Ricardo Ravelo
10/12/2021 - 12:05 am
Gertz-Nieto: El fétido olor a dinero sucio
Se decía que el crimen organizado era protegido en alguna de las dos instancias.
Con excepción de la estridente violencia criminal que azota al país, los casos emblemáticos de combate a la corrupción que ondea el gobierno de la Cuarta Transformación –Lozoya, Huachicol, Juan Collado, Rosario Robles, entre otros –pasaron a segundo término tras el escándalo que protagonizan Santiago Nieto y Alejandro Gertz Manero, extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y fiscal General de la República (FGR), respectivamente.
Nieto, quien festinaba golpes al crimen organizado asegurando cuentas multimillonarias –aunque con sus investigaciones nunca logró sentencias firmes –terminó siendo acusado de beneficiarse de su cargo, plataforma que le habría servido para adquirir casas y departamentos cuyos montos, exorbitantes por cierto, rebasan sus ingresos lícitos. El exfuncionario, sin embargo, se defiende y afirma que dichos bienes los adquirió con créditos bancarios. Seguramente tiene suficiente solvencia para pagar las hipotecas.
El extitular de la UIF ya había atraído los reflectores de la prensa por sus desatinos en el desmantelamiento del patrimonio del crimen organizado. Era muy dado a festinar antes de tiempos logros que no se sostenían ante el Poder Judicial, donde la mayoría de sus casos fueron echados abajo por falta de pruebas. El caso más relevante fue La Operación Agave, que resultó un fiasco, ya que las autoridades terminaron devolviendo los recursos asegurados a los presuntos lavadores de dinero.
Otros casos no pudieron judicializarse por parte de la FGR debido a la falta de elementos probatorios, según se dijo. A todo esto se suma las diferencias personales y políticas entre Gertz Manero y Santiago Nieto, que han interferido en el combate al crimen organizado, uno de los rubros medulares del gobierno de la Cuarta Transformación. Se afirma que Nieto quería ser el fiscal General de la República y que no cejó en su empeño por lograr su objetivo. Ese habría sido la causa del encono con Gertz Manero. Pero en medio de este supuesto pleito quedó atrapada la lucha criminal, la cual hasta ahora ha resultado un verdadero fiasco.
Se decía que el crimen organizado era protegido en alguna de las dos instancias. O bien Santiago Nieto a propósito entregaba investigaciones débiles o en la FGR se dejaban de consignar algunas carpetas para favorecer a los intereses fácticos. Lo cierto es que el pleito trastocó el trabajo de ambos funcionarios, pues sus nulos resultados dan cuenta de una clara ineficacia.Sin embargo, Santiago Nieto asegura que nunca hubo diferencias con Gertz.
Entonces, si nunca estuvieron peleados, ¿Qué pasó? ¿Es un pleito fingido para justificar públicamente su pobre actuación frente al crimen organizado? Sería algo así como tú haces como que investigas y yo me niego a consignar los expedientes por ser fallidos. Lo cierto es que a lo largo de tres años ambos funcionarios –Gertz Manero y Santiago Nieto –bajo el escándalo de que tenían diferencias dejaron de atender los problemas del país: la violencia, el tráfico de drogas, el lavado dinero, entre otros males de fondo, lo que ha puesto en entredicho la política anticrimen del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien desde que tomó posesión como mandatario se comprometió a pacificar el país y a combatir la corrupción. No ha cumplido.
Presionado por el escándalo o por haberse exhibido en su boda con los enemigos del presidente, Santiago Nieto tuvo que renunciar a la UIF tras ser exhibido durante su evento nupcial celebrado en un hotel de lujo en Antigua, Guatemala, uno de los más caros de ese país.
El presidente defendió a Santiago Nieto –como también hizo lo propio con Gertz Manero –al afirmar que son funcionarios honestos en los que tiene mucha confianza. En realidad, al presidente no le queda otra opción más que defender a sus colaboradores pese a sus presuntos actos indebidos, de otro modo, el discurso del combate a la corrupción se derrumbaría por completo. En pocas palabras, tiene que apechugar aunque se enoje.
Y es que el combate a la corrupción a lo largo de estos tres años de gobierno ha resultado más discurso que hechos. En prisión sólo están Juan Collado, el exabogado de los expresidentes Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto, acusado de lavado de dinero y delincuencia organizada; Rosario Robles, por la llamada Estafa Maestra –que en realidad es una venganza política de López Obrador –; el caso Lozoya, que pende de alfileres y el de Alonso Ancira, ya negociado con el compromiso de devolver los 200 millones de dólares de sobreprecio por la venta de la planta Agronitrogenados, un negocio plagado de corrupción que puso al descubierto un cuantioso saqueo en perjuicio de Petróleos Mexicanos.
