La tragedia de la Línea 12 del Metro se produce a un mes de las elecciones más grandes de la historia de México y representa un reto para la Jefa de Gobierno de la CdMx, Claudia Sheinbaum, quien disputa con el Canciller Marcelo Ebrard la candidatura presidencial de 2024.
Ciudad de México 5 de mayo (SinEmbargo).– El 8 de agosto de 2007, mientras Andrés Manuel López Obrador recorría el país para mantener el ánimo en sus seguidores con la promoción de su libro La Mafia nos robó la Presidencia un año antes, Marcelo Ebrard anunciaba la construcción de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, que sería la plataforma para su proyecto presidencial en 2012.
Pero Ebrard no sólo no logró ser candidato en esa fecha, porque López Obrador lo venció en las encuestas internas, sino que por acusaciones sobre esa obra estuvo a punto de ir a prisión —como pretendieron Miguel Ángel Mancera y Enrique Peña Nieto—, y hasta tuvo que exiliarse en París y Estados Unidos.
Y 14 años después de anunciada la “línea dorada”, inaugurada el 30 de octubre de 2012, el accidente de este lunes 3 amenaza con frustrar, otra vez, el proyecto presidencial de Ebrard, precisamente cuando se ha convertido en el principal funcionario del Gobierno de López Obrador para contrarrestar la pandemia con vacunas para la población.
La tragedia se produce a un mes de las elecciones más grandes de la historia de México, que para López Obrador son clave para el segundo periodo de su sexenio con la oposición en busca de arrebatarle la mayoría en la Cámara de Diputados, pero también es un reto para Claudia Sheinbaum, la Jefa de Gobierno, que disputa con Ebrard la candidatura presidencial de 2024.
En el corazón de la “línea dorada” está también Mario Delgado, el presidente de Morena, el partido político de la Cuarta Transformación, quien fue Secretario de Finanzas de Ebrard, y además el empresario Carlos Slim Helú, el hombre más rico de México, dueño de una de las constructoras de la obra.
La “línea dorada” o “línea del bicentenario”, llamada así porque se pretendía terminar al cumplirse dos siglos de la Independencia de México, en 2010, ha sido emblemática en la trayectoria de Ebrard desde que, en 2006, se convirtió en Jefe de Gobierno: Fue el principal anuncio en su toma de posesión.
La obra no sólo no se cumplió en el tiempo previsto, se terminó once meses después, sino que hubo sobrecostos: De 13 mil 200 millones de pesos presupuestados inicialmente, el costo final ascendió a 24 mil millones de pesos, dos mil millones aportados por el Gobierno de Felipe Calderón, que fue invitado a la inauguración.
La presencia de Calderón no fue fortuita: Pese a que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) resolvió considerarlo espurio tras el fraude de 2006, Ebrard lo recibió con todo protocolo y el presidente de ese partido, Jesús Zambrano, hizo lo propio, porque para entonces López Obrador ya había renunciado a su militancia.
El anuncio lo hizo el 9 de septiembre, en el Zócalo, cuando anunció que se enfocaría a la construcción del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), al que Ebrard no se sumaría, porque su propósito era presidir el PRD.
Muy pronto, la “línea dorada” se iría opacando y Ebrard sería el responsable: Enfrentado con Miguel Angel Mancera, su sucesor en la jefatura de gobierno, aliado de Peña Nieto y del Secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, sería perseguido hasta irse al exilio.
En 2014, Ebrard buscó ser presidente del PRD, pero las corrientes internas, autollamadas “tribus”, lo impidieron y ese año comenzaron los señalamientos de ser responsable de las irregularidades en la construcción de la “línea dorada” y por el domicilio que habitaba en la colonia Roma.
López Obrador salió en su defensa y acusó que la embestida venía del Presidente Enrique Peña Nieto y de su Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
“Hay mano negra, es Peña y Chong”, dijo López Obrador, en febrero de 2014, y hasta le ofreció a Ebrard ingresar a Morena, pero él prefirió buscar ser Diputado federal por el PRD, en 2015, pero también fue rechazado.
Más que con Morena, el ahora Canciller buscó la ruta del partido Movimiento Ciudadano, que lo registró como candidato a Diputado federal suplente, pero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) lo impidió.
“ESTOY LIMPIO”
Y Ebrard tuvo que irse de México, hasta que regresó, en 2018, para incorporarse al equipo de campaña de López Obrador.
“Estuve un tiempo en Francia, luego en Estados Unidos y finalmente en California, viniendo a México con cierta regularidad. No es que me haya ido de México, sino que no me dejaron ser ni Diputado suplente”, me dijo Ebrard a su regreso, a principios de febrero de 2018.
En una amplia conversación, en una oficina próxima al Zócalo, Ebrard evocó la “persecución política” que sufrió por parte de Peña, Osorio Chong y Mancera, sobre todo por la Línea 12 del Metro.
“No lo digo en plan soberbio, pero soy el político que más ha sido vigilado por dos instancias al mismo tiempo: La local y la federal”, se ufanaba Ebrard, al aludir a las imputaciones de Mancera de las fallas y sobrecostos en la Línea 12 que, en marzo de 2014, fue cerrada parcialmente durante meses y por lo que no hubo un proceso legal en su contra.
