grupo se formó con escisiones del Cartel del Golfo, Los Zetas y otras células delictivas del noreste del país. Estas organizaciones han pasado por las muertes y capturas de varios líderes, y el resultado no ha sido su desmantelamiento, sino la reconfiguración y creación de nuevas redes criminales.
Hoy en día, lejos de tener estructuras estrictamente jerárquicas y unificadas, las organizaciones criminales de México han evolucionado a ser cada vez más atomizadas y polifacéticas. Generalmente actúan como redes de células y no como carteles, por lo que cada célula suele depender de condiciones locales y no necesariamente tiene influencia más allá de su territorio.
“Estos grupos [Zetas, Cartel del Golfo, Cartel del Noreste] sobreviven mediante pequeñas estructuras locales, no como grandes organizaciones”, dijo a InSight Crime Marisol Ochoa, investigadora de la Universidad Iberoamericana y experta en la evolución de dinámicas criminales en Tamaulipas.
“[Las células] dependen de su capacidad de expansión, control territorial y resistencia frente a otros grupos [rivales]”, agregó Ochoa.
En ese sentido, es probable que la captura de «El Huevo» sea un golpe fuerte, pero no fulminante para el CDN, quien también está presente en otros municipios del norte y centro del país.
No obstante, como InSight Crime recientemente reportó, es probable que actores como Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y otras bandas criminales de Tamaulipas, aprovechen este momento para ingresar al territorio donde operaba «El Huevo».
Continúa el uso de las fuerzas armadas para combatir la violencia
A pesar de un cambio inicial en el discurso de políticas de seguridad en México y un nuevo acuerdo bilateral con Estados Unidos, las fuerzas armadas siguen siendo la herramienta predilecta para combatir la violencia criminal.
La operación para capturar a «El Huevo» y los ejercicios militares consecuentes indican que no hay una intención para buscar alternativas pronto. El despliegue militar en Nuevo Laredo podrá ser una solución a corto plazo para detener los actos de violencia que se perpetraron tras la captura. No obstante, será insuficiente si no se construye una estrategia integral de seguridad en la que se involucren a las policías locales y a la sociedad civil.
Tanto en México como en el resto de Latinoamérica, las estrategias militarizadas y de mano dura históricamente han resultado en un espiral de violencia. Algunos estados con importante presencia militar como Michoacán, Guanajuato y Zacatecas siguen siendo testigos de constantes enfrentamientos, altas tasas de homicidios e incontables muestras de brutalidad en la vía pública.
La participación militar en la seguridad ciudadana también ha estado fuertemente relacionada con violaciones a derechos humanos y Tamaulipas no ha sido la excepción. Organizaciones como Amnistía International y el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo han alertado sobre decenas de posibles casos de ejecuciones extrajudiciales en el estado.
RENEGOCIACIONES DE PROTECCIÓN
Tamaulipas históricamente ha tenido enclaves criminales debido a su posición estratégica en la frontera con Texas.
Por varios años han existido relaciones de poder y acuerdos informales entre actores criminales y élites locales. Ejemplo de esto es el exgobernador Tomás Yarrington (1999-2005) quien está preso en Estados Unidos por colaboración con Los Zetas y el Cartel del Golfo. Francisco Cabeza de Vaca, quien termina su administración como Gobernador este año, también ha sido vinculado con el Cartel del Golfo.
“La participación de varios agentes del orden en actos criminales en Tamaulipas indica que siempre ha existido cierto tipo de protección para la delincuencia organizada”, dijo en junio del año pasado a InSight Crime Guadalupe Correa, profesora de la Universidad de George Mason en Virginia, Estados Unidos.
Con la entrada de un nuevo Gobierno en Tamaulipas en octubre, es probable que el CDN busque negociaciones y acuerdos de protección en los próximos meses.