Fuera de esos casos, los tres años de López Obrador en el poder han transcurrido ondeando la bandera del combate a la corrupción sin encarcelar a los verdaderos responsables del saqueo del país: Carlos Salinas –intocable, por cierto, en este gobierno –, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Con el montaje de la consulta, los expresidentes quedaron cobijados con el manto de la impunidad.
Por el tema de robo de combustibles –uno de los negocios más boyantes de la delincuencia organizada que sigue disparado –ningún funcionario de alto nivel de Pemex, ni policías ni militares y menos criminales han pisado la cárcel. El saqueo continúa.
Desde la mañanera, con el discurso estridente, el presidente lanza consignas de combate a la corrupción, señala a la prensa que lo critica, reitera su famosa frase de “no somos iguales”, afirma que su gobierno es honesto y que la corrupción se ha terminado. Sin embargo se queda todo en el discurso, pues en los hechos las cosas siguen igual. Con esto queda muy clato que la Cuarta Transformación es una continuación maquillada del pasado, por no decir que es producto de una transición pactada.
A tres años de gobierno, el maquillaje del engaño se ha ido escurriendo. Lo que queda es el mismo rostro del pasado arropado con un nuevo atuendo y un nuevo discurso que, por cierto, tiende a desgastarse por falta de resultados.
Después de la andanada de cuestionamientos en contra de Santiago Nieto, salieron a flote los pleitos personales del fiscal Alejandro Gertz Manero, exhibido públicamente como dueño de una fortuna cuantiosa que le ha permitido realizar transferencias millonarias dentro y fuera de México. Sin embargo, Gertz no ha explicado de dónde sacó tanto dinero. La sociedad merece una explicación puntual. Según el senador Ricardo Monreal, el fiscal le dijo que no tiene ningún inconveniente para acudir al Senado a explicar el embrollo en el que está envuelto; también le dijo que no tiene nada que esconder y el exgobernador de Zacatecas –despojado de la más mínima duda –expresó: “Yo le creo”.
El escándalo de Gertz Manero estalló cuando los diarios Reforma y El Universal publicaron sendos reportajes en los que expusieron que la UIF indagó al fiscal General de la República tras detectarse varias transferencias millonarias de una empresa inmobiliaria cuyo socio es precisamente el mismo fiscal.
La indagación de la UIF comprendió un periodo de seis años, de 2015 a 2021, en la que la inmobiliaria Algerman realizó transferencias presuntamente inusuales al extranjero. La información publicada sostiene, además, que Juan Ramos López, actual subprocurador de delitos federales, funge como representante legal.
Los datos hablan: con base en las investigaciones atribuidas a la UIF, la inmobiliaria Algerman realizó en esos años transferencias electrónicas por 119 millones de pesos. Presuntamente, y de manera irregular, habría recibido 35 millones de pesos de vuelta.
Los movimientos financieros –de acuerdo con la información publicada –abarca el periodo en el que Gertz Manero ya era titular de la FGR, cargo al que arribó en 2019 tras ser propuesto por el presidente López Obrador.
Además, en el año 2020, la inmobiliaria citada recibió una transferencia de un millón de dólares de una cuenta de Banco Credit Suisse y otra transferencia adicional de 1.5 millones de dólares a través de Scotia Bank México.
Pero eso no es todo: Entre 2013 y 2021, el fiscal gastó en un año 109 millones de pesos en autos de lujo. De ser así, Gertz Manero tendría que explicar ese exceso: si los adquirió para armar una colección, rentarlos, usarlos personalmente o como inversión. En realidad nadie entiende esta excentricidad de Gertz Manero, quien por cierto tiene una especialidad en psiquiatría.
Si el presidente López Obrador aceptó la renuncia de Santiago Nieto por el exceso de lujo en su boda, con mucha más razón tendría que remover a Gertz Manero por invertir tanto dinero en autos de lujo, claro, si es que el funcionario realmente usó dinero público o del crimen organizado para tal propósito. Esto, sin duda, se tiene que investigar o bien el propio fiscal tendrá que dar una explicación coherente a todos los mexicanos.
Y es que a todo esto se suma el pleito familiar que enfrenta Gertz Manero por la muerte de su hermano –de quien se afirma que era su testaferro –, de ahí que el fiscal haya utilizado todo su poder en contra de sus familiares políticos y su cuñada, a quien logró encarcelar bajo la acusación de homicidio por omisión. En el fondo de todo esto hay una enorme fortuna en juego –que se estaría guardada en paraísos fiscales –y cuyo origen es, hasta ahora, un verdadero misterio.
Así las cosas con el fiscal fiscalizado y Santiago Nieto, el señor de los créditos bancarios.
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