A dos años del primer gran operativo contra del narcotráfico de la administración de Claudia Sheinbaum y el Secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, realizado en Tepito, aún no se sabe si se investigó a los policías señalados por la detención ilegal de 22 hombres y cinco mujeres a quienes, sin argumentos, se les relacionó con el crimen organizado.
Ciudad de México, 23 de octubre (SinEmbargo).– «Cuando salimos nos agarraron, te esposan, te meten a los rinos —autos blindadas de la policía—. Todo estaba bien sketchado. Estaban fotógrafos, los de la Marina viendo todo, todo fue un show», así recuerda Héctor Ávalos los minutos previos a que elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (SSC) lo esposaran y subieran a una camioneta en la que permaneció siete horas junto a 15 personas antes de ser presentado a un Ministerio Público.
El cantante y otras 26 personas fueron arrestadas hace dos años en una fiesta en Tepito, como parte del primer gran operativo contra el narcotráfico del Gobierno de Claudia Sheinbuam, aunque no se les relacionó con algún delito y se comprobó que su detención fue ilegal, las autoridades no han informado sobre sanciones contra los policías involucrados.
La madrugada del 22 de octubre de 2019, 27 de las 31 personas detenidas en el contexto del operativo donde participaron 147 integrantes de la Secretaría de Marina y cerca de 600 policías de la SSC celebraban en una vecindad de la calle Peralvillo, en la colonia Cuauhtémoc, aproximadamente a 40 metros del número 33, un inmueble descrito como el centro de operaciones de Óscar, apodado «El Lunares», identificado por la policía capitalina como un líder del grupo delictivo Unión Tepito y quien fue sentenciado este mes a 27 años de prisión por el asesinato de una mujer. Ese día, autoridades aseguraron dos y media toneladas de mariguana, 20 kilos de cocaína, decenas de armas y dinero.
Las personas que celebraban el cumpleaños de José Antonio, un camillero del IMSS, fueron arrestadas por los delitos de narcomenudeo y portación de un arma de fuego de uso exclusivo de las fuerzas armadas, pero tres días después de su arresto el Juez de control Felipe de Jesús Delgadillo Padierna determinó que las detenciones fueron irregulares y desestimó la investigación porque no encontró elementos que los relacionara con algún delito. Sin embargo, las 27 personas ya habían sido exhibidas en los medios de comunicación como «integrantes de la Unión Tepito» y las autoridades insistieron en su culpabilidad.
A dos años del operativo, la SSC sigue sin transparentar los resultados de la investigación que el Juez ordenó contra los policías que participaron en las detenciones arbitrarias, esto pese a que el Secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, se comprometió a realizarla.
Además, las vidas de las personas detenidas resultaron afectadas, así como la percepción de seguridad de quienes viven y trabajan en Tepito. Para ellos, la desconfianza hacia las autoridades creció a raíz del operativo.
LOS DAÑOS
La SSC capitalina y el Gobierno local celebraron los resultados del operativo. Horas después de que se realizó, medios de comunicación lo describieron como uno de los golpes más fuertes a la Unión Tepito y se refirieron a las personas detenidas como presuntas integrantes de la organización delictiva, también dijeron que se dedicaban a la venta de droga y la extorsión, mientras que la Secretaría de Seguridad local las describió como “generadoras de violencia”.
El operativo tuvo lugar sólo cuatro días después del realizado en Culiacán, Sinaloa, por el Ejército y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, donde fue liberado Ovidio Guzmán, el hijo de Joaquín Guzmán Loera, sentenciado en Estados Unidos por narcotráfico. En ese momento el plan de la capital parecía un ejemplo para el país de cómo debían coordinarse las autoridades, sin la necesidad de un enfrentamiento.
Pero las críticas comenzaron desde el 25 de octubre, el día que se realizó la audiencia de control de detención de las 27 personas. La policía argumentó que el grupo fue arrestado en la vía pública, en las calles Estanquillo y Jesús Carranza, por tener 366 kilos de mariguana y un arma de fuego, cuando en realidad, según se comprobó a través de testimonios y videos, fueron aprehendidos en una fiesta en Peralvillo, a una cuadra y a unos seis minutos caminando de la calle Jesús Carranza.
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Aunque el Juez de control no encontró elementos para vincular a las personas con algún delito o un grupo de la delincuencia organizada, la exhibición en los medios que se hizo del caso y las declaraciones de la Jefa de Gobierno y el Secretario de Seguridad local afectaron sus vidas porque, para la opinión pública, ellas ya eran culpables.
