Martín Moreno-Durán
18/08/2021 - 12:05 am
Así pendejeaban a Gatell
López-Gatell desestimó, desde el principio de la actual pandemia en México (febrero-marzo de 2020), el uso del cubrebocas.
+ Regaños en Los Pinos
+ La pandemia lo exhibió
-¡Son unos pendejos…!-, les recriminaba en 2009, cara a cara, la poderosa Jefa de la Oficina de la Presidencia durante el sexenio de Felipe Calderón, Patricia Flores Elizondo, a dos funcionarios: al entonces director del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades, Miguel Ángel Lezana, y al director general Adjunto de Epidemiología: Hugo López-Gatell. Los tenía sentados frente a ella en su oficina de Los Pinos. La escuchaban en silencio, la cabeza gacha.
La razón del severo regaño – fueron varias las ocasiones en las que Flores Elizondo les llamó “pendejos” a Lezana y a López-Gatell-, fue la incompetencia que ambos mostraban con las estadísticas referentes a la pandemia de influenza que México enfrentó hace 12 años. Tanto Lezana como Gatell eran un desastre con los números, contribuyendo a la confusión que en ese momento se generaba respecto a la enfermedad (una mutación del virus de la influenza). Sus cifras no eran confiables. Traían un desorden monumental.
A partir de ese momento, los hicieron a un lado, dejando el control de la epidemia en México a Pablo Kuri – Morales, considerado por especialistas como el mejor epidemiólogo del país (por supuesto, un médico de su nivel, con poder de decisión y criterios propios, no tiene cabida dentro del Gobierno de un solo hombre de la 4T, y que mucha ayuda hubiera brindado en estos momentos de coronavirus). Las cosas, de inmediato, mejoraron.
Aún más:
El Presidente Calderón le había pedido en al menos dos ocasiones al Secretario de Salud, José Ángel Córdova, que removiera de su cargo al Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de Secretaría de Salud, Mauricio Hernández, por su incompetencia. Hernández era, a su vez, el protector principal de Lezana y de López-Gatell, sus incondicionales, quienes dependían en lo absoluto de la suerte y voluntad de Hernández.
Los protegidos del Subsecretario hicieron mancuerna en la SSa. Pero por su torpeza ante el manejo de la influenza, Lezana y López-Gatell -hoy, el responsable estrella de AMLO en el fracasado y fallido control de la pandemia de COVID-19 que hasta la entrega de esta columna registraba 248 mil 652 muertos y tres millones 108 mil 438 contagiados-, fueron llamados a Los Pinos por Patricia Flores para recibir la reprimenda de su vida, debido a su errática conducción con las estadísticas manejadas con la epidemia de influenza, exigidas tanto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La estrategia de Lezana y de su comparsa, López-Gatell, era un caos. La queja llegó hasta Los Pinos y por eso fueron reprendidos. En la oficina de Flores había otros funcionarios como testigos.
-¿Les llamó pendejos, literal?-, preguntó el columnista.
– Sí. Cincuenta veces se los dijo…
Con Kuri – Morales a la cabeza de la estrategia gubernamental en contra de la epidemia de influenza de 2009, los resultados no fueron tan dañinos: hubo alrededor de mil 172 fallecidos. No se salió de control, como hoy sí lo está el coronavirus. En ningún momento de la emergencia sanitaria -de marzo de 2009 a abril de 2010-, Calderón contradijo a Kuri-Morales, quien tampoco se mostró complaciente o zalamero hacia el Presidente de la República. Cada quien cumplió con sus papeles.
Y más que pertinente resulta recordar este pasaje vergonzante para López-Gatell quien, once años después, parece no haber aprendido nada o muy poco sobre cómo se debe enfrentar una pandemia, como hoy ocurre con la COVID-19.
Revisemos:
López-Gatell desestimó, desde el principio de la actual pandemia en México (febrero-marzo de 2020), el uso del cubrebocas, que fue una de las primeras medidas esenciales del Gobierno calderonista para evitar que los contagios de influenza se esparcieran con rapidez. Gatell, muy al contrario, recomendó no usarlo, y hoy todos pagamos las consecuencias.
López Gatell no quiso suspender el festival musical “Vive Latino” celebrado en la Ciudad de México a mediados de marzo del año pasado, donde se reunieron cerca de 140 mil personas y que especialistas consideraron un error monumental porque fue caldo de cultivo del coronavirus. Hubo decenas de contagios. ¿Qué hizo el Gobierno de Calderón en 2009? Sí canceló el “Vive Latino” por la influenza. Esa es la diferencia.
López-Gatell ha sido errático y necio frente a la pandemia de COVID-19. Más que epidemiólogo, se erigió en palero político del Presidente, diciendo cualquier cantidad de sandeces y tonterías con tal de agradar y alimentar el criterio chabacano y confuso de López Obrador: “El coronavirus nuevo se comporta como una enfermedad respiratoria de moderada a baja gravedad. Es más leve que la influenza estacional… La fuerza del Presidente es moral, no de contagio… Esta idea de hacernos todos la prueba (de la COVID-19), parte de una visión completamente fuera de lugar… (El mínimo de fallecimientos) se redondea a treinta mil o treinta y cinco mil, y un número catastrófico puede ser de sesenta mil…Saldremos ´más o menos´ de la gravedad en abril (de 2020)…”, es parte del catálogo vergonzante dicho por López-Gatell desde hace más de 17 meses.
Y así le fue a México.
*****
Regañado y devaluado durante el Gobierno de Felipe Calderón por su manifiesta incompetencia, Hugo López-Gatell anidó un odio feroz en contra del calderonismo y de sus representantes. Así, fue el perfecto aliado anticalderonista de AMLO, quien lo utilizó para sus propósitos: atacar al Gobierno del panista, aprovechando los rencores de Gatell, pero dejando de lado tres cosas fundamentales para enfrentar una pandemia: conocimientos, experiencia y sensibilidad. No fue así. Y los platos rotos los pagaron millones de mexicanos.
López-Gatell ha sido una calamidad para México.
No ha podido -ni podrá- con la pandemia.
Por algo lo pendejeaban.
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