Las artes y el deporte ruso han vivido una serie de expulsiones en la escena internacional a causa de la invasión a Ucrania ordenada por el Presidente Vladimir Putin. Mientras que algunas instituciones consideran que es parte del castigo que Rusia debe recibir, otros consideran que se está censurando y privando a rusos que, pese a su nacionalidad, están en oposición al Kremlin.
Ciudad de México, 19 de marzo (SinEmbargo).- La invasión a Ucrania ha dado lugar a muestras de solidaridad en el mundo del arte, la cultura y los deportes con los ucranianos, y al mismo tiempo ha dado pauta a sanciones y al veto de Rusia que se ha extendido a artistas, cineastas, expositores y deportistas en el ámbito internacional.
Desde la escala del conflicto entre Rusia y Ucrania no sólo hubo empresas occidentales y europeas que salieron –o pausaron operaciones– en el territorio del Kremlin, sino que algunos eventos e instituciones extranjeras decidieron dejar fuera a las y los participantes rusos.
Incluso, artistas, galeristas y entidades educativas y gubernamentales ucranianas han reclamado el establecimiento de sanciones culturales a Rusia, que eliminen su presencia en la escena internacional, con el objetivo de coartar sus «métodos de propaganda» y de que sus artistas se manifiesten contra Vladimir Putin.
Parte de las propuestas que hicieron los artistas ucranianos fue eliminar la cobertura de la cultura rusa en los medios de comunicación; prohibir los proyectos que involucren a la Federación Rusa o que usen sus fondos por ejemplo a través de centros culturales o museos y cancelar la participación de representantes de esa nacionalidad en festivales musicales o cinematográficos (como ya ha hecho Eurovisión entre otros muchos), así como en exposiciones, asociaciones y comités internacionales.
Todo ello «a menos que hagan una declaración pública inmediata, en términos claros e inequívocos, condenando las acciones del Gobierno ruso» y corten «todo vínculo con cualquier organización o institución, incluso parcialmente patrocinada por el Gobierno ruso».
CULTURA Y ARTES
Instituciones como la Ópera Metropolitana de Nueva York, la Feria del Libro de Fráncfort, el Festival de Cannes o la Academia de Cine Europeo ya han impuesto sanciones culturales por la invasión de Ucrania.
Una las salidas del arte ruso para el resto del mundo fue la de la soprano Anna Netrebko, quien se retiró de sus futuros compromisos en la Ópera Metropolitana en lugar de repudiar su apoyo al Presidente ruso Vladimir Putin, lo que le costó a la compañía una de sus mejores cantantes y una de sus mayores atracciones de taquilla.
Según una persona consultada por el diario español EFE, la Met hizo repetidos esfuerzos para intentar convencer a Netrebko de «repudiar» a Putin, pero no logró persuadirla, ya que el director general de la Met, Peter Gelb, días antes de la salida de la soprano dijo en un comunicado que la Met no contratará a artistas que apoyen a Putin.
“Es una gran pérdida artística para la Met y para la ópera. Anna es una de las mejores cantantes en la historia de la Met, pero con la matanza de víctimas inocentes en Ucrania por Putin, no había forma de avanzar”, dijo Gelb.
Poco antes de la decisión de la Met, se dio el colapso de la carrera internacional del director de orquesta ruso Valery Gergiev, quien ha mantenido una relación estrecha con Putin como director artístico y general del Teatro Mariinsky en San Petersburgo.
El director de orquesta fue despedido el pasado 2 de marzo como director titular de la Filarmónica de Múnich debido a que mantuvo su apoyo al dirigente del Kremlin y al mismo tiempo no rechazar la invasión de Ucrania.
Fue el Alcalde de Múnich, Alemania, Dieter Reiter, quien anunció la decisión después de que Gergiev, de 68 años, no accediera a cambiar de postura. El Festival de Verbier en Suiza también informó que que Gergiev renunció como director musical a pedido suyo.
