China amenaza con remplazar a Estados Unidos como potencia en torno a la cual giran las economías de varios países latinoamericanos, apoyado de las deudas colosales que han adquirido varias naciones con Pekín. A la par, las relaciones intercontinentales entre los gobiernos del centro y sur de América con el gigante asiático se refuerzan gracias a las vacunas contra la COVID-19.
Ciudad de México, 8 de enero (SinEmbargo).- Cuatro días antes de la Navidad, el Presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que dentro de 30 años el domino económico y comercial que tendrá China en el mundo será inminente, por lo que llamó a los gobiernos de todo el continente americano a «unir fuerzas» y fortalecer la economía de este lado del mundo.
“En 2050, si no hay un fortalecimiento de la economía de América del Norte y de América, China va a tener el dominio económico comercial, del mundo y eso no consideramos que sea conveniente”, declaró el mandatario en su conferencia de prensa del 21 de diciembre, tras ser cuestionado por el “Plan México” que ha promovido el Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, en Estados Unidos para mejorar la integración comercial del continente y atraer empresas que ahora están en China.
Sin embargo, no es la primera vez que el Presidente mexicano señala el poder de la economía de China, también puso el tema sobre la mesa durante la Cumbre de Líderes de América del Norte, realizada en noviembre pasado en Washington. Ahí comentó que China “domina el 14.4 por ciento” del mercado mundial, mientras México, Estados Unidos y Canadá sólo representan el 13 por ciento.
Por ello, reiteró ahora que “hay que impulsar este plan” porque “si no se fortalece la economía en América del Norte, en 30 años China va a tener dominio por completo de la economía y del mercado mundial”.
“Y a nosotros, independientemente de la cuestión económica comercial, no nos conviene una hegemonía de ningún país, porque si no hay equilibrios, se van a querer resolver esas disparidades con el uso de la fuerza, con lo bélico”, añadió. A pregunta expresa, el Presidente reconoció que el “Plan México” promoverá la sustitución de importaciones en todo el continente.
Pese a los pronósticos de Andrés Manuel, la economía del país asiático se ha visto fortalecida en los últimos años por sus acuerdos comerciales, de los más importantes, los que mantiene con países de Sudamérica.
Un mes antes del último comentario sobre China por parte del Jefe del Ejecutivo federal, el 20 de noviembre, el país asiático respondió a cumbre México-EU-Canadá y aseguró que no es ninguna amenaza.
Medios nacionales rescataron que Ma Zhen, vocero de la Embajada de China en México, afirmó que el crecimiento de la nación asiática no representa ningún daño para la región norteamericana conformada por México, Estados Unidos y Canadá, sino una oportunidad de crecimiento económico.
“No amenaza, sino oportunidad. Los productos e insumos chinos bajan el costo de producción de la región, y aumentan los beneficios de las multinacionales y trabajadores”, mencionó Ma Zhen en respuesta a las declaraciones del mandatario mexicano en la Cumbre de Líderes de América del Norte, según el diario Reforma.
Mencionó que China no busca intencionalmente ocupar una gran proporción del mercado y marginar a otros países, por lo que aseguró que la nación asiática es fundamental para garantizar la integridad de la cadena productiva y el suministro mundial.
“No hay que tener miedo, pues cuando se menciona de esta manera pareciera que fuera como un «nuevo imperialismo» que si no cooperas con China puedes tener graves consecuencias. No está errada la declaración del Presidente, China sí va a ser, en realidad ya es una potencia económica muy presente en Latinoamérica, incluso en México, pero podríamos reconsiderar el papel que México puede aportarle a este crecimiento asiático, y viceversa”, opinó en ese sentido el internacionalista de la UNAM, Saúl Gopar Ensáztiga.
Gopar Ensáztiga indicó que México primero debería reconsiderar su capacidad como país, invertir más en infraestructura, en la capacitación técnica de los y las mexicanas, para competir en un mercado laboral “y que de esta manera no se importe mano de obra de otros países, en esta caso de China. Es decir, si nosotros vamos a tener tecnología de ellos, pues aquí en México tendríamos que saber cómo trabajarla, incluso como mejorar lo que el país asiático está produciendo”.
