El documental de Sergio Morkin, es un acercamiento al día a día y a la intimidad de una mujer con discapacidad visual que abre su pensamiento y corazón ante la cámara para sensibilizar al público.
Ciudad de México, 11 de noviembre (SinEmbargo).– Levantarse, darse un baño, preparar el desayuno, salir rumbo al Metro para llegar al trabajo… la rutina de gran parte de los capitalinos que en realidad no requiere mayor complejidad más que la de tener la motivación suficiente para salir de la cama. Pocas veces somos conscientes de que a otras personas el simple hecho de colocarse los zapatos podría tomar más tiempo y dificultad.
Maricarmen Graue, de 54 años, es una chelista que sale todos los días de su departamento rumbo a la escuela donde trabaja usando el transporte público, como todos, pero si la jungla en la que se ha convertido la ciudad es un martirio para muchos, para ella es un salto al abismo, la pérdida de su visión y la falta de un diseño público para personas con discapacidad lo complican todo.
El documental Maricarmen, de Sergio Morkin (El charro de Toluquilla, 2016), es un acercamiento al día a día y a la intimidad de una mujer que abre su pensamiento y corazón ante la cámara para sensibilizar al público.
«Cuando conocí a Maricarmen supe que era una mujer imperativa, que no para ni un segundo, me pareció un mujer admirable, una artista multifacética que toca el chelo, da clases de chelo, es escultora, artista plástica, corre medios maratones, entrena atletismo, le da para delante y no para ni un segundo en la Ciudad de México, o sea sale a las 7 de la mañana y regresa hasta las 10 de la noche en Metro, en transporte público», comenta Morkin en entrevista con SinEmbargo.
Aunque en un inicio el cineasta argentino Morkin dudó en hacer el documental, terminó por convencerse al leer Mirar mirándome, la autobiografía de Maricarmen:
«Encontré en estos escritos una honestidad, una profundidad, una poética interior que me pareciera que había mucho de lo cual hablar a través de Maricarmen. Hay mucho con lo que me identifico, como de su sentir y cómo autor quería hablar de cuestiones que sentía que esta película podía contar y además el poder acercarnos a la percepción del mundo de la ceguera, que también parte de esta película es acercarnos a cómo es la vida desde la ceguera, pero también otra parte es mostrarnos al cómo produce ciertos conocimientos en la vida».
El documental, en el que Ricardo Garfias realiza la fotografía, sigue Maricarmen Graue con la cámara al hombro, desde el tiempo que pasa con sus alumnos enseñándoles de música, las tardes en familia, hasta la oscuridad de su departamento en el que vive sola y en el que cuando llega de trabajar no hay nada, solo ella y sus pensamientos. Memorias e ideas que comparte ente el lente.
Aunque titubeante a momentos al mostrarse de alguna manera «desnuda» ante la cámara, Maricarmen decidió seguir con el documental por una razón muy poderosa:
«Me fui dando cuenta que sí tenía yo ganas de mostrar de alguna forma lo que hago, lo que soy, y también un poco de hacer conciencia en la gente que ve el documental, pues de que habemos personas diferentes que vivimos teniéndonos que adaptar a un mundo que no está diseñado para nosotros, para las personas ciegas, y que pues siendo la humanidad un equipo que interactuamos todo el tiempo para resolver todo, pues también es hora de entender que tenemos que ayudarnos los unos a los otros, ser más conscientes de que podemos echarle la mano a alguien de pronto para cruzar la calle, para no estorbarle en la paso».
«Afortunadamente a estas alturas hay ya muchos apoyos tecnológicos, sin embargo uno no deja de sufrir día a día con muchos tropiezos siendo ciego, eso no quiere decir que estamos limitados a vivir una vida plena. Yo sinceramente siento que puedo ser muy feliz, de pronto hay una riqueza maravillosa, hasta en esta forma nueva de percibir la vida a través de la ceguera. Me ha regalado una maravilla en cuanto a mi percepción, siento que gracias a la ceguera tengo una visión única de la vida, incluso mi creatividad siento que se ha desarrollado a través de este universo que se ha generado adentro de mi cabeza, en la imaginación, en la constante ebullición visual que tengo dentro de mi cabeza y todo lo que percibo auditivamente, táctil, siento que es algo que me ha aportado en vez de quitarme, y la verdad eso lo agradezco y me da gusto poderlos compartir de alguna forma a través de la película», agrega.
Por el tema que toca la cinta, su proyección debía tener mayor atención, así que con el apoyo de Fundación Cinépolis, Cinépolis Distribución y el director Sergio Morkin, las funciones en las salas de Cinépolis son inclusivas para personas con discapacidad visual y auditiva a través de una aplicación gratuita llamada GoAll:
«Cuidé que la película suene, que Maricarmen pueda sentirla desde el diseño sonoro. Quizá una escena que convencionalmente se graba con un micrófono, ahora lo grabamos con cuatro para que suene a cómo escucha el mundo Maricarmen, cómo suena esta voraz Ciudad de México, cómo suena el Metro, cómo suenan las avenidas. Mi intención es que Maricarmen pueda sentir la película profundamente y esto es como el cierre, que pueda tener una video descripción con la cual ahora podrá ver por primera vez su película, va a poder sentir su película, escucharla y hasta ahora es una experiencia única».
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El documental Maricarmen ha sido reconocido en encuentros de cine internacionales de cine como el Festival É Tudo Verdade de Brasil y nacionales como el Festival Internacional de Cine de Morelia donde consiguió el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Morelia, ahora se encuentra disponible en salas de Cinépolis y la Cineteca Nacional.
«Al público le inspira, le da esperanzas, sale muy conmovido, creo que es por esta parte, de que sí es una persona admirable, te empuja a poder ver la vida de otra manera, pero a la vez hay cierta identificación de que lo que le pasa a Maricarmen nos pasa a todos en muchos aspectos», culmina Sergio Morkin.