La crisis económica causada por la pandemia también ha dejado una estela de secuelas en la economía familiar. Las medidas adoptadas durante la contingencia sanitaria llevaron a muchos a ser despedidos, a permanecer en el desempleo, y a otros tantos a ver el cierre de sus negocios. Al menos 600 mil personas siguen sin trabajo en este marco, según muestran cifras oficiales. Estas son las historias de quienes llevan meses buscando alternativas de ingresos entre la incertidumbre, la frustración y la depresión.
Ciudad de México, 5 de marzo (SinEmbargo).– Dulce dice no haber pedido ayuda a alguien antes. Pero, desesperada y frustrada por llevar cuatro meses sin empleo, abrió una cuenta de Twitter y hasta le escribió al boxeador Canelo Álvarez para pedirle prestado. Ella, cuando laboraba como cuidadora de adultos mayores, realizó diversos préstamos, pero pocos han sido los que le han devuelto el dinero que ahora necesita para mantener a su madre de 57 años y a su hijo de nueve.
«Estudié geriatría, pero debido a la pandemia o sus enfermedades crónicas han ido falleciendo los adultos mayores, y ha sido muy difícil encontrar pacientes», dijo Dulce, quien llevaba un año y ocho meses cuidando a un adulto mayor con Alzheimer que murió contagiado por la COVID-19. «Me he sentido con mucho estrés, triste, de malas y sin ganas de muchas cosas. Una vez pensé en que ya ni siquiera quería estar existiendo; todos mis planes se vinieron abajo».
Como ella, miles de personas han perdido sus empleos ya sea por recortes en las empresas, por el cierre de las mismas o debido a que la pandemia en la que México lleva un año inmerso ha causado que los negocios emprendidos por algunas personas hayan sucumbido ante la actual crisis económica.
Las cifras hablan por sí solas: una histórica caída del PIB de 8.5 por ciento anual, al cierre de 2020, y más de dos millones 549 mil personas desocupadas, 607 mil más que en 2019, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). En tanto, la población ocupada que tiene la necesidad de ofertar más tiempo aumentó en 3.8 millones, al pasar de 4.3 a 8.1 millones en el periodo referido.
A sus 33 años, la cuidadora de adultos mayores y madre soltera ahora busca ingresos como sea. El negocio de jarciería y productos de limpieza que ayudó a poner a su madre cuenta los clientes con los dedos y, por falta de un empleo fijo, no ha podido abastecerlo.
Hace unos días acudió a la bolsa de trabajo de una parroquia en el Pedregal, zona acomodada al sur de la Ciudad de México. Pero una señora de 70 años no quiso pagarle mil pesos por cuidarle su oxigenación durante 12 horas por la noche. Solo le ofreció 400 pesos, lo cual Dulce consideró muy poco. Su otra opción es solicitar trabajo en tiendas como Costco, Sam’s o algún Oxxo.
«Ya se me acumularon muchos gastos porque de la tarjeta de crédito jalábamos. Pero ahorita no me fue posible dar el pago total porque mis finanzas están en ceros. Cuando trabajaba, no tuve la cultura de tener un ahorro. Lo que hago es pedir prestado, pero se vuelve un círculo vicioso», aseveró. «Me entristece no poderle dar a mi familia lo que necesita. Mi hijo –que está creciendo y necesita ropa nueva– no tiene la culpa de que yo no tenga trabajo».
«AGARRO LO QUE SE PUEDE»
Un joven sin cubrebocas se acercó a Laura para ofrecerle accesorios hechos de piel y piedras. Tenía la boca abierta y sudaba frío. Aunque ella le dijo que no, el comerciante le comentó que ya tenía lista la pieza que le había encargado.
–¿Pero te encargué algo?– le cuestionó. Y él le mostró un brazal de cuero grabado con nudos celtas. Costaba una cantidad equivalente a poco menos la mitad de su sueldo mensual cuando ella tenía trabajo de tiempo completo.
Le pidió al joven que le diera tiempo y regresó afligida con su esposo a la casa, para planear cómo pagarlo. «¿Qué tal si le doy una cantidad cada semana? No, podría irse con el dinero que ya le diste. ¿Y si regateo? No creo que baje mucho el precio. Y está bien, porque es una pieza hermosa», pensaba.
Entonces despertó angustiada, casi llorando. Todo era un sueño. Sintió alivio de no tener ese compromiso. Las cuestiones financieras le preocupan mucho desde que se quedó sin trabajo fijo.
Sólo en el caso de los empleos formales asegurados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con prestaciones laborales, durante 2020 se perdieron 647 mil 710 plazas, con un pico de marzo a julio de 1 millón 117 mil plazas perdidas en el contexto de las medidas sanitarias y la Jornada de Sana Distancia.
Laura llevaba diez años de sus 45 trabajando como profesora de tiempo completo y coordinadora de área en una universidad de arte en Jalisco. Sin embargo, entre la crisis sanitaria y la mala administración de la escuela que redujo el número de alumnos, comenzaron los recortes, incluyendo a una pareja de adultos mayores que administraba la cafetería.
«En mayo me notificaron de mi liquidación», recordó la guionista. Ahora, ya sin seguridad social como más de 29.6 millones de trabajadores informales, está como profesora freelance dando asesorías del sector artístico.
«Voy agarrando lo que se puede, pero me frustra que los trabajos a los que aspiro no me quieren contratar por mi edad o me piden una experiencia que no tengo», aseguró. Laura incluso ha considerado darse de alta en una plataforma digital del Gobierno de Zapopan para vender comida.