ECONOMÍA CHINA RESISTE A LA COVID
En el primer año de la contingencia sanitaria, el Producto Interior Bruto (PIB) de China creció un 2.3 por ciento, con lo que se confirmó que la economía del país asiático resistió a la pandemia de la COVID en un contexto de contracción económica mundial.
Aunque la cifra es la más baja desde 1976, China fue una de las pocas economías mundiales en registrar expansión económica y, especialmente, como la única de las potencias globales en conseguirlo en 2020.
Si bien en el primer trimestre de 2020 la economía de ese país tuvo un desplome del 6.8 por ciento, impulsado por el golpe más duro de la COVID-19, el PIB repuntó un 3.2 por ciento en el segundo trimestre. Continúo con una tendencia ascendente en el tercer (4.9 por ciento) y cuarto (6.5 por ciento) periodo del año.
Los primeros dos trimestres del 2021, el PIB de China siguió al alza logrando una variación anual de 18.3 y 7.9 por ciento, respectivamente, pero al tercer trimestre se ralentizó y quedó con una variación 4.9 por ciento.
RELACIÓN MÉXICO-CHINA
Aún con las «alertas» que ha lanzado López Obrador sobre «lo que puede ser China» en poco tiempo, en México el gigante asiático es el segundo socio comercial desde 2003 (55 mil millones de dólares en 2019), es la segunda fuente de importaciones (productos mecánicos y eléctricos, equipos de transporte, equipos ópticos, médicos y relojes, muebles, juguetes y plástico, en su mayoría intermedios para producir y exportar) y el tercer destino de exportaciones (minería, equipo de transporte, productos mecánicos y eléctricos, metales y alimentos), luego de Estados Unidos y Canadá. A su vez México es el segundo socio comercial chino en América Latina.
De acuerdo con la Embajada de China, la inversión acumulada en México ha sido de mil 800 millones de dólares con más de 200 empresas chinas asentadas en el país, principalmente de comunicación, infraestructura, manufactura y energía, como Huawei –que canceló el HDC Cloud 2.0 en China por el coronavirus–, ZTE, China Construction America, Nuctech, la estatal Norinco, CNOOC, CPECC, Hainan Airlines, Hofusan, ZKTeco, Baic, Alhua, Mindray, Didi, Baosteel o Hytera. La automotriz Chang An está interesada en instalar una planta.
Además, son más de mil empresas chinas con relación comercial con México sin presencia en el país.
También destacan en México el proyecto fotovoltaico de 375MW en Pachamama de Power China, la “Red compartida” de Huawei, el parque industrial Hofusan, el proyecto de explotación de petróleo en aguas profundas en el Golfo de México de CNOOC, la mina de cobre de Jinchuan, la planta de tubería de cobre de Jinlong, la planta de autopares Minhwa, la planta de equipos eléctricos de TCL y Hisens, y la planta de fabricación de textil Hengtian.
El analista internacional Saúl Gopar Ensáztiga indicó que China está a la vanguardia de muchos desarrollos tecnológicos, los cuales México puede aprovechar estos convenios para redefinir su relación con China y ver de qué manera puede obtener estos beneficios tecnológicos.
Durante el sexenio pasado, los presidentes Enrique Peña Nieto y Xi Jinping se reunieron siete veces de 2013 a 2017 para «mejorar la relación bilateral». La estrategia conjunta se reflejó en convenios e infraestructura en el puerto de Manzanillo, Colima, y el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán. Pese a estos acuerdos comerciales, hay dos temas que quedan pendientes: el primero es que la relación entre México con el país asiático aún no consolida la atracción de inversión [el mayor reto que se tiene, de acuerdo con especialistas consultados por SinEmbargo en 2018]y el turismo chino; en segundo lugar, es de resaltar que la relación comercial se basa principalmente en las importaciones chinas por lo que es “desigual”.
