La inversión extranjera directa en América Latina tuvo una caída del 34.7 por ciento debido a la pandemia de COVID-19, aunque en México aumentaron los ingresos de capital 6.6 por ciento con respecto al año anterior.
Por Patricia Nieto Mariño
Santiago de Chile, 5 de agosto (EFE).– La pandemia de la COVID-19 hizo retroceder la inversión extranjera directa (IED) en América Latina a niveles no vistos en la última década al provocar una caída del 34.7 por ciento en el flujo de capital el año pasado, el mayor descenso desde el que se registró en 2009, durante la Gran Recesión.
«Las entradas desde el extranjero fueron las menores desde 2010, una gran caída que da continuidad a una tendencia a la baja que comenzó en 2013», lamentó este jueves la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena.
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La región recibió 105 mil 480 millones de dólares de trasnacionales el año pasado, lo que implica una caída interanual de 56 mil millones de dólares y un retroceso que va en sintonía con el promedio mundial, que experimentó una caída de la IED del 35 por ciento, según datos del organismo dependiente de la ONU.
El escenario de crisis sanitaria y de incertidumbre económica generada por la COVID-19, agregó Bárcena, hizo caer la inversión extranjera en todos los países de la región excepto en cinco: Bahamas, Barbados, Ecuador, Paraguay y México.
«Además, la participación de la IED en el PIB fue únicamente del 2.5 por ciento en 2020, frente al promedio de la década anterior, del 3.5 por ciento», concretó el organismo, con sede en Santiago de Chile.
MÉXICO CRECE Y BRASIL Y PANAMÁ CAEN
Con 41.1 millones de infectados y 1.38 millones de muertos por COVID-19, América Latina y el Caribe es una de las regiones más afectadas del mundo por la crisis sanitaria en términos económicos.
La pandemia, que provocó un caída del 6.8 por ciento del PIB regional en 2020 -la mayor recesión en 120 años-, disminuyó un 21 por ciento las adquisiciones y fusiones transfronterizas, que totalizaron 26 mil millones de dólares, una cifra levemente superior a la de 2009, agregó la Cepal.
Brasil, el país que más capital extranjero recibió, perdió en 2020 un 35.4 por ciento de sus entradas, aproximándose de forma inédita al segundo país de la lista, México, que aumentó sus flujos en un 6.6 por ciento.
En Suramérica en su conjunto, la IED se redujo en un 40.4 por ciento, siendo los países más afectados Bolivia (-406 por ciento), Perú (-87 por ciento) y Uruguay (-53 por ciento).
En tanto, los países que conforman el Caribe cayeron un -25,5 por ciento en promedio, aunque la zona más afectada fue Centroamérica, con un descenso de la inversión en todas sus naciones y una caída en promedio del 89,4 por ciento.
Todos los componentes de la #InversiónExtranjeraDirecta sufrieron el impacto de la pandemia en #ALC, afectada por el cierre de actividades, y es muy difícil que estos flujos se constituyan en un motor de la recuperación si no se toman medidas pronto: @aliciabarcena. #IED pic.twitter.com/pflIrUaCep
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«La tendencia de los extranjeros es la de irse a países desarrollados porque han mandado señales más claras de inversiones públicas en sectores estratégicos», explicó.
Uno de los casos más llamativos fue el de Panamá, país insigne en inversión extranjera, que llevaba una década incrementando su flujo de capital pero que en 2020 registró entradas negativas en todos los componentes del índice (-140 por ciento).
Con estas cifras, alertó Bárcena, «la IED no va a ser un motor de recuperación en la región a menos que haya una mayor decisión en materia de las políticas que garanticen su reactivación».
¿QUIÉNES INVIERTEN?
En 2020, se produjo una reconfiguración del mapa de inversión en América Latina: cayeron los flujos de las empresas europeas, las principales inversionistas, que hasta 2019 concentraban más de la mitad de entradas, y aumentó la influencia de Estados Unidos y China.
La proporción de capital que llegó desde Europa cayó el año pasado hasta el 38 por ciento, mientras que el de Estados Unidos ascendió diez puntos porcentuales, y ahora supone el 37 por ciento de la IED en la región.
Además, agregó Bárcena, China «está ganando protagonismo como inversor sobre todo a través de fusiones y adquisiciones», sector en el que pasaron de un 1.7 por ciento de participación entre 2005 y 2009 a un 16.3 por ciento entre 2015 y 2019, con especial interés las energías verdes, transporte y redes digitales.
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ENERGÍAS RENOVABLES Y DIGITALIZACIÓN
Los sectores más afectados fueron los recursos naturales, con una caída interanual del -47.9 por ciento y las manufacturas, que se desplomaron -37.8 por ciento, representando ahora el 37 por ciento del total, un valor inferior al promedio de los últimos diez años.
Para Bárcena, la caída del IED confirma la estrecha relación entre los flujos de inversión y los ciclos de precios de materias primas, una situación «preocupante» de cara a 2021, año para el que se proyecta un aumento de precios en los commodities por la recuperación global.
Frente al modelo de «reprimarización, que no garantiza un crecimiento sostenido», la Cepal propone «recuperar una visión estratégica del rol del IED hacia la diversificación» con las energías renovables y la transformación digital como sectores clave.
«El panorama va a seguir siendo muy complejo en 2021, año en el que esperamos un crecimiento de la IED mundial de entre el 10 y el 15 por ciento, sin embargo el panorama menos optimista le tocará a África y América Latina y el Caribe», concluyó.