Estamos viviendo una época donde la violencia ha permeado por todos lados, se respira mayor violencia y también ha subido la frustración no solamente de las mujeres, la exasperación, porque el espacio de esperanza es más reducido y evidencia la violencia continua contras las mujeres”, expresó a ZETA la autora de El libro de Eva, publicado por Alfaguara en 2020.
Por Enrique Mendoza
Ciudad de México, 9 de marzo (ZETA).– Desde el asombro y el descubrimiento, con humor o rebeldía, la poeta y narradora mexicana Carmen Boullosa cuenta la historia de Eva en la propia voz del personaje bíblico en su novela El libro de Eva, editada en 2020 por el sello Alfaguara de Penguin Random House.
Ganadora del XIX Premio Casa América de Poesía en 2019, en El libro de Eva, Boullosa propone a una Eva que cuestiona el canon bíblico:
“Eva queda fijada en la Biblia no como una pandora que, vuelto un ser humano, abre por curiosa la caja del conocimiento y por tanto también del mal, sino simple y llanamente la que por su curiosidad transgrede un orden divino y nos condena a toda la humanidad a la vida de dolor. Todo este mito me parece muy estridente, pero mucho más estridente me parece que haya quedado fijado como palabra de Dios, como parte de la Biblia, como verdad teológica en el Concilio de Trento en el Siglo XVI, y cómo esto de alguna manera justifica un orden de inequidad”, expresó a ZETA la escritora, al tiempo que confesó algunos detalles feministas de su generación, desde donde escribe la obra, y rememoró a los estudiosos de la mitología hebrea, donde pulula el personaje. Además de reconocer a las diversas autoras que han volteado hacia la historia del Génesis.
EVA EN LA VIDA DE LA AUTORA
En entrevista con ZETA, Carmen Boullosa (Ciudad de México, 4 de septiembre de 1954) narró cómo fue evolucionando su idea de Eva, el personaje bíblico presente desde el seno familiar en la infancia y la adolescencia; hasta en la edad adulta, cuando cuestionó la historia oficial de Eva.
“Esta novela en parte es hija de mi infancia, porque yo era de una familia mucho muy creyente, la Biblia estaba ahí y escuché la historia de Eva desde siempre, que no me molestaba cuando era niña, me parecía coherente, me parecía tan creíble como ‘La bella durmiente’, no peleaba con ella como no peleé nunca entonces con ‘Cenicienta’, entre otras muchas historias y mitos que escuché de niña.
“De adolescente no me interesaba nada porque me tocó, por suerte, a fines de los 60, la vida de la segunda ola del feminismo en México. Yo nací cuando las mujeres obtuvieron el voto, era un asunto de debate, acababa de ocurrir”, comentó de entrada.
Fue en la edad adulta, alrededor de 2014, cuando a Boullosa le interesó Eva como personaje para una novela que finalmente desembocó en El libro de Eva.
“Como adulta no me interesaba la figura de Eva, me interesaban las figuras de las aventureras o los aventureros donde los géneros se retaban. Pero hace como seis años me dio la curiosidad de saber de dónde venía en realidad el mito de Eva, que en muchos sentidos es tan perturbador porque a la mujer se le asocia con la que da luz, con la que es generadora de vida; pensé de dónde venía ese mito de Eva tan raro, de pronto me pareció extraño lo que había oído siempre”, cuestionó.
“Teníamos una Eva completamente marginal, sin sexualidad, que va a tener los hijos con dolor y ha sido traída al mundo tomándola de un pedacito de la costilla de Adán para acompañarlo y para servirle, de modo que justificaba el mito de que 50 por ciento de la población humana estaba condenada a la esclavitud frente al otro 50 por ciento, por género”, complementó la autora.
DESDE LOS HEBREOS HASTA NUESTROS DÍAS
Una vez que el personaje de Eva atrapó a Carmen Boullosa recientemente, vino la investigación y lectura. Para dar voz a Eva, recurrió a la investigación del Génesis, aunque también incluyó la lectura de célebres estudiosos de la mitología hebrea como Louis Ginzberg, Robert Graves y Raphael Patai; incluso de autoras como Teresa de Ávila y Sor Juana Inés de la Cruz, hasta llegar a escritoras del Siglo XX como Gabriela Mistral o Rosario Castellanos.
“Primero leí con detenimiento a Ginzberg, el estudioso de los textos antiguos judíos (The Legends of the Jews), y el libro maravilloso que escribieron a cuatro manos Robert Graves -que fue el estudioso de los mitos griegos- y Raphael Patai (Hebrew Myths: The Book of Genesis). Ellos dos escribieron con muchas incitaciones a ver muchos más textos sobre la mitología judía.
“Con el libro de Graves y Patai tenía yo un abanico de Evas que me permitieron que apareciera la voz de una Eva, que evidentemente es una hija de mi generación y que no hubiera crecido si no es por el momento que estamos viviendo”.
— ¿Qué papel jugaron autoras como Sor Juana Inés de la Cruz o Rosario Castellanos en la recreación de Eva?, cuestionó ZETA a Carmen Boullosa.
