Life is Strange: True Colors es una gran experiencia y una de las mejores de la saga. Gráficamente el juego lo hace muy bien: el entorno, el pueblo y los detalles de cada uno de los personajes que conoceremos, así como los diferentes escenarios desde la florería, el bar, nuestro departamento, la antigua mina abandonada y mucho más.
Ciudad de México, 12 de septiembre (SinEmbargo).- A lo largo de los últimos 6 años, la saga de Life is Strange nos ha demostrado que no todo en los videojuegos es acción, horas de aventura, modos multijugador y demás; se ha mantenido fiel a su esencia con títulos que rompen barreras a nivel interacción y narrativa, hasta llegar a lo que es Life is Strange: True Colors, el que posiblemente sea uno de los mejores juego de la saga, además de ser el primero en la nueva generación de consolas, sin embargo, parece que todavía tendremos que esperar un poco para ver cómo aprovechan todo el potencial de estas consolas. La historia es envolvente, cada decisión que tomes con tu personaje representará un camino distinto además hay nuevas funciones disponibles para progresar y entender mejor lo que nos rodea.
En esta entrega tomaremos el papel de Alex Chen, quien ha pasado por momentos difíciles y lleva la mayor parte de su vida en un internado debido a que no tiene padres, el juego comienza cuando toma la decisión de mudarse con su hermano a un pueblo minero llamado Haven Springs para comenzar una nueva vida. Alex cuenta con una habilidad única que nos ayudará a entender mejor a las personas que nos rodean, ya que puede ver un aura alrededor de cada uno, además de entender cómo se sienten y qué piensan, pero eso no es todo, ya que Alex puede sentir estas emociones y mientras más fuertes sean, puede llegar a perder el control en ciertas situaciones. Ciertos eventos que pasarán a lo largo de la historia, conocer aspectos de su pasado y de su traumática estancia en el internado para niños, nos llevarán al límite de emociones y sentimientos.
Azul, para la tristeza, rojo para el miedo y morado para la ira serán los colores que veremos en ciertas personas y dependiendo de nuestro acercamiento y acciones podemos ayudarlos a sentirse mejor o en un mal caso, sentirse peor. Tendremos que involucrarnos con cada personaje y el entorno en el que estemos, no es simplemente saber cómo se siente o qué piensan, es escuchar cada uno de los diálogos para saber qué hacer en el siguiente paso, por ejemplo, estás trabajando como mesera y tienes que prestar atención a las órdenes, ya que tendrás diferentes opciones a escoger y habrá que elegir la correcta o podrás molestar a cierta personas; en otros casos, tendrás que elegir entre decir la verdad o no, pero siempre alguien resultará enojado en estos casos, simplemente hay que prestar atención a detalles para adivinar una canción o qué tipo de flores prefiere alguien para mejorar su actitud.
Conforme nos adentremos en la historia y la nueva vida de Alex, iremos conociendo a cada uno de los personajes del pequeño pueblo, desde los más viejos a los más jóvenes y cada uno tendrá algo que aportar a nuestra aventura, también nos ayudarán a entender a nuestro hermano Gabe y cómo siempre estuvo preocupado y emocionado por nosotros al llegar al pueblo. Algo diferente a entrega pasadas, donde en la mayor parte nos relacionábamos con personas de nuestra misma edad, en esta ocasión, cada experiencia es diferente, desde escuchar a un “héroe” del pueblo por un derrumbe en la mina, hasta los planes e historietas de un niño y cómo ciertos lugares pueden representar una aventura para él, lo que requiere atención a detalles.
Uno de los detalles importantes de la nueva generación de consolas, específicamente en el PlayStation 5 es que esta entrega utiliza las funciones hápticas del control dualsense, no tanto como quisiéramos, pero al momento de visualizar el aura de una persona nuestro gatillo comenzará a vibrar, dándonos un detalles interesante de que tan fuerte es un sentimiento o estado de ánimo de una persona en comparación a alguien que no tiene emociones tan fuertes, con los colores previamente mencionados.
Gráficamente el juego lo hace muy bien: el entorno, el pueblo y los detalles de cada uno de los personajes que conoceremos, así como los diferentes escenarios desde la florería, el bar, nuestro departamento, la antigua mina abandonada y mucho más, tienen detalles bastante destacables, en su mayor parte podremos interactuar con ellos para leer algo o investigar ciertas cosas. Sin embargo, el punto más débil que tiene el juego recae en su rendimiento, donde si bien no es malo y está a la altura de lo que hemos estado acostumbrados, se limita a darnos una experiencia a 30 cuadros por segundo (muy estables), pero al llegar a consolas de nueva generación, con un mejor rendimiento, podríamos haber esperado hasta 60 cuadros por segundo, lo cual hace de este tipo de juegos una experiencia visualmente más atractiva.
Life is Strange: True Colors es una gran experiencia y una de las mejores de la saga, un momento de aprendizaje, de a lo largo de 10 a 15 horas de juego que nos adentrará en una historia muy sentimental llena de diferentes caminos y decisiones y nos hará pensar en cosas cotidianas de la vida, relaciones, familia y mucho más, sin duda una de las mejores experiencias del año.