El baile que se quiso ocultar y se olvidó con el paso de los años expuso por primera en México el tema de la homosexualidad en la sociedad, ahora 120 años después ese pasaje de la historia del país llega a las pantallas de Netflix con la cinta del director David Pablos El Baile de los 41, el primer drama de época sobre la comunidad gay dentro del cine nacional.

Ciudad de México, 16 de mayo (SinEmbargo).– Era un 17 de noviembre de 1901 cuando se celebró una fiesta en la Ciudad de México. Hombres de la clase alta se dieron cita. Algunos con traje, otros con vestido, pechos hechos de rellenos, rostro maquillado. Era la velada esperada.

Todo transcurría de acuerdo a lo establecido. El alcohol, la música no faltaban. Sin embargo un descuido abrió la entrada de ña íntima reunión a los gendarmes de Gobierno de Porfirio Díaz. Aquello fue una redada, y al otro día se convirtió en el escándalo total. La homosexualidad no tenía cabida entre el México de machos de bigote largos, y menos cuando se estaba tan cerca de la clase política.

El baile que se quiso ocultar y se olvidó con el paso de los años expuso por primera en México el tema de la homosexualidad en la sociedad, ahora 120 años después ese pasaje de la historia del país llega a las pantallas de Netflix con la cinta del director David Pablos El Baile de los 41. Y es la guionista Monika Revilla quien cuenta la historia.

Revilla, interesada en abordar temas de género y con tan poco información sobre ese pasaje histórico, puso manos a la obra.

«Siempre me he interesado muchísimo con todo lo que tiene que ver con género, construcción de género, con todo lo que tiene que ver con orientación sexual porque siento que ahí están las claves de quienes somos. Hay demasiadas capas de construcción social y de protocolos sociales que a veces no nos dejan ver bien nuestra esencia. Entonces, siempre estoy indagando en esos temas y un día leyendo me tope con la anécdota del ‘Baile de los 41’, y no podía creer que no había oído hablar de ello jamás. Le pregunté a algunos de mis amigos gays y tampoco sabían; le pregunté a mis papás y sabían perfecto. Me di cuenta que había pasado como historia oral durante un siglo y que poco a poco se estaba desapareciendo esa anécdota», relata en entrevista con SinEmbargo.

La cinta que tuvo un paso exitoso en cines y que ahora arribó recientemente al catálogo de Netflix relata la historia de Ignacio de la Torre y Mier (interpretado por Alfonso Herrera), un Diputado que no dudó en desposar a Amada Díaz (Mabel Cadena), hija del entonces Presidente Porfirio Díaz, en la búsqueda de un mejor puesto, una decisión que tomó a pesar de su nula atracción por ella.

Él estaba interesado en el alguien más, el abogado Evaristo Rivas que es personificado por el actor Emiliano Zurita, que habló también en entrevista con este medio.

«Creo que lo interesante de esa época es que el baile marcó algo muy importante que fue cuando por primera vez salió a la luz el tema de la homosexualidad en México. Antes de eso era algo que ni se tocaba, ni se hablaba, como que la gente pretendía que no existía o no era común. […] La sociedad porfiriana que era muy machista y sumamente religiosa. La gran mayoría de la gente opinaba que esto está mal».

La película es una historia de amor en tiempos donde ser homosexual era condenatorio. Se debía ocultar y guardar la aprecias a como diera lugar.

Realizar el guión para el filme no fue una tarea fácil. La información escaseaba y las notas de periódicos de la época resultaba confusa.

«Hay muy poca información porque obviamente en la época no era tomado con seriedad el evento. Era un chisme, un escándalo social, entonces la notas las cubrían de manera machista, burlándose de los que estaban involucrados en el baile y alarmando y haciendo escándalo, usando palabras despectivas. No se lo tomaron muy en serio, y se contradicen entre sí los artículos por lo mismo. No era un periodismo serio. Variaban mucho las anécdotas», destaca la guionista que también ha trabajado para series con temas de género como La casa de las flores.