“Ha sido para mí una obsesión estar rastreando la obra de Sor Juana y Rosario Castellanos. Por un momento pensé: ¿Qué tal si las dejo a ellas contar la novela? Lo intenté, mas me fue imposible, sentí que ellas llevaban la batuta y yo no, no funcionaba porque Eva quería ir sola y no quería estar escondida o estar dicha por ellas; quería estar dicha por ella misma.
“La aventura de Eva la empecé hace seis años, y a ellas, Sor Juana y Rosario Castellanos, las he estado trabajando desde hace más tiempo, leyendo enteramente su obra, entendiéndolas, comparándolas entre ellas; y claro, digamos que las traigo puestas. “Entonces, el El libro de Eva está salpicado por todos lados de la presencia de Gabriela Mistral, Sor Juana, Rosario Castellanos y de muchas autoras que de manera directa o indirecta, han volteado a las figuras de personajes del Génesis y que en realidad son una génesis de una nueva manera de ser, como diría Rosario Castellanos. Aparecen ellas mucho en los papeles sueltos que hay en la novela, mucho también en juegos literarios internos y en algunas citas incluso que vienen anotadas en el libro”.
En cualquier caso, Boullosa reconoció: “A todas les hago un homenaje, como se lo hago también a la gran Teresa de Ávila, a ella evidentemente no le hubiera gustado nada el personaje de Eva que no cree en Dios, aunque no es que no crea en Dios, sino que ella está segura que no estaba en el Edén y además considera el placer, la dicha, el placer sexual y el placer de la comida como partes esenciales de la vida”.
DESDE EL ASOMBRO
Lejos de la solemnidad, en El libro de Eva el tono de la voz de Eva es esencialmente de asombro y de descubrimiento, de humor o desconcierto, de ironía o a veces de horror, desde la narrativa poética de Carmen Boullosa.
“En El libro de Eva todo fue organizándose, de manera que tenemos la primera mujer, la primera palabra, la primera mesa, los primeros guisos, la primera casa, la primera dificultad entre un hombre y una mujer, el primer crimen doméstico, la primera violación dentro del círculo familiar; tenemos también diferente la historia del diluvio, diferente la historia del Arca de Noé, diferente la historia de Babel. Todo responde a la lógica de Eva que va contando su propia historia”.
— ¿Qué fue lo más difícil para encontrar el tono de voz de Eva?
“Creo que el tono de ella es por momentos bastante cómico, no muestra ira en su tono, es el tono de quien quedó marcada por el silencio, por la violencia contra las mujeres, violencia doméstica que ella cuenta en la historia. Es una Eva que ya no es joven, es una Eva que ya vivió, que ha vivido largo”.
De hecho, para la autora “lo más difícil es encontrar el tono, proyectar una atmósfera siempre es lo más difícil. En el caso de Eva, la atmósfera del mito es una atmósfera muy enrarecida, es la lectura de los hombres”.
DESDE EL FEMINISMO DE SU GENERACIÓN
En El libro de Eva, la protagonista cuestiona lo preestablecido por el canon bíblico, no desde la teología, sino, por supuesto, desde la literatura: “Aseverar que con el barro la fuerza vital se dio a la tarea de crear humanos es incorrecto. Decir que la carne del varón fue anterior a la mía, y que a la mía se la sacaron de un costado, es un disparate”, cuestiona una Eva rebelde en alguna parte de la novela.
— ¿El libro de Eva” es una novela de esta época de feminismos, o de dónde viene su propia voz cuestionadora?
“El libro de Eva está escrito por una persona que nació en los 50, pero la Eva mía no tiene el hacha ni la furia activa que tienen muchas plumas que nacieron en décadas posteriores y son hijas de un mundo mucho más abierto y, por otro lado, mucho más furioso.
“A nuestra generación nos tocó ver en las escuelas secundarias lo que sucedió en 1968 y de inmediato la segunda ola del feminismo. Yo era una adolescente que apenas empezaba a ver el mundo cuando esas mujeres formidables ya se apoderaban del Monumento a la Madre en México, hacían revistas, proclamas, ponían un pie adelante con mucha fuerza, y tengo la certeza de que esto marcó a mi generación con una sensación de amplitud de que la calle estaba abierta para nosotras, y más que salir con el sable y el hacha en las manos, creíamos que ese paso que había dado la segunda ola del feminismo nos dejaba un espacio de igualdad total.
“Las nuevas generaciones de escritoras -que podrían ser mis hijas o más jóvenes- saben que ese paso no fue suficiente y reaccionan con mayor violencia, hay mayor violencia también en el mundo. Estamos viviendo una época donde la violencia ha permeado por todos lados, se respira mayor violencia y también ha subido la frustración no solamente de las mujeres, la exasperación porque el espacio de esperanza es más reducido y evidencia la violencia continua contras las mujeres. Mi Eva se atreve a hablar con el oxígeno que le da mi generación”.
Por último, Carmen Boullosa argumentó desde el feminismo de su generación: “Eva no acepta de ninguna manera esa ridiculez de que fue sacada de la costilla de Adán, ella no lo considera aceptable, con toda razón, ella sabe que esa versión es completamente arbitraria y equívoca. No es que Eva traiga una etiqueta en la frente y diga ‘soy feminista’, pero ella tiene sentido común, es protagonista de una historia que no tiene que ver con la versión oficial. Nuestra Eva es hija del feminismo de mi generación, la versión que ella tiene de los hechos, la hace una feminista de mi generación”.