Según la Balanza Comercial de Mercancías de México en 2015, las importaciones de mercancía del sector manufactura con China registraron sólo durante abril un monto de 5 millones 531 mil dólares. En tanto, la exportaciones de mercancía a China registraron en enero 370 mil 131 dólares en enero, 446 mil 344 en febrero, 423 mil en marzo y 331 mil hasta abril de ese año.
En ese sentido, Gopar Ensáztiga dijo que debe redefinirse la relación comercial entre ambos países con las nuevas posibilidades que vayan existiendo y con los nuevos tratados y compromisos que se vayan adquiriendo.
«Si bien si importamos más de lo que exportamos hacia China, México debe replantearse esta situación y ver de qué manera se puede aportar al país asiático. Hay que cambiar para tener un poco más de exportaciones y hay posibilidad, porque somos un país megadiverso, y hay muchísimas oportunidades en el campo sobre todo. Debemos aprovechar este potencial para restablecer la relación con China».
PRESENCIA DE CHINA EN LATINOAMÉRICA
El gigante rojo es el mayor socio comercial de Brasil, Perú, Argentina y Chile por sus materias primas. El petróleo crudo y las semillas de Argentina y Brasil, los minerales y metales de Chile y Perú, desechos y metales no ferrosos de México y Colombia representan gran parte de las exportaciones hacia la nación asiática.
«El interés de China en la región es respecto a las materias primas y pues generar mayor sinergía tanto política como económica para llevar a cabo los planes que tienen de expansión y enriquecimiento del país asiático. Además, busca de cierta manera acaparar un mayor mercado para expandir sus influencias comerciales, sobre todo, pero también políticas, porque bueno, como hemos visto, últimamente China ha abarcado muchísimas áreas en el comercio internacional. Incluso más que Estados Unidos en algunos países», dijo al respecto el analista Gopar Ensáztiga.
Además, tal como subraya el periodista Axel Guyldén para el diario francés L’Express, «el único cable Internet submarino que conecta Sudamérica y África fue desplegado por China en 2018 entre Brasil y Camerún«.
La creciente influencia de Pekín en América Latina desde hace unos 15 años la recapitula el reportero en su artículo Cómo Pekín se apropia de América Latina y en él sostiene que «el continente latinoamericano, que era el ‘patio trasero’ de Washington, se ha convertido en el terreno de caza exclusivo de China«.
Otro ejemplo de este fenómeno es la instalación en 2017 en Argentina de una estación china de observación de satélites en la provincia de Neuquén (Patagonia), la cual es administrada directamente por el Ministerio chino de la Defensa.
«Los chinos no compran ‘en’ Brasil, sino que están comprando ‘al’ Brasil», llegó a decir alguna vez Bolsonaro, si bien el semanario aclara que esto fue antes de que el Presidente brasileño se mostrara menos severo con Pekín.
«Mientras usted está leyendo estas líneas, 300 buques-fábrica chinos se encuentran en torno a las 19 islas de Galápagos. A escasos 20 kilómetros de la costa, esa armada está aspirando el fondo marino las 24 horas del día, causando daños irreparables a la biodiversidad. Los pescados y los calamares son congelados inmediatamente a bordo y se envasan para su venta en el mercado chino», describió Guyldén.
«Endeudados hasta el cuello, países como Ecuador y Argentina tienen muy poco margen de maniobra frente a su acreedor asiático. Sobre todo porque China también ejerce presión a través de la diplomacia de las vacunas», comentó el periodista francés.
Desde 2005, los chinos invierten también en infraestructuras viales, portuarias e hidroeléctricas. China ya controla o tiene una importante participación en 40 puertos en las costas de dos océanos y a la entrada del canal de Panamá. Pekín posee además 15 instalaciones hidroeléctricas, detalla también L’Express.
«Desde un punto de vista estratégico, esta progresión inquieta a Estados Unidos, en particular, la perspectiva de la utilización militar que los chinos podrían hacer de los puertos comerciales y los aeropuertos civiles».
En ese sentido, según el medio Radio Francia Internacional (RFI), esa fórmula «puede que describa mejor la situación de Ecuador, un país donde ‘Pekín hace lo que quiere'».
