Fatiga y mal estado de ánimo, consecuencias de COVID persistente

15/05/2021 - 9:30 am

La fatiga es el síntoma más común que se mostró en la evaluación, y más de un tercio de los pacientes dieron a conocer que tenían dificultades para realizar actividades básica de la vida diaria.

Madrid, 15 de mayo (EuropaPress).- Los pacientes con COVID-19 persistente experimentan síntomas como trastornos del estado de ánimo, fatiga y deterioro cognitivo que pueden afectar negativamente a la vuelta al trabajo y a la reanudación de las actividades normales, según un estudio de Mayo Clinic (Estados Unidos) publicado en la revista científica Mayo Clinic Proceedings.

El estudio informa sobre los primeros 100 pacientes que participaron en un programa de rehabilitación para evaluar y tratar a los pacientes con el síndrome post-COVID-19. Los pacientes fueron evaluados y tratados entre el 1 de junio y el 31 de diciembre de 2020. Tenían una edad media de 45 años y el 68 por ciento eran mujeres. Fueron evaluados una media de 93 días después de la infección.

El síntoma más común de los pacientes que acudieron a la evaluación fue la fatiga. De los pacientes del estudio, el 80 por ciento informó de una fatiga inusual, mientras que el 59 por ciento presentaba quejas respiratorias y un porcentaje similar tenía quejas neurológicas. Más de un tercio de los pacientes declararon tener dificultades para realizar las actividades básicas de la vida diaria, y sólo uno de cada tres pacientes había vuelto a la actividad laboral sin restricciones.

«La mayoría de los pacientes del estudio no tenían comorbilidades preexistentes antes de la infección por COVID-19, y muchos no experimentaron síntomas relacionados con la COVID-19 que fueran lo suficientemente graves como para requerir hospitalización. La mayoría de los pacientes tenían resultados normales o no diagnósticos de laboratorio e imagen, a pesar de tener síntomas debilitantes. Este es uno de los retos de diagnosticar el síndrome de fatiga crónica a tiempo y responder de forma eficaz», explica el primer autor del estudio, el doctor Greg Vanichkachorn.

No obstante, los síntomas solían tener efectos negativos importantes cuando los pacientes intentaban volver a sus actividades cotidianas, incluido el trabajo. «La mayoría de los pacientes con los que trabajamos requerían fisioterapia, terapia ocupacional o rehabilitación cerebral para tratar el deterioro cognitivo percibido. Aunque muchos pacientes presentaban fatiga, más de la mitad también informaron de problemas con el pensamiento, lo que se conoce comúnmente como ‘niebla cerebral’. Y más de un tercio de los pacientes tenía problemas con las actividades básicas de la vida. Muchos no pudieron retomar su vida laboral normal durante al menos varios meses», argumenta Vanichkachorn.

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