Su esposo también es maestro. Al no tener hijos ni dependientes económicos, ambos han sobrellevado la crisis juntos. «De toda la gente que la ha pasado mal, nosotros no la hemos pasado tan terriblemente mal», comentó la académica. Pero, dijo, han estado a un paso de la depresión por llevar un año sin poder ver a sus familiares que residen en Chihuahua y Zacatecas.
«TRATO DE NO TENER ANSIEDAD»
A nivel estatal, durante el año pasado, 29 entidades registraron caídas anuales de empleos registradas ante la Seguridad Social con disminuciones notables en Quintana Roo (21 por ciento), Guerrero (8 por ciento) y Baja California Sur (7.7 por ciento), sitios con zonas turísticas. El sector con una mayor disminución de plazas fue el de servicios para empresas, personas y el hogar, que perdió 9.4 por ciento entre diciembre 2019 y 2020, equivalente a una caída de 456 mil 53 puestos.
Aunque de la mano de la reapertura gradual de actividades en los estados con el Semáforo Epidemiológico comenzó una recuperación parcial, la tendencia se rompió en diciembre, con la pérdida de 277 mil 820 puestos de trabajo asegurados, debido a circunstancias estacionales y la segunda ola de contagios agudizada por el Guadalupe-Reyes.
Nancy tiene 22 años y tuvo que dejar la escuela por falta de dinero. Llevaba nueve meses en el programa federal «Jóvenes Construyendo el Futuro», en una empresa sobre hidroponia ubicada en Pachuca, Hidalgo. Pero, sin justificación, hace dos semanas le notificaron vía correo electrónico que estaba desvinculada del centro laboral.
Se comunicó con el servicio de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS), pero le respondieron que permanecerá sin el apoyo ni el servicio médico, porque por la veda electoral no se le puede dar de alta en otra empresa.
«Estoy tratando de no tener ansiedad. Ahorré un mes que me da chance de estar ‘tranquila’, pero me preocupa el siguiente mes porque tengo que pagar mis medicamentos», expuso la joven que padece de quistes en los ovarios. «Me he estado moviendo para encontrar algo. Aunque gane menos, pero algo es algo».
Hasta el momento se ha mantenido vendiendo piezas de cerámica que ella pinta. «He vendido, pero no alcanzo a completar el dinero que me llegaba mes con mes con ayuda del programa [4 mil 310 pesos mensuales]», afirmó.
«POCO A POCO FUE BAJANDO LA VENTA»
Arturo y su socio tenían en Chihuahua una distribuidora de productos de limpieza y de artículos deportivos como balones de futbol y uniformes. Los vendían a gran escala a empresas, maquiladoras, escuelas, restaurantes, hospitales e incluso al Gobierno local.
Sin embargo, comenzó el confinamiento por la pandemia. Su negocio aguantó hasta noviembre antes de quebrar. Al no ser pyme ni negocio informal, no pudo acceder a algún crédito con intereses accesibles. Ahora toma pastillas para poder dormir y navegar la depresión.
«Se puso muy difícil la situación. Independientemente del negocio, el confinamiento ha sido muy radical», afirmó.
Durante el año pasado, al menos un millón de negocios cerraron, el equivalente al 21 por ciento del total, mostró el Estudio de Demografía de Negocios 2020 del INEGI. Los estados donde más bajaron la cortina los establecimientos fue en Quintana Roo (32 por ciento), Sinaloa, Baja California Sur (28 por ciento) y Tamaulipas (27 por ciento). A la par, los ocupados en micronegocios disminuyeron en 914 mil puestos a nivel nacional, documentó la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.
En el primer confinamiento, la distribuidora siguió a flote por las cuentas por cobrar que quedaban, y el Gobierno y las maquiladoras le seguía comprando. Pero en julio dejó de recibir pagos de los clientes, afectados por la crisis económica.
«Poco a poco se fue bajando la venta», dijo Arturo. En agosto sólo les quedaba por vender el stock, ya que sus proveedores ya no estaban surtiendo. «Se nos acabó la mercancía en octubre. Ya estábamos muy raspados».
Ya hasta el cuello, Arturo tuvo que prescindir de su socio y los otros seis empleados. Se quedó solo. «En noviembre el negocio había desaparecido. Solo quedan muy pocas ventas», lamentó. De vender cientos de galones de productos de limpieza a empresas, ejemplificó, ahora solo vende máximo cinco galones a usuarios finales y por Internet.
Para subsistir su familia y él, desde finales de 2020 da clases virtuales de economía y negocios en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Pero, también golpeada por el panorama económico, no le han dado el pago de enero ni febrero.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador estima que, a más tardar, a mediados de año se verá la recuperación completa de los empleos. «Nada más en lo que son empleos formales se perdieron cerca de un millón [entre marzo y julio]. Ya llevamos recuperados alrededor de 600 mil, y vamos por 400 mil para estar de nuevo como antes de la pandemia con 20 millones 500 trabajadores inscritos al Seguro Social», dijo hace unos días durante una gira en Zacatecas.
Para este año la expectativa del Banco de México (Banxico) es de una generación de entre 150 y 500 mil puestos adicionales a la lista de afiliados. Aunque representaría un avance, analizó la organización México, ¿Cómo Vamos?, «sería insuficiente» para compensar los trabajos perdidos durante 2020, sin contar a más de un millón de jóvenes que anualmente se suman a la población económicamente activa.
«A diferencia de otras crisis, esta deriva de una crisis sanitaria que generó un choque de oferta y de demanda simultáneamente. Mientras no se logre controlar la epidemia de manera efectiva con la vacunación, difícilmente podrá darse una recuperación real de la economía», observó la organización.