«Desde comienzos de los años 2010, cuando el precio del barril de petróleo cayó a la mitad, Ecuador, país productor de petróleo, no logra pagar los prestamos adquiridos ante consorcios chinos que construyeron numerosas carreteras y presas», suscribe el medio.
También, la última semana de diciembre Nicaragua le reconoció a China la propiedad de los bienes de Taiwán en el país y se los entregó. Por otra parte Cuba y China amplían la cooperación bilateral para el desarrollo de la Nueva Ruta de la Seda, un megaproyecto a nivel mundial que pretende crear nuevas rutas marítimas y terrestres para el comercio internacional.
De acuerdo con la doctora Pamela Aróstica, directora de la Red China y América Latina Enfoques Multidisciplinarios (Redcaem), quien fue entrevistada por la periodista de RFI Ana María Ospina, el interés principal de China se liga directamente en asegurar el acceso a alimentos, fuentes de materias primas y fuentes de energía.
«En eso América Latina es una región muy rica. Eso es súper importante para poder posicionarse y poder asegurarse como primera potencia económica mundial. Todo esto también está dentro de un plan más macro que tiene que ver con el proyecto de la Franja y la Ruta, donde América Latina también es parte y hay varios países que se han sumado. De aquí a las próximas décadas la relación más clave para América Latina va a ser con China», enfatizó la experta.
Y añadió: «esta etapa de las relaciones bilaterales es bastante incondicional al proyecto macro de China, porque es una relación asimétrica. Es muy difícil que los países latinoamericanos puedan pedirle condiciones a China. El interés por tratar de mantener buenas relaciones para que sigan avanzando las inversiones y las relaciones económicas y comerciales de manera positiva y tratar de que China no se moleste. Y esto ya lo hemos visto con algunos proyectos en marcha».
GEOPOLÍTICA DE LAS VACUNAS
Casi un año después de que comenzó la pandemia de coronavirus surgieron las primeras pruebas de las vacunas contra la nueva enfermedad, por lo que todo el 2021 estuvo marcado como el año en que se inmunizó a gran parte de la población mundial.
Los países que no tienen tecnologías suficientemente desarrolladas en materia de ciencia y salud, entre ellos los latinoamericanos, comenzaron a buscar los acuerdos necesarios para conseguir las vacunas que marcarían la esperanza de salir del problema epidémico.
En ese sentido, los países han utilizado sus vacunas de producción local para obtener una ventaja estratégica.
«Se ha hablado mucho de la diplomacia de las vacunas, pero también es cierto que se le puede llamar una «diplomacia oportunista», puesto que China sabe el poder que las vacunas conllevan y por eso fue de los primeros países en desarrollarlas y en donarlas. En ese contexto, podemos mencionar el caso de Paraguay en donde, como se había mencionado, China estaba intentando que no se reconociera a Taiwán como representante de la República popular china y que reconociera meramente al país. Aquí es sobre las cuestiones políticas que tiene en su territorio, y bueno, de cambiar Paraguay sus consideraciones diplomáticas, en consecuencia se les donarían más vacunas. Ahí vemos que hay un claro interés político y que utilizan las vacunas como una herramienta», opinó Gopar Ensáztiga.
Previamente, Carlos Heredia, profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), dijo en entrevista con SinEmbargo (abril de 2021) que en el caso de China está enfrascada en una rivalidad comercial, tecnológica, por la hegemonía global con Estados Unidos, y ha usado sus vacunas para tener mayor presencia sobre todo en países del sur, en América Latina, en África, en Asia.
A nivel global, China se ha comprometido a entregar casi 500 millones de dosis de sus vacunas a más de 45 países, de acuerdo con un conteo de nación por nación realizado por The Associated Press.
La nueva administración de Estados Unidos «ha entendido» que las relaciones comerciales entre los países de América Latina con el gigante asiático se intensificaron durante el mandato de Donald Trump. La llegada del magnate estadounidense a la Casa Blanca el 20 de enero de 2017 supuso un cambio hacia el proteccionismo en la política económica estadounidense bajo el lema «America First» («América primero») y el inicio de una guerra comercial con China.
-Con información de RFI y AP.