La Filarmónica de Róterdam en Holanda también cortó lazos con Gergiev, diciendo que “una división infranqueable” entre la orquesta y el director sobre el tema de la invasión rusa quedó clara después de hablar con él. El anuncio puso fin a una estrecha cooperación entre la orquesta de Róterdam y Gergiev que databa de 1988 y también afecta un festival holandés que lleva su nombre.
En España, el Teatro Real de Madrid ha cancelado las actuaciones del Ballet Bolshói, previstas para el próximo mes de mayo, mientras que ha albergado gestos simbólicos contra el conflicto como envolver con la bandera ucraniana el féretro del héroe de «El ocaso de los dioses».
«Al instrumentalizar la cultura, el Gobierno ruso está matando cínicamente a la población civil en Ucrania, destruyendo los objetos de nuestro patrimonio cultural y tratando de negar la existencia misma de la cultura ucraniana y del estado ucraniano», remarcan.
El pasado 25 de febrero la Unión Europea de Radiodifusión (EBU, por sus siglas en inglés) dice que no se le permitirá a Rusia participar este año en el Festival de la Canción de Eurovisión. La alianza de organizaciones de medios de servicio público dijo en un comunicado que, dada la crisis sin precedentes en Ucrania, la inclusión de un participante ruso “desprestigiaría” la competencia.
“La EBU es una organización miembro apolítica de emisoras comprometidas con la defensa de los valores del servicio público”, dijo el grupo en Twitter. “Seguimos dedicados a proteger los valores de una competencia cultural que promueve el intercambio y la comprensión internacional, reúne a las audiencias, celebra la diversidad a través de la música y une a Europa en un solo escenario”.
De Nederlandse omroep @AVROTROS, mede-organisator van het Eurovisie Songfestival in 2021, roept de European Broadcast Union op Rusland met onmiddellijke ingang te schorsen als lid van de EBU. #ESC2022 #Eurovision2022 pic.twitter.com/GjIsL4Il8D
— Songfestival (@songfestival) February 25, 2022
Otro caso fue el de una de la bailarina Olga Smirnova, de 30 años, quien dejó la compañía de Bolshoi y denunció enérgicamente la invasión rusa de Ucrania a principios de marzo y consideró que “no podíamos permanecer indiferentes ante esta catástrofe global”.
Fue el Ballet Nacional Holandés el que anunció en un comunicado de prensa que esta “primera bailarina” se unía a la compañía con sede en Ámsterdam, convirtiéndose en la primera bailarina rusa en dar este paso desde el comienzo de la guerra.
También el director de orquesta ruso Tugan Sokhiev dejó su puesto como director musical del Bolshoi y la Orchestre National du Capitole de Toulouse, bajo el argumento de estar presionado a tomar una posición sobre los acontecimientos en Ucrania.
En Francia, Lucie Berelowitsch, directora del Centro Dramático Nacional de Normandía-Vire, lanzó una iniciativa para que los artistas se movilicen y se reciba a los artistas refugiados de Ucrania.
Otra de las bajas en el mundo del arte fue la de Laurent Hilaire, director de la tropa del ballet del Teatro Académico Musical Stanislavski de Moscú, quien dimitió por estar en contra de la guerra en Ucrania.
Otro de los sancionadores fue el Festival de Cine de Cannes, que anunció que en su más reciente edición no recibirá ninguna delegación rusa y a nadie ligado al Gobierno de Vladimir Putin, «a menos que el conflicto armado termine bajo condiciones satisfactorias para las personas ucranianas».
En su comunicado, el festival anual expresó que la decisión de esta medida se tomó con base en la «lealtad a nuestra historia que comenzó en 1939 como resistencia al fascismo y la dictadura nazi. Este espacio siempre servirá para que los/as artistas levanten su voz para denunciar a la violencia, represión, e injusticias, esto con el propósito de defender la paz y libertad». Con el anuncio, Roskino, organismo de promoción de películas respaldado por Rusia, queda fuera del Marché du Film: uno de los mercados de cine más importantes del mundo, en donde se realiza la adquisición de los derechos de distribución de las películas.
