Al mismo tiempo que el Gobierno de Estados Unidos pregona sobre energías limpias y sanciona por pesca ilegal, ha convertido a México en su principal bote de basura plástica en América Latina luego de la dificultad de exportarla hacia Asia por la pandemia y la restricción de China.
Ciudad de México, 15 de febrero (SinEmbargo).– América Latina, con México a la cabeza, es el nuevo basurero de los estadounidenses. El Gobierno de Joe Biden ha cabildeado sobre las energías limpias en torno a la Reforma Eléctrica y contra la pesca ilegal, mientras Estados Unidos exportó al país más de 84 millones de kilogramos de basura plástica durante 2021, unos 21 millones más respecto a 2020 (63 millones de kg), muestran cifras de la Oficina del Censo.
Este histórico aumento se explica porque China cerró las puertas a este tipo de importaciones desde hace cuatro años y también por los cuellos de botella generados en la pospandemia hacia Asia, el principal vertedero norteamericano, exponen organizaciones civiles como The Last Beach Cleanup (La última playa limpiada), con sede en California.
Su directora, Jan Dell, dijo en entrevista con SinEmbargo que la basura plástica estadounidense se traslada a México principalmente en camiones y llega en su mayoría de California (40 millones de kg) y Texas (40 millones de kg), estados vecinos de Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, por lo que advirtió que la contaminación atmosférica sufrida en China por la quema irregular de residuos plásticos podría ahora registrarse en territorio nacional.
«México no tiene la capacidad suficiente para reciclar sus propios desechos plásticos. ¡No deberíamos enviarles los nuestros!», afirmó. «La mayoría de lo exportado es PET#1, altamente contaminante».
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat), México ocupa el penúltimo lugar en reciclaje de residuos entre los miembros de la OCDE y hasta los datos más recientes, en 2018 contaba con 28 plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos, incluyendo plásticos.
De 1988 al 2017, China (y Hong Kong) importó el 72.4 por ciento de la basura plástica del mundo, negocio de reciclaje con un valor de 80 billones de dólares, expone el documental Sociedad de Consumo (Steve Rivo, 2019, EU). Las plantas de procesamiento de estos residuos operaban en las provincias costeras de Cantón, Zhejiang y Shandong.
Pero en 2018, el Gobierno chino restringió las importaciones de basura plástica provenientes particularmente de Estados Unidos y Europa, ya que las fábricas irregulares de reciclaje con mano de obra barata la incineraban, lo que provocó niveles de contaminación del aire altamente dañinos a la salud. La Ley también prohibe papel sin clasificar, residuos de ciertos minerales y desechos textiles.
En 2017, Estados Unidos envió más de 557 millones de kilogramos de basura plástica a China, pero para 2021 sólo pudo ingresar un millón 338 mil kilogramos, muestran las cifras históricas de la Oficina del Censo.
«Ahora que Estados Unidos está enviando la basura plástica a México y a Centroamérica, estos impactos negativos también están afectando a su país», dijo la ingeniera Jan Dell, quien en 2016-2017 fue vicepresidenta del Comité Asesor Federal de EU sobre la Evaluación Climática Nacional Sostenida.
En días recientes se han registrado diversos incendios en rellenos sanitarios que afectan la calidad del aire de la zona, aunque las autoridades locales no han determinado el origen. Apenas el domingo hubo un incendio en el vertedero de la Paz, Baja California, que causó contingencia ambiental y otro en el relleno de Hermosillo, Sonora, ambos estados fronterizos.
«Hay mucha basura de todo tipo amontonada y revuelta. [El Ayuntamiento de La Paz] ni siquiera se ha ocupado de implementar la Ley Desplastifícate», tuiteó Jazmín Samaniego, integrante del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).
La semana pasada también se reportaron incendios en un vertedero en Nanacamilpa, Tlaxcala, otro en Ciudad Juárez, Chihuahua, así como uno más en el relleno de Coxcatlán, Puebla.
