En sus perspectivas económicas, la OCDE rebajó el crecimiento económico a nivel mundial por riesgos como la inflación, escasez de mano de obra y aprovisionamiento; además de nuevas olas por COVID-19 y la aparición de la variante Ómicron.
París, 1 dic (EFE).- La OCDE cree que la recuperación económica mundial va a continuar pero modera sus expectativas por la emergencia de varios factores de riesgo entre los que destaca la inflación, los problemas de mano de obra y aprovisionamiento o la amenaza de nuevas olas epidémicas que la variante Ómicron hace más real.
En su informe de Perspectivas Económicas publicado este miércoles, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reduce en dos décimas su previsión de crecimiento para el mundo en 2021, al 5.6 opor ciento.
No es un cambio muy marcado, sobre todo si se tiene en cuenta que al mismo tiempo aumenta en una décima sus expectativas para 2022, hasta el 4.5 por ciento. Para 2023, cree que la progresión del Producto Interno Bruto (PIB) se situará en el 3.2 por ciento, un ritmo equivalente al que hubo en los siete años que precedieron el estallido de la crisis de la COVID-19.
Más significativas son las variaciones de las previsiones para algunos de los países del G20 en 2021 con respecto a su anterior informe de finales de septiembre, y en particular la revisión a la baja de las cifras para las dos primeras economías mundiales.
BAJAN LAS EXPECTATIVAS DE EU Y CHINA
La OCDE, que ya había reducido hace casi tres meses sus estimaciones de crecimiento para Estados Unidos, lo vuelve a hacer ahora, para dejarlas en un 5.6 por ciento (cuatro décimas menos) y lo mismo ocurre con las de China, que se quedan en un 8.1 por ciento (cuatro décimas menos).
También baja en una décima las de la zona euro como conjunto al 5.2 por ciento, lo que se explica sobre todo por la sustancial corrección en España: un 4.5 por ciento, frente al 6.8 por ciento anticipado en septiembre por unas estadísticas de PIB del segundo trimestre que se han demostrado completamente equivocadas.
La evolución a la baja de España dentro de la eurozona contrasta con la de Francia, que no deja de dar buenas sorpresas, ya que su actividad que debería progresar un 6.8 por ciento en 2021 (cinco décimas más que lo anticipado al final del verano) y un 4.2 por ciento en 2022.
No se queda atrás el Reino Unido, para el que se espera un incremento del PIB del 6.9 por ciento este año (dos décimas más) y del 4.7 por ciento el próximo.
MEJORA LA PERSPECTIVA DE ARGENTINA
En Latinoamérica, una de las regiones más sacudida por el coronavirus, la OCDE mejora las perspectivas de Argentina respecto a las de septiembre, con una subida de la actividad del 8 por ciento en 2021 (cuatro décimas más) y del 2.5 por ciento en 2022 (seis décimas más).
Los autores del informe se esfuerzan en subrayar que ante los importantes desequilibrios en la recuperación por países (los de bajos ingresos son los que más han perdido desde el estallido de la crisis), la gran prioridad continúa siendo la vacunación, que es lo que va a permitir salvar vidas, mantener los ingresos, que las fronteras estén abiertas y que se levanten las restricciones.
Hay que tener en cuenta que incluso en el interior de la Unión Europea, donde todos los Estados miembros han tenido acceso por igual a las vacunas, la tasa de inmunización varía desde el 85 por ciento en Portugal o el 80 por ciento en España, y apenas un 25 por ciento en Bulgaria.
Otra gran preocupación del momento es el fuerte repunte de la inflación, causada en gran medida por el aumento de precios de la energía, cuyas proyecciones han tenido que revisarse de forma repetida al alza en el último año.
La OCDE reconoce que no va a ser un fenómeno tan efímero como había augurado, pero confía en que el pico en el conjunto de sus países miembros se alcance a finales de 2021, con un ritmo interanual próximo al 5 por ciento, para bajar al 3.5 por ciento un año después y al 3 por ciento en 2023.
LOS BANCOS CENTRALES DEBEN ESPERAR
Ante las incertidumbres sobre la actitud de los bancos centrales, la economista jefe de la OCDE, Laurence Boone, les dice que lo mejor que pueden hacer es esperar a que disminuyan los cuellos de botella que hay en el aprovisionamiento y que se limiten a dar señales de que actuarán si es necesario. Es decir, que sólo actúen si las tensiones inflacionistas se prolongan.
Boone indica que la recuperación es una oportunidad para reformar las cuentas públicas, después de que la crisis haya engordado la deuda aunque puntualiza que no les preocupa tanto el nivel de esa deuda como el uso que se hace.
A su juicio, los fondos públicos deben reorientarse a la inversión productiva, y eso incluye el gasto en educación y en infraestructuras.
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— Laurence Boone (@LauBooneEco) December 1, 2021
La economista jefe considera «alarmante» lo mucho que se dice y lo poco que se hace para afrontar el cambio climático.
Porque la falta de una dirección clara para llegar a un escenario de cero emisiones netas está impidiendo orientar las inversiones a las energías limpias y a las infraestructuras necesarias.