Misma situación con el festival de cine francés Series Mania, que dijo que Roskino queda excluido de participar en la exhibición internacional de su más reciente edición. El Festival de cine de Estocolmo, en Suecia, también comentó que no proyectará ninguna película rusa financiada por el Kremlin; y el festival de cine de Glasgow, en Escocia, eliminó dos películas rusas de su programa.
La Academia de Cine Europea en días recientes dijo que excluirán a todas las películas rusas de los Premios de Cine Europeos de este año, esto en respuesta a las palabras de la Academia de Cine Ucraniana.
«Las películas rusas en los festivales de cine crean la ilusión de que Rusia participa en los valores del mundo civilizado. Recuerden que las empresas usarán sus películas para pagar impuestos que van al presupuesto ruso, el cual financia al ejército que violó las fronteras de un estado independiente y compra misiles para bombardear a la población civil de Europa», convocó la academia de Ucrania.
OTROS RECHAZAN EL BOICOT
Ante los vetos y renuncias de artistas de origen ruso, hay otra parte de la comunidad artística –cineastas, escritores, músicos, entre otros– que se han opuesto a dichas posturas y han señalado las medidas como una forma de censura de las voces de Rusia.
De acuerdo con un testimonio recogido por Variety de un productor veterano ruso, el hecho de borrar a toda la comunidad artística de Rusia del panorama internacional provoca que se silencien las voces de protesta rusas, «aislando a las personas que quieren detener la guerra con quienes desean que sí ocurra».
El mismo artículo de Variety recopiló la opinión del productor Artem Vasilyev, quien participó en la realización de House Arrest, película galardonada en el festival de Cannes en 2021, en la que señaló que la decisión de invadir Ucrania tristemente causará un daño colateral en la industria cinematográfica rusa.
«La coproducción, especialmente con Europa, era una de nuestras principales herramientas, y prácticamente ya no existe, todo está detenido o cancelado. Todo por lo que he trabajo en los últimos 15 años ha sido cancelado. Sólo estamos esperando e intentando averiguar nuestros siguientes pasos», expuso Variety sobre los argumentos del productor.
También el Festival de Cine de Berlín (Berlinale) se pronunció en contra de boicotear de forma generalizada a cineastas y artistas rusos por la guerra de agresión rusa contra Ucrania, que condenó «enérgicamente», al tiempo que expresó su solidaridad con el pueblo ucraniano.
«La Berlinale se posiciona claramente en contra de un boicot generalizado a obras culturales en función de su procedencia, porque con ello se reprimirían también muchas voces críticas. Y el mundo necesita estas voces críticas», escribió el Festival.
El Festival defendió que «incluso ante la criminal guerra de agresión rusa» no se puede tratar de «excluir o aislar de la Berlinale a cineastas o artistas por su nacionalidad, porque con frecuencia precisamente sus obras transmiten críticas hacia los respectivos regímenes».
«Otra cosa es excluir de una participación en la Berlinale a instituciones oficiales estatales y, en este caso, justamente a instituciones rusas o delegaciones, así como a actores que apoyan al régimen mientras el Gobierno ruso libre esta guerra atroz contra Ucrania», precisó.
El director del Fondo de Cultura Económica (FCE), Paco Ignacio Taibo II, también externó su molestia de que la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara expulsara a editoriales rusas como sanción tras la invasión a Ucrania.
En un video publicado desde la cuenta de TikTok del FCE, el historiador dijo que esta clase de acciones son un “boicot” de la cultura y la circulación de libros a nivel internacional.