“Sí afectó mi vida psicológicamente, te pones a pensar que hay mucha gente inocente [detenida]. Y me empezaron a mandar en mis redes, gente que de verdad no me conoce, que si me gusta ganar dinero a la mala, que si me gusta dárselos a mis hijos. La gente dudó de mí porque se manipularon los medios; una persona que yo estimo mucho me dijo que sí llegó a dudar con todo lo que manejaban en las redes, en los medios de comunicación, y compañeros músicos también me dijeron cosas. Me llegaron a decir ‘es que no voy contigo porque tú eres la bronca’. Y después de la audiencia la incertidumbre de no saber qué pasará», expuso Héctor «El Serafín de la Salsa».
La detención del cantante también impactó negativamente en su trabajo, pues entre las cosas que decomisaron los policías durante el operativo y no recuperó estaba su equipo de audio de aproximadamente 25 mil pesos, cables y micrófonos, celulares y dos laptops. A ellos se suma que un proyecto para el que ya había invertido dinero fracasó y le dejó más deudas.
«Yo tenía un baile en esa semana que me agarraron dónde yo hacía tributo a Marc Anthony, pues mi baile se me vino abajo, no entró gente por miedo, porque ya no pude seguir vendiendo boletos, porque pensaban que se iba a cancelar. Total que ese baile yo lo troné, estamos hablando de varios miles, tuve que presentarme, reactivar mi vida, lo de las bocinas, la verdad sí me afectó mucho económicamente y emocionalmente.
«El día de la audiencia fue mi cumpleaños, el 25, ese día salí hasta las 8 o 7 y al día siguiente iba a celebrar mi baile, íbamos a hacer un pastel en el baile y no llegó gente. Mal, mal, o sea mal, psicológicamente», recordó.
De acuerdo con César Ramos Pelcastre, el abogado de las 27 personas que fueron liberadas, por temor, los afectados rechazaron continuar con la exigencia de investigar a los policías que violaron sus derechos durante la detención.
“Tienen miedo al sistema, es decir, comentan: ‘Si por no hacer nada estuve a punto de perder mi libertad, imagínese que yo los acuso, van a ir por mí, tienen mis datos, mi domicilio, saben donde ubicarme’. La gente tiene miedo al sistema”.
La vida también cambió para quienes viven en la vecindad de Peralvillo donde las personas que celebraban la fiesta fueron arrestadas.
María Vilchis, una activista que nació y creció en Tepito hace 54 años, vive en el lugar y dice estar molesta porque aunque el operativo se enfocó principalmente en el número 33 de esa calle, al menos a cinco viviendas y locales de distancia de su casa, y un Juez desestimó las investigaciones, desde entonces la presencia de policías en la vecindad es constante, lo que cambió la forma de convivir de los habitantes.
«No me parecen [las detenciones] porque si se trata de una fiesta familiar o vecinal no debe ser justo que, en primera, se metan como Juan por su casa, y en segunda, cómo nos tratan, nos tienen señalados, marginados, que somos todos, que somos malos y también están equivocados».
«Todos los vecinos pensamos que ahora ya no estamos seguros, por ejemplo, para hacer una fiesta familiar porque están los policías pasando, ahorita la Guardia Nacional, el Ejército, no sé quién, andan dando rondines y rondines, a todos a todos nos quieren sembrar terror. Sales de tu casa y está un camionzote con metralletas, y dices ‘ahora qué es esto’. Sí estoy segura, pero de quién o de qué», denunció.
A dos años del operativo, policías aún vigilan la entrada al número 33 de Peralvillo.
José Luis Rubio, un activista y comerciante que tiene un puesto de ropa a varios metros de la vecindad en Peralvillo, opina que el operativo evidenció la relación compleja que la policía mantiene con habitantes del barrio, donde, dice, son frecuentes las revisiones a transeúntes, negocios y los operativos de distintas magnitudes.
Mencionó que después del operativo del 2019, y conforme se supo de la resolución del Juez de control, él y otros comerciantes percibieron el trabajo de los policías como un montaje. «Fue un show, una comedia, la teatralidad política que se convierte en la gran noticia. La gente se reía, dijeron que era gente de la Unión, cada que la policía agarra a un tepiteño dice que ya agarró a uno chingón».
LA DETENCIÓN ILEGAL
A la contradicción entre el lugar de la detención de las 27 personas y los testimonios de violencia se sumaron certificados médicos donde quedó evidenciado que fueron víctimas de agresiones, entre esos casos destaca el de Selene, quien tenía una lesión en el labio y las manos. Además, las detenidas no fueron revisadas por mujeres policías, como establece el protocolo de actuación policial de la Secretaría de Seguridad de la capital.