Monika Revilla tomó sólo los datos de concedían e inició un ejercicio de imaginación sobre todo para tratar de imaginar a estos personajes que compartían un secreto como la confianza que debieron darse los unos a los otros, sus códigos.

«Me ayudé de muchos documentos históricos para tratar de alimentar cómo podía haber sido la época. Por ejemplo, me pasé mucho en un libro que se llama Teleny que se le atribuye a Oscar Wilde sobre la vida homosexual en Londres en esa época; en anécdotas sobre Paul Verlaine y Rimbaud, que eran los poetas malditos que estaban que eran abiertamente homosexuales en parí;  La estatua de sal de Salvador Novo, que es un testimonio de los años 20 en México, y los artículos sociales en la época para recrear cómo era el protocolo», agrega.

Para los actores la encomienda fue la misma. Con información tan escasa, ellos también buscaron otros caminos para nutrir a sus personajes. En el caso de Emiliano Zurita en su personaje de «Eva», el hombre que enamoró a Ignacio de la Torre, el contesto fue fundamental.

«Para mí lo más importante fue informarme del Porfiriato, de la familia Díaz, de Ignacio, de personajes muy concretos, y también del día al día, de qué hacían hombres de la elite porfiriana en sus trabajos, a qué hora salían, que significaba ser un abogado en ese entonces, que hacían para divertirse, etcétera. Todas las cosas que significaba ser una persona en el Porfiriato tal cual. Eso te va dando ciertas herramientas como actor aunque no las uses, pero te empapas del contexto. Desde ahí puedes interpretar a un personaje a partir un lado muy honesto y que tenga que ver con el tiempo en le que estás».

REPRESENTACIÓN DE LA COMUNIDAD LGBT+ EN EL CINE

El Baile de los 41 es el primer drama de época sobre la comunidad gay dentro del cine en México. Es cierto que poco a poco suman las propuestas fílmicas que abordan historias LGBT+ y que la representación de sus personajes va alejándose de la burla, pero en el país aún hay mucho camino por recorrer.

«Nos falta mucho trabajo por hacer, pero pienso que ya empieza a haber un poco más diversidad. Ahorita lo que pasa es que hay tan poco que cuando se hace algo LGBT+ recibe mucha atención y mucho escrutinio. Como que todavía es una pieza única. Cuando empiezan a ver más como ya se amplía la representación, se reparte, como en todo, se muestra que no sólo hay una manera de representar, sino que ya se vuelve más amplio el espectro. Yo creo que es muy difícil que una sólo pieza o un par de piezas representen lo que es ser gay en México. Es muchísima responsabilidad, esa deben de ser muchas piezas con un ambiente donde justamente la representación se normalice», destaca Revilla.

La guionista, también de la serie Alguien tiene que morir, rescata nombres como el de los directores Julio Hernández Cordón (Te prometo anarquía, 2015) y Manolo Caro (Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando, 2014), quienes se han dado a la tarea de presentar nuevas historias en el cine de la comunidad LGBT+ y desde diferentes perspectivas. Ella misma también trata de incluirlo en su trabajo con el fin de conseguir mayor representación.

«Trato que siempre haya personajes femeninos y peonajes LGBT. Me parece que es parte de mi responsabilidad como guionista y de las historias que cuento que haya diversidad».

El Baile de los 41 tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Morelia para después llegar a cines de México. Ocupó de acuerdo con datos la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine), el noveno lugar de las cintas mexicanas más vistas en salas en un 2020 pausado por la pandemia.

«El mero hecho que tengamos esta película tocando un tema que hasta el día de hoy parecía tabú y que cada vez que se hablaba de él era para ridiculizar a estos hombres, y que ahora cuenta con tanto apoyo con una historia que más bien celebra a estos hombres es un gran progreso. Sigue siendo un tema muy relevante, después de 120 años seguimos siendo un país muy machista, y no es fácil admitir que eres un hombre homosexual porque sabes que de todas maneras va a haber mucha gente que va a juzgar alrededor. Creo que el hecho de tener estas cintas nos ayuda a empezar las conversaciones para seguir cambiando esto y seguir tomando los pasos en el lado correcto», destaco Zurita.