El método, probado simultáneamente en Dinamarca y el Reino Unido, podría tener una amplia aplicación en diversos campos, desde la medicina forense hasta la detección de patógenos.
Ciudad de México, 10 de agosto (RT).- Dos grupos de científicos han practicado un método que podría cambiar la manera de estudiar la biodiversidad, la arqueología y la medicina forense, y que consiste en recoger del aire el ADN que desprenden los animales.
Esta tecnología utiliza filtros de presión para recolectar muestras de aire, que posteriormente son secuenciadas para identificar la pertenencia del ADN. De esta manera, se prescinde de la presencia inmediata de los objetos de investigación.
eDNAir: proof of concept that animal DNA can be collected from air samplinghttps://t.co/dpi34xlJp4
— Roland Baker (@RolandBakerIII) April 1, 2021
«Capturar fragmentos de ADN en el aire es un método menos invasivo y más flexible. Se puede detectar la presencia de criaturas en cuevas sin molestarlas, por ejemplo», explicó a The Guardian la profesora Elizabeth Clare, quien lideró el estudio en el Reino Unido.
En diciembre de 2020, el equipo de Clare, que entonces trabajaba en la Universidad Queen Mary de Londres, instaló filtros en 20 lugares del Zoológico de Hamerton, unos 90 kilómetros al norte de la capital británica.
Los investigadores recogieron 72 muestras y utilizaron la reacción en cadena de la polimerasa, una técnica que permite amplificar un fragmento de ADN y así simplificar su detección. La secuenciación del material genético identificó 17 especies de animales, entre ellos un tigre, un dingo y lémures.
UNA INVESTIGACIÓN PARALELA
El mismo método fue aplicado al mismo tiempo por un grupo de investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), que recogió aire de varias zonas del zoológico de la capital danesa y detectó en los filtros el ADN de 49 especies de mamíferos, aves, peces y reptiles grandes y pequeños, incluidos peces guppy del estanque local.
Ambos grupos se percataron de que podían detectar la presencia tanto de vida silvestre como de mascotas del barrio e incluso de animales que sirven de alimento para los habitantes del zoológico.
El pasado marzo, el equipo liderado por Clare reportó resultados de la recolección de fragmentos de ADN del aire del entorno de ratas topo desnudas. Los investigadores recogieron con éxito muestras de ADN de los roedores tanto en el aire dentro de sus madrigueras como de la habitación donde se encontraban en cautiverio. Además, el experimento también detectó el ADN humano que los investigadores y cuidadores de las ratas habían desprendido a lo largo del tiempo.
APLICACIONES POTENCIALES
El descubrimiento de esta nueva fuente del ADN ambiental tendrá probablemente impacto en múltiples disciplinas científicas, según los investigadores. El método es adecuado para estudios ecológicos a gran escala de poblaciones y biodiversidad.
El ADN ambiental humano también ofrece posibilidades para campos como la antropología forense o la arqueología forense, que implican la recopilación de datos de restos humanos. El ADN aerotransportado también podría complementar las técnicas existentes para estudiar la propagación de patógenos, como el coronavirus.