«El Serafín de la Salsa» denunció que personas que no estaban en la fiesta también resultaron afectadas. «No teníamos nada que ver. Había un barrendero, uno que recoge basura, había albañiles. Cerraron todo Peralvillo y a quien pasara. Los albañiles no estaban en la fiesta, tenían su vestimenta, se durmieron ahí, ellos trabajaron en una obra que los contrataron y ahí los agarraron».
De acuerdo con el abogado César Ramos, las detenciones de sus clientes se realizaron como una forma de justificar el operativo, que calificó como fallido.
«Estas personas estaban en un evento diverso al lugar en que fue el operativo. El hecho de que te detengan sin flagrancia, sin estar cometiendo ningún tipo de delito es evidente que la intención era involucrarlos, quisieron armar algo grande con algo que no tenían, la intención era hacer algo grande, una situación que no les resultó para nada, afortunadamente había como demostrar que esas personas no habían sido culpables», expuso en entrevista con SinEmbargo.
El Juez de control Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, quien estuvo a cargo de la audiencia en el Centro de Justicia Penal Federal en el Reclusorio Sur, determinó que la actuación de los policías no fue legal.
“Las autoridades de Seguridad pública de la ciudad intervinieron en la zona en lo que fue calificado como un operativo limpio, sin realizar un disparo, aquí ha quedado claro que la actuación policial no fue limpia”, dijo en la audiencia del 25 de octubre, como consta en una grabación a la que este diario tuvo acceso.
El Juez utilizó palabras como «inverosímil», «incongruente» y «contradictorio» para referirse a la información con la que el Ministerio Público buscaba vincular a proceso a las 27 personas, de igual forma evidenció que las autoridades presentaran información falsa para sostener versiones de hechos que no ocurrieron, incluso consideró que el Secretario García Harfuch fue engañado.
«Alguien le mintió a Omar García Harfuch, alguien le mintió al Secretario de Seguridad Ciudadana de esta ciudad sobre detenciones que no ocurrieron apegadas a la ley, alguien pretende engañar en que la política de seguridad ha cambiado, porque continua con la tradición de fabricar detenciones y responsabilizar a los jueces de liberar personas que consideraron delincuentes», expuso Delgadillo Padierna.
Palabras del Secretario de Seguridad Ciudadana, Lic. Omar García Harfuch https://t.co/nnZR4gXUD2 pic.twitter.com/06ZmW2JFrj
— SSC CDMX (@SSC_CDMX) October 22, 2019
Por ello, ordenó iniciar una investigación en contra de los policías que participaron en las detenciones de las 27 personas. El juzgador explicó que la decisión se tomó porque los policías «armaron una detención» y cometieron violencia contra mujeres.
Después de que las personas fueron liberadas, el Secretario García Harfuch aseguró en entrevista con Milenio Televisión que se investigaría a los policías relacionados con las detenciones. “Tengan por seguro que vamos a revisar la actuación de la policía”, aseguró. En esa ocasión, el funcionario dijo que de comprobarse irregularidades cometidas por policías se ofrecería una disculpa y habría sanciones: “Sí, no solo se ofrecerá una disculpa, tiene que haber consecuencias legales”.
Sin embargo, a dos años del operativo, la Secretaría de Seguridad no ha informado de avances en el caso. Se buscó a la dependencia para hablar de las decisiones que llevaron a las detenciones ilegales de las cinco mujeres y los 22 hombres, también fue consultada sobre el estatus de la investigación contra los policías que participaron, pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvo una respuesta.
Sobre el arma de fuego y los más de 300 kilos de mariguana que habrían sido asegurados por los policías, la Fiscalía General de la República informó vía solicitud de transparencia que se encuentran bajo resguardo de la autoridad ministerial.
CRIMINALIZAR AL BARRIO
Alfonso Hernández, un cronista de Tepito que desde hace años se dedica a fomentar actividades culturales para combatir los estereotipos que relacionan al barrio con una zona delictiva, reconoce que la presencia de la policía en el barrio siempre ha causado molestia y recuerda que la frecuencia de los operativos cambió desde la administración perredista de Miguel Ángel Mancera, quien durante su gestión como Jefe de Gobierno aseguró que en la capital no hay presencia de cárteles del narcotráfico.
«Cuando vienen los operativos son resultados de conflictos de intereses entre jefes policiales, para nosotros esto se provocó con Mancera, el desborde, se creó un cerco para que no entraran cárteles, no para proteger a Tepito».