@fcemx La música y la cultura están bajo el asedio del conflicto militar entre Rusia y Ucrania. #noalaguerra #noalacensura #leertransforma
“Estoy muy enfadado porque ahora parece que […] hay un documento firmado por las ferias del libro de todo el mundo, entre las que está Guadalajara, en el que dicen que no van a invitar a editoriales rusas o agencias literarias rusas”, expuso.
El funcionario dijo que los organizadores “están locos” por practicar esta “nueva forma de censura”. Taibo II hizo referencia también a la Orquesta Filarmónica de Cardiff, Irlanda, quien retiró de sus recitales la pieza “Obertura 1812” del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky. “Esto no es un boicot contra la Rusia, no, esto es un boicot a la cultura, que el libro circule, se han vuelto locos de repente”, criticó.
EL VETO EN LOS DEPORTES
Además de los castigos políticos y económicos contra Rusia, el mundo del deporte ha seguido en la ola de sanciones iniciada por los organismos occidentales. En ese sentido, los atletas rusos se quedaron sin mundial de fútbol, ni competencias internacionales de todo tipo de deportes debido a que también se levantó una serie de «boicots» debido a la guerra iniciada por Putin.
Medios internacionales han remarcado que lo que sucede con estas esferas es que se espera que las sanciones emitidas provoquen inconformidad y se ejerza presión contra el Kremlin desde la opinión pública.
La FIFA fue una de las primeras instituciones en posicionarse contra la guerra y como medida el pasado 28 de febrero expulsó a Rusia del Mundial 2022 de fútbol de Qatar, pese a que la Federación rusa organizó el último mundial de 2018, que se disputará entre el 21 de noviembre y el 8 de diciembre.
La FIFA, en un comunicado conjunto con la UEFA, anunció la suspensión de los equipos y selecciones rusas «hasta nueva orden». Por su parte, la final de la Champions League se disputará en París, en lugar de la primera sede, que era la ciudad rusa de San Petersburgo.
El conflicto desatado por Rusia también ha afectado a los patrocinios: la UEFA rompió con el gigante ruso, Gazprom, uno de los principales patrocinadores desde 2012. También lo hizo el equipo alemán Schalke 04 con el mismo sponsor, y, por su parte, el inglés Manchester United rompió con la aerolínea rusa Aeroflot. De forma sorpresiva, el multimillonario ruso, Roman Abramovich, entregó «la gestión y la administración» del Chelsea a la fundación caritativa del club inglés.
Las sanciones contra el deporte también llegaron a la Fórmula 1, ya que la prueba automovilística del Gran Premio de Rusia, que se disputa en Sochi, fue suspendida. Mientras que la escudería Haas decidió que no va a lucir los colores rusos de su patrocinador Uralkali.
Las instituciones internacionales de boxeo y natación también suspendieron todas las competiciones que se llevarían a cabo en Rusia; en los mundiales de voleibol, que ocurrirán entre el 26 de agosto y el 11 de septiembre, Francia y Polonia amenazaron con no competir si Rusia se mantiene en la competición. Por su parte, la Federación Internacional de Hockey suspendió a los equipos rusos y bielorrusos. Mientras que Vladimir Putin, practicante de judo, fue suspendido como presidente de honor y Embajador de la Federación Internacional de judo.
Sin embargo, las medidas tomadas desde el deporte no han tomado en consideración las y los deportistas opositores al Kremlin, por lo que se ha perjudicado a deportistas que no tienen nada que ver con el Presidente Putin.
Entre los nombres de quienes se han pronunciado en contra de la guerra de Rusia contra Ucrania están el tenista Andrey Rublev, el futbolista Fedor Smolov, el ciclista Pavel Sivakov y la estrella del hockey hielo, Alex Ovechkin.
Para algunos analistas, las decisiones tomadas por la FIFA y el Comité Olímpico Internacional (COI) no son «congruentes con el pasado», ya que en otros conflictos internacionales y políticos no han tomado este tipo de medidas, pues han presumido históricamente de neutralidad y geopolítica.
-Con información de EFE, AP y The Conversation