Salvador Guerrero Chiprés
28/12/2021 - 12:05 am
Construir la paz con los opuestos
Tutu se convirtió en un portavoz de la inconformidad, y su lucha contra el régimen de segregación racial fue valorada con el Premio Nobel de la Paz 1984.
Protesta y reconciliación fueron dos de las razones que empleó el religioso Desmond Tutu durante décadas, en la defensa de derechos humanos en Sudáfrica, frente a uno de los gobiernos más radicales en la segregación racial. Esa práctica separatista concluyó formalmente hace 30 años, un lapso corto, visto en retrospectiva, en la historia de las reivindicaciones sociales en el mundo.
Practicante de Ubuntu, que es la regla ética de esa nación, dedicada a preservar la lealtad entre las personas y su manera de relacionarse, Tutu planteó la igualdad como principio de convivencia entre la población, y que el gobierno concibiera a la comunidad como compatriotas para eliminar de esa manera sus actos de discriminación y violencia, en lugar de considerarlos seres inferiores y por tanto sujetos de agresión.
Sudáfrica vivió el apartheid por más de cuatro décadas con condiciones de discriminación. Tutu se convirtió en un portavoz de la inconformidad, y su lucha contra el régimen de segregación racial fue valorada con el Premio Nobel de la Paz 1984.
Aunque sus biografías no lo destacan con suficiencia, también luchó contra la homofobia y las desigualdades en general. Sudáfrica es una “nación arcoíris”, resaltaban sus palabras en la parte más aguda de las protestas en las calles, por la variedad de pueblos, los 11 idiomas oficiales que acumulaban más de 300 años de injusticia y esclavitud.
Filosofía pacifista y diálogo del líder africano enfrentaron escenarios adversos para defender a los diferentes grupos sociales. “Mi padre solía decir: No levantes la voz… mejora tu argumento”.
Sus concepciones de la vida y de las relaciones entre los seres humanos hoy tienen vigencia y obligan a pensar en la justicia social como el punto de construcción de una ciudadanía solidaria, tolerante, inclusiva e igualitaria.
Predicador del perdón como elemento central para un mejor futuro, Tutu era capaz de interceder, como lo hizo, por un informante de la policía que iba a ser quemado por una multitud, o de promover la amabilidad con los blancos porque necesitan redescubrir su humanidad, como decía.
“Los políticos deberían desterrar la palabra ‘nunca’, porque las cosas cambian y la paz se hace con los enemigos y no con los amigos”. Una de las máximas de Desmond Tutu es hoy una realidad que se impone desde Sudáfrica hasta México.
Construir la paz no se hace solo con la participación comprometida de los aliados, sino con la inclusión convencida de quienes no lo son, fundada en el entendimiento del interés superior: la justicia social como un motor para reducir y abatir las desigualdades.
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