Tenía 14 años cuando vino a trabajar a la Ciudad de México. Era una niña que nunca había salido de su pueblo: Tierra Colorada, Nochixtlán, Oaxaca. Sabía que había en el mundo mucho por aprender, lo intuía y esa idea quizá hizo menos dolorosa la separación de su familia.
Es la segunda hija de 12 hermanos que también fueron migrando con el paso de los años. Marcelina Bautista salió de Nochixtlán para no volver. Llegó a trabajar a una casa en la Ciudad de México sin saber siquiera hablar español. Trabajaba de sol a sol con un sueldo que apenas le permitía mandar algo a su casa. Aprendió de su labor sobre la marcha: a lavar ropa, a limpiar pisos, a sacudir, planchar y cuidar niños; se olvidó de jugar, de ir a la escuela con sus amigos.
La vida de Marcelina pudo ser la misma de miles de mujeres migrantes indígenas que vienen al Distrito Federal en busca de trabajo y de una mejor calidad de vida para ellas y las familias que dejan atrás y que con tal de tener eso –un poco de dinero– soportan vejaciones, abusos, malos pagos y viven siempre así. Pero no, la vida de Marcelina es diferente. En el camino se encontró con gente de todo tipo, de todas ellas aprendió algo, fue a la escuela, terminó la secundaria, la prepa, estudió una carrera técnica en belleza y no se pudo quedar callada al ver las injusticias que vivían muchas de sus compañeras y miembros de su familia.
Hace más de 15 años, Marce comenzó a unirse a grupos, como el de la Juventud Obrera Cristiana, a conocer historias y a estudiar la legislación laboral. Formó pequeños grupos, que poco a poco se convirtieron en algo más grande, hasta que en 2000, junto con Cecilia Sánchez (qepd), fundó el Centro de Ayuda y Capacitación para Trabajadoras del Hogar. Ese mismo año, su esfuerzo recibió una de las becas más importantes a nivel internacional: la McArthur, que es otorgada por la Fundación John D. And Catherine T. MacArthur.
Así, comenzó a crear proyectos internacionales que le han valido apoyos económicos que han sustentado por 11 años esta asociación civil.
Marce en el mundo
En 1988 participó por primera vez en un encuentro internacional, como parte de la asamblea de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar (CACEH) en Bogotá, Colombia. A esa participación le han seguido decenas en todo el mundo como parte de congresos y conferencias de derecho laboral y trabajo doméstico remunerado.
El 6 de noviembre de 2006 se realizó el primer encuentro de trabajadoras del hogar a nivel mundial en Holanda; ese mismo día se formó la Red Internacional de Trabajadoras del Hogar con sede en Suiza, de la que Marcelina Bautista representa a la región Latinoamérica. En 2006 fue nombrada secretaria general de la CONLACTRAHO, cargo que aún desempeña y que la convierte en la líder de trabajadoras del hogar en todos los países latinos.
Marcelina viajó a Ginebra a principios de junio de este año. No era la primera vez que viajaba a Suiza, pero sí la primera ocasión que regresó a México con su mayor sueño cumplido. Participó en la 100ª Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo donde se definió y concretó el Convenio 189 de Trabajo del Hogar y la Recomendación 201, un hecho sin precedentes en la historia de este ámbito laboral ya que significa que este trabajo informal adquiere categoría de trabajo, con todas las de la ley, afirma la visibilidad de sus derechos, reafirma que las trabajadoras del hogar tienen las mismas obligaciones y los mismos derechos que cualquier otro trabajador.
Como parte del esfuerzo que se está haciendo mundialmente por la ratificación de este convenio, Marcelina lanza este 13 de septiembre una campaña que se difundirá principalmente en redes sociales y cuyo propósito es concientizar a la sociedad civil sobre los derechos de las trabajadoras del hogar. La finalidad última es que el Senado de la República por fin vea e incluya en su agenda legislativa este tema para la reforma del Capítulo 13 de la Ley Federal del Trabajo y ratifique el Convenio 189 de la OIT.