“No tengo ningún procedimiento administrativo ni mucho menos penal, ni por la Línea 12 ni por la casa de Río de Janeiro que tanto se manejó ni por mis ingresos ni por mi familia”.
—¿Está limpio?
—¿Si no cómo estoy aquí? —respondía, relajado—. Además, no creo que nadie me pueda decir que fue porque simpatizan conmigo. Es porque no se encontraron elementos en mi contra que justificaran las afirmaciones que se hicieron. Si no, yo no podría estar en México y menos haciendo política de oposición.
En la entrevista, publicada en la revista Proceso, Ebrard reprochó que Mancera haya resguardado la información técnica sobre el cierre de la Línea 12.
“Hasta el momento no sabemos qué le hicieron a la línea, porque está reservada la información. Tú no puedes consultar qué se le hizo. Y los trenes son los mismos. De los 30, nosotros recibimos 23 y la actual administración ha recibido siete”.
—¿Lo que estás diciendo es que está en duda que haya habido fallas en la Línea 12?
—No lo sé. Lo que estoy diciendo es que la información está reservada. No me atrevería a descalificar el informe, pero no sabemos qué le hicieron, porque no es público.
Lo que sí fue muy claro, dijo en esa entrevista en 2018, es que el Gobierno de Peña y de Mancera usaron las acusaciones sobre la Línea 12 para perseguirlo y neutralizarlo políticamente.
“Eso en un futuro se va a tener que aclarar: qué se le hizo, qué pasó, si es segura, si no es segura. No me correspondería a mí decirte eso ahorita. Pero seguramente eso va a pasar en el futuro. Se tiene que revisar qué pasó”.
MANCERA EN LA MIRA
Pero ahora también se tiene que revisar qué le pasó a la gigantesca trabe de concreto que se vino abajo la noche del 3 de mayo, y que provocó la muerte de 24 personas, una investigación internacional que el Presidente López Obrador prometió y que Sheinbaum ratificó.
“El que actúa con integridad no debe tener temor a nada, por eso yo digo: el que nada debe, nada teme. Pero yo estoy sujeto, como todos, pero más como un alto funcionario y como quien promovió la construcción de la línea, estoy sujeto a lo que determinen las autoridades, sobre la base de los peritajes y los deslindes que hagan”, expresó Ebrard.
Los peritajes sobre las causas de la tragedia correrán en paralelo a la etapa final de las campañas electorales y a la elección del 6 de junio, en momentos en que la oposición ya encontró responsables: Ebrard, Sheinbaum y Delgado.
Los dos primeros son identificados, dentro y fuera de Morena, como los principales aspirantes a la candidatura presidencial y el tercero es el presidente de ese partido, a cuyo cargo llegó bajo señalamientos de despilfarro económico precisamente para impulsar el proyecto del Canciller.
“Los políticos de Morena matan”, sentenció el presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Marko Cortés, mientras que Jesús Zambrano, del PRD, atacó con la misma línea: “La falsa austeridad republicana es en realidad una austeridad criminal del Gobierno de Morena”.
Como Ebrard, Sheinbaum estará bajo metralla ciudadana y opositora por la tragedia, sino porque al interior de Morena ha empezado el cruce de acusaciones sobre la responsabilidad que se atribuyen recíprocamente las respectivas facciones.
Pero hay un personaje adicional en la tragedia, Mancera, cuyo Gobierno no sólo paralizó la Línea 12 para supuestamente hacerla completamente segura, sino que la revisó y reparó tras el terremoto de 2017, en particular en un tramo próximo donde ocurrió la tragedia.
Mancera paralizó durante meses el único transporte seguro y eficiente que servía a más de medio millón de personas diariamente, pero no logró su sueño de ser Presidente de México, como lo recordaría Ebrard.
“Miguel Angel pensaba que iba a ser candidato del PRD a la Presidencia y acabó donde está”, me dijo en febrero de 2018.
—¿Dónde está?
—¡Pues no está!
—¿En el limbo?
—No diría que en el limbo, es Jefe de Gobierno, pero no está. Dicen que lo están invitando a jugar diferentes roles en el Frente (por México). No sé si va a pasar o no va a pasar, pero no fue candidato a la Presidencia.
Sobre Osorio Chong, el artífice para evitar que se convirtiera en Diputado federal, Ebrard también celebró que no haya sido candidato presidencial priista.
“Osorio Chong fue uno de los promoventes principales”, recordaría Ebrard al detallar cómo le fue impedido ser Diputado, inclusive presionando a los magistrados del TEPJF: “Tampoco está. Ya no”.
Coordinador del grupo parlamentario del PRD en el Senado, que legalmente no debería existir, junto con Osorio Chong, coordinador priista, Mancera ha guardado silencio sobre la tragedia de la Línea 12.
En las primeras horas del martes, emitió un lacónico mensaje en su cuenta de Twitter para solidarizarse con las víctimas y esperar el resultado de las investigaciones: “Estaré atento a los peritajes que determinen lo ocurrido en este hecho”.
Y está en la mira del Gobierno de Sheinbaum y de López Obrador.