San Miguelito, que se localiza en la ciudad de Morelia, es un restaurante familiar que une la experiencia culinaria con el arte hecho en México. Es además un museo y una galería donde el comensal puede ser testigo de piezas únicas y de paso pedir a San Antonio que le haga el milagro de encontrar al amor de su vida.
Morelia, Michoacán, 11 de julio (SinEmbargo).– ¿Quién no disfruta de ir a Morelia? La capital michoacana es un deleite a la ahora de recorrer sus calles y ver sus históricos edificios construidos con cantera rosa, ser testigo de su vasta cultura en Día de muertos y en cualquier época del año con todas las actividades por hacer, y por su puesto, por la gastronomía que alberga. No se puede visitar esa ciudad sin disfrutar de los lugares que además de brindar una exquisita comida también son toda una experiencia, como es el caso del ya icónico restaurante San Miguelito.
Don Servando Canela, su fundador y director, unió en este sueño dos de sus pasiones: su gusto y conocimiento por las artesanías y su encanto por la comida, como lo comparte con entrevista con SinEmbargo:
“Yo me dediqué por muchos años a la comercialización de artesanías y siempre había tenido el deseo de abrir un restaurante. Dos de mis hijos Erick y Cynthia, que tienen gusto e idea de lo que es un restaurante, me impulsaron a que lo abriera y pues me decidí».
Sin embargo, Don Servando tenía algo muy claro: no sería un establecimiento más, el suyo debía tener personalidad, lejos de común.
«Dije: ‘me gustaría que tuviera personalidad, algún concepto muy definido’. Pensé en juntar mi experiencia en el ramo artesanal para unir la artesanía con gastronomía. Claro, que con los años, la practica y el conocimiento hay un inventario mental de imágenes, de colores, de sabores, de todas las vivencias que yo he tenido, y traté de aplicarlas, y con la ayuda de mis hijos empezamos».
Oriundo de Guadalajara, pero con ascendencia michoacana y asentado en la ciudad, Servando Canela fue creando el concepto de San Miguelito y así fue consolidándose como un lugar con ya 26 años de ser más que un sólo restaurante-bar, sino también un museo y galería de arte.
Su visión fue pensar en el comensal como un invitado en casa. Cuando alguien importante y querido para nosotros visita nuestro hogar, uno prepara todo lo necesario para que esa persona sea recibida de la mejor manera, en una mesa con buena presentación, con los mejores platos, copas, manteletas. No sólo eso, arrancar a partir de ello sí, pero ir más allá y ofrecerle al cliente, además una experiencia única, original, que no se repitiera con la de otro comensal.
ARTE, HISTORIA Y CULTURA EN CADA MESA
En San Miguelito hay salones para que cada cliente elija el que más vaya de acuerdo a su comodidad y según lo que esté buscando. Cuenta con un salón privado disponible para reuniones lejos del barullo, está la terraza al aire libre y el resto de restaurante donde se aglutinan los comensales quienes pueden elegir de entre las mesas la que más les guste.
Cada mesa tiene su personalidad y fue hecha especialmente para el lugar. No hay ninguna igual. Existe una con respaldos de esqueleto de madera tallados a mano, otra dedicada a Emiliano Zapata que juega con los colores de la bandera de México, hasta con las copas, una mesa que hace homenaje a la llamada «bebida de los dioses» y cuya base es un maguey de bronce de 100 kilos de peso, otra mesa más postrada sobre dos campanas de bronce que pueden verse gracias a la base de cristal; eso sólo por mencionar algunas de ellas.
Las piezas artesanales inundan todo el lugar. Todo en la mesa como la vajilla fue mandada hacer, las artesanías que cuelgan de las paredes, las catrinas y catrines, las pinturas, las piezas religiosas y hasta un altar de la iglesia de Santa Prisca en Taxco, adornan el lugar y provienen de artesanos de diferentes estados de la República, lo que vuelve a este lugar único en México.
La cultura está por encima de todo, y por supuesto la comida es muestra de ello:
«La comida nuestra es mexicana, de autor. Mis hijos Erick y Cynthia crearon los platillos. Los platillos tienen personalidad sin llegar a lo gourmet. Es algo muy mexicano», describe Canela.
Y hay de dónde elegir. Carnes, mariscos, ensaladas… hay para todo gusto.
Además, el menú puede variar de acuerdo a cada temporada con platillo especiales como el Chile en nogada para las fiestas patrias servido en un plato de talavera o una sopa en Día de Muertos hecha con flores de cempasúchil.
Los adornos tampoco pueden faltar para cambiar el ambiente de cada temporada, que sí es Navidad, Día de Muertos, Día de las Madres, festejos por el Amor y la Amistad y hasta la fiesta de San Antonio, son ocasiones perfectas para cambiar un poco el estilo.
En este lugar también hay lugar para el recuerdo. Existe un muro tapizado de fotografías enmarcadas de las personalidades del espectáculo, empresarial, deportivo, y demás, que han comido ahí.
RINCÓN DE LAS SOLTERONAS
Uno de los salones que llama más atención entre los clientes y los visitantes extranjeros es el Rincón de las Solteronas, dedicado a
Antonio de Padua, también conocido como San Antonio, patrono de en Portugal al que se reconoce por ayudar a formar romances imposibles.
En el centro de este salón se encuentra una figura de este santo de dos metros de altura colocado de cabeza, pues según la tradición al ponerlo en esta posición, hacer un ritual y después de rezarle con mucha devoción pidiéndole por una pareja, puede hacerte el milagro.
Incluso, en el restaurante hay un libro donde se puede anotar la petición, que ya suman según el conteo de San Miguelito más de 23 mil.
«Lo más bonito es que ha habido mucha respuesta, muchas solicitudes se han resuelto. Casos que yo pensé que a lo mejor no iban a prosperar mucho, han prosperado y se empezó a hacer una tradición. Vienen de todas parte de la república, inclusive del extranjero, a pedirle a San Antonio que les hago el favor de conseguirles una pareja».
Señala a quienes han regresado a agradecerle a este Santo su milagro y en ofrenda traen fotos de sus bodas, ramos, y hasta ligas.
La imagen gigante de San Antonio está rodeada por una colección de aproximadamente 850 piezas que Don Servando Canela ha ido reuniendo a lo largo de casi tres décadas. Todo empezó con una pintura que compró a un vendedor, ahora la colección está compuesta por figuras de toda la República y hasta de Portugal.
San Miguelito (ubicado en Av. Camelinas s/n Contraesquina del Centro Convenciones, junto a la Paloma, Morelia, Michoacán), ofrece servicio todos los días. Hoy, este restaurante se recupera del paro de ocho meses que tuvo por la pandemia, con la esperanza de seguir adelante, pero aún la incertidumbre de una escenario incierto para este sector restaurantero.
“Todavía nuestra situación no es del todo satisfactoria. Está todavía difícil superarlo, pero tenemos la confianza de que la gente va a seguir regresando. Es un lugar en Morelia prácticamente como ícono, la gente nos busca, y no sólo la gente de la ciudad sino también del extranjero. El turismo está empezado a regresar, viene mucha gente de varias parte de la República. Nos siguen buscando y yo pienso que vamos a continuar. Yo espero que la libremos, tenemos el propósito de seguir adelante».