En la opinión del comerciante José Luis Rubio, la presencia constante de policías ha generado una desconfianza entre autoridades y habitantes, donde las personas jóvenes suelen ser las más afectadas.
“Todos los días las revisiones son negocio, los policías salen a cazar por la apariencia, trae su mochila y dicen ‘debe traer algo, tiene aspecto de chamaco desmadroso, a huevo tienen que traer algo’. Revisión de los calcetines, los tenis, es una revisión exhaustiva, exagerada, no es algo que desafortunadamente digamos es ocasional, es del diario esto».
La investigación “Tepito, cabrón y frágil a la vez” de Adriana María Núñez García, maestra en Trabajo Social por la UNAM, sobre los discursos que se han formado históricamente en torno a las personas jóvenes de Tepito permite entender cómo la gente que no vive en el barrio percibe y se refiere a sus habitantes, algo que afecta a quienes crecen ahí.
Núñez García se refiere a Tepito como “un barrio que ha sido marginado durante siglos, discriminado, estigmatizado y criminalizado”. Asegura que el discurso que en ese sentido han reproducido desde hace años medios de comunicación y autoridades ha servido para justificar abusos policiacos, por ejemplo cuando se realizan operativos.
«Este discurso conviene, porque si ya lo tienes creado durante años entonces se cree que el deber ser del joven tepiteño es así, y los criminalizan, son quienes dan la cara en los operativos. ‘Pues es que es de Tepito’, se piensa. Si me dicen que arrestaron a 15 jóvenes pienso ‘pues sí, son de Tepito’, y eso lo justifica».
Por su parte, Arturo Díaz Cruz, doctor en Sociología del Colmex por la investigación “Economías de la inseguridad: violencia, estado y (des)orden local”, sobre Tepito, menciona que desde hace años el barrio se ha proyectado como un ícono de lo ilegal y el crimen. También plantea que esta imagen ha legitimado acciones de las autoridades.
«La idea es que esta imagen o esta aura que se proyecta públicamente es algo que se instaló en la cabeza de todas las personas y algo sorprendente es que gente que no conoce Tepito saben de eso, tienen esa asociación, porque la imagen que proyecta es muy fuerte Toda esa imagen sirve como justificación para dar cierta legitimidad a algunas acciones de las policías, para fundamentar operativos y acciones, que se inscriben en lo que es en general la acción policial que en el México contemporáneo se ha acentuado, de exhibir al detenido como delincuente sin proceso, sin debido proceso, la detención y el operativo son parte de su performatividad que evidencia al criminal o al enemigo.
«Todo este despliegue de fuerza policial procura ir acompañado de esta cuestión mediática, porque presenta a través de notas y boletines, drogas, armas, altares de la Santa Muerte, cualquier cosa que sirva para decir que no hay duda de que eran los malos. Ese escenario que se produce es parte de una lógica que trasciende a Tepito a sí mismo, algo que hacen los policías desde siempre pero muy claro los últimos 10 años, la escenificación de sus operativos e intervenciones», mencionó.
Después del operativo del 22 de octubre de 2019, cuando el Juez Delgadillo Padierna ya había desestimado los cargos contra las 27 personas detenidas en la fiesta de Peralvillo, la Jefa de Gobierno y el Secretario de Seguridad García Harfuch insistieron en que la intervención de los policías fue correcta por tratarse de una zona peligrosa.
Un día después de que las mujeres y hombres obtuvieron su libertad, Claudia Sheinbaum defendió cómo actuaron las autoridades. «El Gobierno de la ciudad está haciendo su trabajo y fue un operativo exitoso porque en este lugar se encontraron todas las evidencias que se mostraron a al ciudadanía, hubo detenciones, hay esta decisión de Juez que desde mi punto de vista es desafortunada, pero no por ello nos vamos a echar para atrás, se va a seguir trabajando (…). En esta ocasión fue desafortunada esta decisión porque los detenidos fueron en flagrancia, fue legal la detención, no hubo abuso policial», dijo en conferencia de prensa.
El Secretario García Harfuch también abogó por el operativo, en entrevista con Milenio expuso: “Lo volveríamos a hacer las veces que sea necesario”. Además, el funcionario dijo a medios que el operativo cumplió su cometido porque se evitó que armas y drogas llegaran a las calles.
Sin embargo, para el abogado César Ramos fue lamentable que defendieran esa versión: “Las autoridades saben que el operativo no fue como ellos hicieron ver a la sociedad, han defendido una mentira”.