Hoy, dos problemáticas convergen y sus consecuencias ponen en riesgo nuestra salud y nos obliga a quedarnos en casa (les suena familiar? ?). La quema de la gran cantidad de basura en el relleno sanitario de #LaPaz está contaminando (más) el aire. ? pic.twitter.com/toCU2NxKyi
— Jazz Chocolate ⚯͛ (@JazzChocolate) February 14, 2022
La Alianza Global de Alternativas a la Incineración (GAIA) recordó este año que al ser omnipresente, el plástico no sólo afecta a los océanos sino que es nocivo para la salud humana, por lo que urge un nuevo instrumento jurídico internacional que abarque el ciclo de vida del plástico (desde producción de petroleras como la estadounidense Exxon hasta tratamiento del desecho) para hacer frente a la crisis planetaria.
GAIA sugiere que este tratado considere la prohibición de plásticos de un solo uso, impuestos a plásticos, obligar a las industrias a producirlos con materiales que puedan reciclarse —en vez de con aditivos químicos que impiden que se reutilicen— e incentivar la cultura del desperdicio cero.
Pese al daño a la salud que estos envíos estadounidenses implicarán a la larga, en el marco del T-MEC el Gobierno de Biden está enfocado en presionar de manera diplomática al Gobierno mexicano para echar a andar proyectos energéticos renovables y ha sancionado al sector pesquero por incurrir en prácticas poco sustentables como la pesca de arrastre (llevarse con red a otras especies como tortugas).
El golpe más reciente fue una denuncia contra México entorno a la vaquita marina, una especie en peligro de extinción arrastrada por la pesca ilegal de totoaba en el Golfo de California.
LOS CUELLOS DE BOTELLA
Las exportaciones de desperdicio plástico que China e India dejaron de recibir del mundo se trasladaron a puertos del sudeste asiático, pero la pandemia ha complicado que Estados Unidos se deshaga de su basura por vía marítima hacia Asia, principalmente a Malasia, Indonesia, Filipinas, Tailandia y Vietnam, como lo solía hacer antes de la COVID-19 pese a su impacto en emisiones que agudizan la crisis climática, de acuerdo con los datos de la Oficina del Censo. Su vecino México se ha convertido en su alternativa más fácil y barata.
«Familias empobrecidas en condiciones inseguras e insalubres clasificaban, trituraban y derretían el plástico hasta convertirlo en plástico de baja calidad que nunca regresaba a los Estados Unidos en nuevos productos», planteó la directora de The Last Beach Cleanup, Jan Dell, sobre los procesos de reciclaje insuficiente en plantas asiáticas.
Pero ante el desequilibrio entre producción, demanda y envío de productos durante la reactivación económica posCOVID-19, se han generado cuellos de botella en puertos con filas y filas de contenedores de diversos sectores, incluyendo la industria del reciclaje. Las industrias como la automotriz —también afectada por la escasez de semiconductores— estiman que el flujo mejore a mediados o finales de este año.
En 2020, cuando comenzó el problema de logística en las cadenas de suministro y contenedores estacionados, Estados Unidos aún pudo mandar a Malasia 119 millones de kg de residuos plásticos frente a los 81 millones que tuvo la oportunidad de exportar en 2021. Caso parecido con Vietnam de 52 millones a 36 millones de kg o Tailandia de 17 millones a 6 millones de kg de basura plástica.
«He escuchado directamente de exportadores estadounidenses que están trasladando basura plástica en camiones a México porque es más difícil enviarla en barcos hacia Asia», aseveró Dell.
Les resulta más difícil y también más costoso enviar desechos plásticos a Asia. En cambio, es fácil transportarlos a México desde California (el mayor exportador) y también desde Texas, detalló con cifras de la Oficina del Censo, por lo que las exportaciones desde California aumentaron alrededor de 2 millones de kilogramos de 2020 a 2021.
El estado de California, además de exportar basura plástica a México, lo hace a El Salvador, Honduras, Ecuador y Guatemala, pero en menor medida.