El número 132 de Artes de México dedica sus páginas a un sitio igual de atractivo que contradictorio: La Roma. El ejemplar cuenta con diez textos destinados a describir procesos históricos y personales ocurridos en la Roma, además de dos cómics de la pluma de Bef basados en personajes que se convirtieron en leyendas de aquellas casonas.
Por Sabina Orozco
Ciudad de México, 5 de septiembre (SinEmbargo).- Dicen que todos los caminos conducen a Roma. Esa frase grabada tanto en el Milliarium aureum como en el imaginario colectivo supone que hay muchas formas de llegar al mismo lugar. En otro sentido, también apela a la frecuente centralización del mundo en términos materiales y de las ideas. La colonia Roma, construida alrededor de 1903 en la Ciudad de México, ha sido eje de importantes actividades políticas, culturales y económicas. Es, quizá, la materialización de aquel dicho popular. Sin embargo, en distintas épocas su carácter se ha modificado a causa de factores humanos, como el perfil de quienes la habitan; o naturales: el terremoto del 85, por ejemplo.
El número 132 de Artes de México dedica sus páginas a un sitio igual de atractivo que contradictorio. En los términos ortodoxos de la RAE, una colonia refiere al “conjunto de personas que, procedentes de un territorio, se establecen en otro” y “al territorio dominado y administrado por una potencia extranjera”. Tales acepciones implican actos migratorios y, por supuesto, de sometimiento. A diferencia de los significados anteriores, en México esa palabra señala lo que otros lugares tomarían por “barrio”, un lugar cuyos habitantes mantienen cierto grado de familiaridad. En la mayoría de las colaboraciones de esta edición, se elide el término “colonia” al apuntar al espacio referido. De alguna manera, esa elisión tiene que ver con su presencia mental y no necesariamente cotidiana en quienes vivimos en la capital del país. Aclaro que ese fenómeno no implica vivir ahí ni ser asiduo visitante. La Roma es un punto de reunión artística y comercial inminente. El hecho de descentralizar esos espacios de encuentro es un tema que considero importantísimo, pero no corresponde a estas líneas.
El ejemplar de Artes de México cuenta con diez textos destinados a describir procesos históricos y personales ocurridos en la Roma, además de dos cómics de la pluma de Bef basados en personajes que se convirtieron en leyendas de aquellas casonas: Bárbara Guerrero, una mujer famosa por realizar intervenciones mágicas en cuerpos y psiques; y el escritor William Burroughs.
Al principio, las colaboraciones de este número nos hablan de procesos urbanísticos y políticos. A medida que avanzamos encontramos otra clase de escrituras interesadas en zonas que pocos se detienen a ver ⸺ “Dentadas y serpenteantes: las banquetas de la Roma”, de Jim Johnston⸺ o que se desarrollan al interior de los edificios levantados sobre calles con nombres de países o ciudades: “Región de voces, el Mercado de Medellín”, de Lydia Carey; “Casa decimal de un poeta desmedido”, de José Luis Trueba Lara; “Cives romani: tres escritores romanizados”, de Rafael Vargas; y “Kati Horna, retrato interior”, de Pedro Tzontémoc. Este último foto-ensayo cautiva por la perspectiva desde la que relata y retrata. El autor narra su vínculo con la fotógrafa nacida en Hungría instalada en la calle de Tabasco, encuadra con el mismo entusiasmo los objetos y personas que vivieron en esa casa: “Ahí también dejaron su aura quienes protagonizaron la cultura en ese tiempo: José Horna, Leonora Carrington, Remedios Varo, Ángela Gurría, Mathias Goeritz, Chucho Reyes […] y Juan Luis Díaz, mi padre, a quien [Kati Horna] le preparaba gelatina roja cada vez que él la visitaba. Imagino que con cada uno de sus amigos Kati establecía una especie de rito”. Ese tipo de estampas a puerta cerrada nos hacen intuir una colonia cuya definición trasciende las fachadas Art Nouveau para conducirnos a la arquitectura de los vínculos humanos.
Las fotografías y los collages de esta edición son tan heterogéneos como los textos. Poner la cámara frente a cualquier elemento conlleva a subvertir la realidad. Es hermoso pensar dicha operación duplicada al observar las imágenes de Los olvidados que se integran al texto de Luis González Obregón. El Jaibo y los personajes de la cinta de Buñuel aparecen reunidos en la Plaza de Romita. Y ya que hablamos de cine, vale la pena mencionar “Numerosa Roma”, de Aurelio Asian, serie de reflexiones sobre la historia que inicia Cuarón en la calle de Tepeji.
Los collages de Nuria Meléndez Gámez son un acierto en cuanto a la idea de experiencias que coexisten en un solo sitio. El número 132 de Artes de México ofrece un generoso recorrido por esa superposición de estilos arquitectónicos, personas y árboles que revientan las banquetas.