Gurría llegó a al OCDE en 2006 y su primer solicitud fue que se le diera más peso en sus trabajos a tres asuntos de carácter social que podían parecer problemas sobre todo de países en desarrollo: la salud, la migración y el agua.
Por Ángel Calvo
París, 30 may (EFE).- A punto de dejar las riendas de la OCDE tras tres mandatos de cinco años, el mexicano Ángel Gurría se siente «satisfecho» de muchas cosas que se han hecho en ese tiempo desde la organización, pero sobre todo de haber puesto «a las personas en el centro de las políticas públicas«.
En una entrevista a Efe, Gurría considera «fundamental» ese enfoque que consiste en integrar los que eran los análisis tradicionales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), sobre el crecimiento o la productividad «con los temas de no dejar a nadie afuera».
Cuenta que, cuando llegó en 2006 a esta organización con sede en París que durante mucho tiempo se conocía como el «club de los países ricos» y del que México forma parte desde 1994, pidió que se le diera más peso en sus trabajos a tres asuntos de carácter social que podían parecer problemas sobre todo de países en desarrollo: la salud, la migración y el agua.
«Con la inmigración, supongo que al principio sospechaban que era por mi origen mexicano. Ahora ya se dieron cuenta de que no es un problema de México, sino que es un problema mundial», señala.
ORGULLOSO POR LA CONSOLIDACIÓN DE PISA
También se siente orgulloso de «la consolidación del programa PISA» que hace una evaluación regular de los alumnos de 15 años de más de una cincuentena de países, y que se ha convertido en la gran referencia mundial al permitir comparar las evoluciones y diseñar políticas educativas tomando en consideración los mejores ejemplos.
O de la acción de la OCDE en el terreno de la fiscalidad, que ha tenido múltiples evoluciones, desde la elaboración de listas de paraísos fiscales a la lucha contra el secreto bancario para combatir la evasión fiscal, o más recientemente la búsqueda de consenso para obligar a las multinacionales a pagar un impuesto de sociedades mínimo, y en particular a las digitales.
Un acuerdo que, una vez que Donald Trump ha sido sustituido por Joe Biden en la Casa Blanca, parece bien encaminado y podría concretarse en «meses».
El todavía secretario general no quiere que se olvide que los avances en cooperación fiscal ya se han traducido en que a las administraciones de hacienda se les han notificado datos de 85 millones de cuentas bancarias de residentes fiscales domiciliadas en el extranjero en las que hay 10 billones de euros, el equivalente de la mitad del producto interior bruto (PIB) estadounidense.
MUCHA MÁS PRESENCIA DE LATINOAMÉRICA EN LA OCDE
En su activo también está la progresiva ampliación de la OCDE, que durante su mandato ha permitido en particular el ingreso de otros tres países latinoamericanos, que se han sumado a México: Chile en 2010, Colombia en 2020 y Costa Rica a comienzos de semana.
Su incorporación «ha tenido el efecto de enriquecer el trabajo» de la organización, a la que han dado «otra dimensión». Ellos, por su parte, se pueden beneficiar de «las mejores prácticas» que define el laboratorio de ideas que es la OCDE y actúan «como difusores».
Entre los seis actuales candidatos a una futura adhesión hay otros tres Estados latinoamericanos (Brasil, Argentina y Perú). Gurría puntualiza que el objetivo no puede ser «una OCDE universal» sino «un máximo de 50» pero con «la capacidad de tener influencia en los 200 países que hay en el mundo».
Su condición de mexicano también ha sido fundamental como gran anfitrión del Foro Internacional de Latinoamérica y el Caribe que cada año se celebra en París, y cuya décimo tercera edición tuvo lugar este jueves.
LA OCDE, SECRETARIADO DE LA GLOBALIZACIÓN
Cuando llegó al puesto, se fijó el objetivo de convertir la organización en «el secretariado de la globalización», algo que a su parecer ya es un hecho desde que participa de oficio en las cumbres del G7 o del G20, pero también de otras alianzas geográficas.
¿Qué hará Gurría, cuando el próximo martes pase el relevo de la secretaría general al australiano Mathias Cormann? «Estoy viendo varias funciones», responde sin dar más pistas. Lo primero es volver a su país con su mujer para «aterrizar un poco, estar tranquilos» y recuperar los vínculos con muchos miembros de la familia de los que han tenido que estar alejados.
Con todo el dinamismo y el bagaje de sus 71 años, dice que también va a «pensar qué hacer el resto de la vida». «Porque el tiempo pasa muy rápido y después de estos quince años de acumulación de experiencias y de haber vivido tantas cosas, ahora hay que canalizarlas, ser útil en otros foros, en otras trincheras», concluye.