Rubén Martín
28/02/2021 - 12:04 am
Vacunas y vacunados VIP
Es decir, medidas como autorizar viajes o incluso la asistencia a un concierto o restaurante a los ya vacunados acentúan la desigualdad no solo entre personas que pueden costearse esas actividades, sino entre países porque en este momento el acceso a las vacunas está condicionado por el peso geopolítico mundial que tiene cada Gobierno.
Conforme la vacuna contra la COVID-19 se convierte en la esperanza para terminar la cuarentena y las medidas de confinamiento obligados por la pandemia del SARS-CoV-2 su uso y aplicación comienza a generar conflictos geopolíticos por el acceso al reactivo y en algunos países se han presentado casos de la vacunación a personajes con cierta popularidad, a quienes suele calificarse de VIP (very important people).
Al comenzar la vacunación en México, personal de salud denunció que no sólo se aplicó el reactivo al personal que está en la primera línea de atención a pacientes con COVID-19 sino que algunos directivos de hospitales públicos se habrían incluido en la lista de personas a vacunar aún y cuando no estaban en atención con pacientes infectados.
Los escándalos de mayores proporciones se han presentado en España, Argentina, Ecuador y Estados Unidos. En ese país, ha habido protestas de ciudadanos de Miami, especialmente de la tercera edad, porque se ha denunciado que se han aplicado vacunas a donantes en asilos de ancianos y a personas de las zonas “más adineradas de la ciudad”, según un mensaje de la Alcaldesa Daniella Levine Cava. En Miami también se ha vacunado a personajes que han viajado a esa ciudad expresamente para vacunarse, como Richard Parsons, expresidente y exdirector ejecutivo de Time Warner. También fue el caso del periodista de espectáculos mexicanos Juan José Origel, quien presumió en sus redes sociales que ya recibió las dos dosis del reactivo contra la COVID-19.
En España se dio a conocer una lista de al menos 700 personajes políticos, funcionarios sanitarios, sindicalistas y hasta un obispo (Sebastià Taltavull) quienes se habrían vacunado por sus privilegios y pasándose los criterios de aplicación de la vacuna. Según un recuento del diario argentino La Nación, en Austria y Polonia habrían ocurrido episodios semejantes de personajes VIP que usaron sus influencias para adelantarse en la aplicación del reactivo.
En América Latina se han presento casos graves que han terminado con las renuncias de funcionarios involucrados en Argentina, Perú y Ecuador. En Argentina se reveló una lista de personajes allegados al poder que se beneficiaron de sus influencias para ser vacunados antes que les tocara turno y antes de haber vacunado al personal médico que sí está en la primera línea de la batalla contra el coronavirus. Debido a ello renunció el Ministro de Salud Ginés González García. Algo semejante ocurrió en Ecuador, donde el Ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, renunció el pasado viernes tras el escándalo luego de darse a conocer que sus familiares habían sido vacunados contra el coronavirus a finales de enero.
En Chile se reportó que más de 37 mil personas recibieron la dosis antes de lo establecido en su calendario de vacunación. En Perú se informó que cerca de 500 personas, entre ellas el expresidente Martín Vizcarra y dos ministras del actual Gabinete, recibieron los reactivos antes de que comenzara la campaña de vacunación al personal de salud.
Más allá de estos escándalos por personajes VIP o que utilizan sus influencias con el poder para vacunarse antes de tiempo, dentro de poco podríamos ver otro tipo de privilegios entre las personas que ya tendrán la vacuna y que gracias a ello van a tener ventajas sobre las personas que no han sido vacunadas.
Uno de los privilegios que tendrán los primeros son el de viajar, pues en varios países se habla ya del “pasaporte médico” con el cuál se probará que ya se está vacunado y por lo tanto se tiene el privilegio de comprar boletos de transporte (aviones o trenes). Aunque este tipo de restricciones ya se ha usado en el pasado para ciertas enfermedades o países de procedencia, su uso no había sido tan masivo como será a lo largo de este año.
Pero no sólo se pedirá vacunas contra la COVID-19 para viajar. En algunos países se discute pedir comprobante de vacunación incluso para asistir a ciertas actividades desde recreativas hasta de trabajo. La medida de pedir este “pasaporte de vacunación” todavía es problemática porque no se sabe a ciencia cierta qué instancia expide esta constancia, dijo el doctor Jerome Kim, Director General del Instituto Internacional de Vacunas (IVI).
Por su parte, el Comité de Emergencia para la COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja el requerimiento de pruebas de vacunación para viajar porque alientan los traslados y aumentan los riesgos de contagios por cepas nuevas y las vacunas limitadas.
A la larga, estas medidas acentúan la desigualdad y los privilegios de algunos países y algunos habitantes por sobre otros. Es decir, no todos tienen los recursos para tramitar pasaporte y visa y pagar vuelos y estancia en Miami para ponerse la vacuna como lo hace el comentarista de chismes del espectáculo mexicano.
Es decir, medidas como autorizar viajes o incluso la asistencia a un concierto o restaurante a los ya vacunados acentúan la desigualdad no solo entre personas que pueden costearse esas actividades, sino entre países porque en este momento el acceso a las vacunas está condicionado por el peso geopolítico mundial que tiene cada Gobierno.
El problema con el actual acceso a las vacunas depende de la riqueza de las naciones. La semana pasada los países de altos ingresos tenían acaparadas 4.570 millones de vacunas, muchas más de las que necesitan sus habitantes, en tanto los países de ingresos medios altos tenían 1.264 millones de dosis, los de ingresos medios bajos 600 millones de reactivos y los países pobres apenas 670 millones de pesos, según el reporte semanal al respecto del Centro Duke Innovación en Salud Global (https://launchandscalefaster.org/covid-19).
Todos estos privilegios de obispos, ricos o políticos que se ponen la vacuna antes de tiempo, o los privilegios de los ricos de todas las sociedades o de las poblaciones de las naciones con más recursos se terminarían si la sociedad obliga a sus gobiernos a eliminar las patentes intelectuales de los laboratorios que producen las vacunas y permiten que estos medicamentos se conviertan en bienes comunes de acceso universal, que puedan ser producidos, distribuidos y aplicados a toda la población del mundo. Nunca socializar y hacer común un bien, en esta caso la vacuna, había sido tan necesario para todo el planeta.
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