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Rubén Martín

14/11/2021 - 12:04 am

El ejemplo de Temaca

La Cuarta Transformación en este momento está impulsando megaproyectos que imponen sobre pueblos y comunidades una reorganización territorial de gran alcance que los condena a ser despojados de sus medios de reproducción de la vida.

Andrés Manuel López Obrador Foto Cuartoscuro

El 10 de noviembre pasado ocurrió un hecho histórico: el titular del poder Ejecutivo federal, y el pleno de su gabinete acudieron a la comunidad de Temacapulín, Jalisco para aceptar y poner en marcha el plan de reparación de daños tras resistir durante más de 16 años la imposición de la presa hidráulica El Zapotillo.

Como se sabe, la presa El Zapotillo se construyó sobre el río Verde, en la zona de Los Altos de Jalisco, y el proyecto original proyectaba una cortina de 105 metros de altura que almacenaría agua no para los habitantes de Cañadas de Obregón o de otras localidades alteñas, sino para trasvasarla mediante un acueducto a la ciudad de León para satisfacer los intereses de las empresas automotrices, inmobiliarias, comerciales y extractivas del corredor industrial León-Silao.

El megaproyecto contemplaba la privatización del agua que sería concesionada a la empresa española Abengoa (hoy declarada en quiebra en España) y el retorno hacia la cuenca del río Santiago, a través de verter los desechos de León en las aguas del río Turbio.

El proyecto original de la presa El Zapotillo contemplaba la inundación de las localidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, del municipio de Cañadas de Obregón, Jalisco, pero los pobladores jamás fueron consultados sobre esta obra. Como habitualmente hacen la burocracia del Estado mexicano, los responsables diseñaron una obra pensada para satisfacer necesidades de expansión económica, pero sin tomar en cuenta a los pueblos que afectaría deliberadamente.

Los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo se enteraron por los medios de información el gobierno federal y los gobiernos de Guanajuato y Jalisco contemplaban este megaproyecto, que inundaría sus pueblos. Desde que se enteraron de esta decisión autoritaria e impositiva, las comunidades emprendieron una larga lucha de resistencia para evitar que sus pueblos se inundaran. Y lo lograron.

El miércoles 10 de noviembre el presidente Andrés Manuel López Obrador y todo el gabinete federal, acudieron a escuchar la propuesta de reparación integral de daños que presentaron las comunidades, en las que se incluyó la exigencia de llevar a cabo una auditoría técnica y financiera de El Zapotillo, la restauración y declaración del río Verde como Área Natural Protegida, la revisión y cancelación de la extracción de materiales pétreos del río Verde y el derecho al retorno a la comunidad de Palmarejo, desplazada forsozamente, entre otros.

El titular del Poder Ejecutivo federal respondió afirmativamente a todas sus demandas y se acordó una propuesta técnica y de ingeniería que salva a las comunidades de verse inundadas por la presa El Zapotillo, una vez terminada y puesta en operación.

Es un hecho histórico porque gracias a que las comunidades se organizaron para resistir, el Estado se vio obligado a escucharlas y dialogar con ellas. De no haber resistido tenazmente desde hace 16 años mediante varias estrategias de lucha, las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo estarían en este momento bajo el agua de una presa sobre la cual nunca fueron consultadas.

La resistencia de Temacapulín ante el proyecto hidráulico es ejemplar no sólo para Jalisco sino para todo el país, porque reveló que la imposición de megaproyectos que el Estado y las corporaciones detonan de entrada conflictos políticos dado que la imposición obliga a los pueblos y comunidades a movilizarse socialmente para defenderse.

De hecho, Pedro Arrojo, Relator Especial sobre los Derechos Humanos al agua potable y saneamiento, dijo que lo que sucedió en Temacapulín, Acasico y Palmarejo, “es un ejemplo a nivel mundial de resistencia y negociación entre autoridades y ciudadanía”.

La victoria de Temacapulín y las otras comunidades ante el riesgo de inundarse, además, pone en evidencia las políticas estatales paternalistas y colonialistas que pretendidamente llevan progreso y despojo allí donde los tecnócratas del Estado diseñan políticas de inversión mediante intervenciones con megaproyectos.

Si bien López Obrador y su gobierno aceptaron la resistencia de los pueblos a este megaproyecto y aceptaron discutir entre ambas partes una propuesta que no inundara a los pueblos, lamentablemente el proyecto de la Cuarta Transformación en este momento está impulsando megaproyectos diseñados desde el centro político y económico del país, como el Tren Maya y el corredor Transístmico, que imponen sobre pueblos y comunidades una reorganización territorial de gran alcance que los condena a ser despojados de sus medios de reproducción de la vida.

Estos pueblos afectados están resistiendo, están luchando para defender sus modos de vida. Ojalá en un tiempo cercano festejen sus luchas de resistencia así como ahora lo hace Temacapulín.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]
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