El desorden y la lentitud no son las únicas dificultades relativas a la vacunación que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha tenido que enfrentar en estas primeras dos semanas de inmunización, pues las denuncias de tráfico de influencias para conseguir una dosis se han sucedido.
Por Miquel Muñoz
México, 7 ene (EFE).– Las primeras inyecciones contra la COVID-19 llegaron a territorio mexicano el día de Nochebuena y permitieron cerrar el año con un mensaje optimista, pero dos semanas después, con los Reyes Magos ya de regreso a Oriente, la sombra del desorden, la lentitud y del tráfico de influencias para vacunarse opacan el plan de inmunización.
Al cumplir dos semanas del arranque, el primer país latinoamericano en vacunar contra el SARS-CoV-2 ha recibido casi 110 mil dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech, pese a que sólo se ha aplicado en los estados de Coahuila, Nuevo León, Ciudad de México, Estado de México y otras entidades conurbadas de la capital mexicana, donde el brote de la enfermedad está en su pico más alto.
«Ahora estamos vacunando en promedio cuatro mil 500, cinco mil personas diarias. Y tenemos dosis, pero vamos a intensificar la vacunación y requerimos más», reconoció este jueves el Presidente, Andrés Manuel López Obrador, al revelar que explora con Argentina traer la vacuna rusa «Sputnik V».
Los últimos datos de la Secretaría de Salud corroboran que sólo se ha inyectado el antídoto contra la COVID-19 a 53 mil 185 personas, menos del 50 por ciento de las dosis recibidas.
Muy productivo día de trabajo en la misión de intercambio con el gobierno de Argentina sobre vacunas contra el virus SARS-CoV-2.
Estamos muy agradecidos con el presidente @alferdez y su equipo por la hospitalidad y el apoyo. pic.twitter.com/c4P67MXpVn
— Hugo López-Gatell Ramírez (@HLGatell) January 7, 2021
Ninguna fórmula distinta a la de Pfizer ha aterrizado en el país, aunque el lunes la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) autorizó también el uso de emergencia de la solución británica de AstraZeneca, que se producirá en México y Argentina para toda Latinoamérica y cuyas primeras dosis deben estar listas en marzo.
Como marca el plan de vacunación presentado por la Secretaría de Salud, los 53 mil 185 vacunados hasta ahora son profesionales de la salud involucrados en la atención de la COVID-19, un sector de la población que comprende 700 mil personas que deberían estar inmunizadas a finales de enero.
Para lograrlo, los días 12, 19 y 26 de enero México recibirá tres cargamentos de 436 mil 800 dosis de Pfizer cada uno, con lo que habrá recabado un total de 1.4 millones necesarias para inmunizar a todos los sanitarios, ya que el antídoto estadounidense consta de dos aplicaciones.
DESORDEN
Dentro de una semana, los primeros vacunados deben recibir la segunda y definitiva dosis del antídoto estadounidense, como confirmó el gestor de la pandemia en México, Hugo López-Gatell, pero el protocolo que seguirán para hacerlo todavía no ha salido a la luz.
«En 21 días se pondrá a las personas que han sido vacunadas su segunda dosis y se continuará vacunando primera dosis al resto del personal de salud. En su momento se les pondrá la segunda dosis», reveló esta semana López-Gatell, sin dar más detalles.
Mientras el Subsecretario de Salud asegura que «la llegada de las vacunas da un giro radical al manejo de la epidemia», México se mantiene como el cuarto país del mundo con más muertos por la enfermedad, casi 130 mil, y cerca de 1.5 millones de contagios.
En la última jornada rompió otro récord diario de 13 mil 345 nuevos casos y mil 165 muertes.
El Ejecutivo eligió Ciudad de México y su zona conurbada, principal foco rojo de la pandemia, y el estado fronterizo con Estados Unidos de Coahuila para iniciar la vacunación mientras la escasez no permitiera llevarlas a todo el país.
A nivel nacional, 45% de camas de hospitalización general están disponibles y 55% ocupadas. En camas con ventiladores, 54% están disponibles y 46% ocupadas. 2/2 pic.twitter.com/8Ym4txegdh
— Hugo López-Gatell Ramírez (@HLGatell) January 7, 2021
Sin embargo, sin que las autoridades federales informaran previamente, el estado norteño de Nuevo León inició también la inmunización la pasada semana.
Otros estados se están impacientando, el último de ellos el sureño Oaxaca, cuyo Gobernador, Alejandro Murat, manifestó su intención de buscar adquirir la fórmula contra la COVID-19 por su cuenta.
«Para la próxima semana, que es el día 11, que tenemos un nuevo envío de más de 400 mil, ya empezamos con todo el país. Vamos a buscar que lleguen a los 26 estados restantes, los que faltan, desde la próxima llegada de vacunas, el día 11, empezamos con la primera dosis», prometió esta semana el Presidente López Obrador.
TRÁFICO DE INFLUENCIAS
El desorden y la lentitud no son las únicas dificultades relativas a la vacunación que López Obrador ha tenido que enfrentar en estas primeras dos semanas de inmunización, pues las denuncias de tráfico de influencias para conseguir una dosis se han sucedido.
El caso más mediático fue el de un médico y alto cargo de un hospital del Estado de México, vecino de la capital, que en el tercer día de inmunización vacunó a su esposa e hija, por lo que fue apartado de su puesto.
Personal sanitario de Coahuila denunció también que funcionarios de sanidad del estado acudieron a vacunarse, pese a estar excluidos de esta primera fase por no atender directamente a pacientes de COVID-19.
Una vez el país haya completado la vacunación de los sanitarios, el propósito es, según López Obrador, «tener vacunados a los adultos mayores» a finales de marzo con la vacuna china de CanSino, que la Cofepris todavía no ha autorizado.
En total, México tiene contratos de precompra de 34.4 millones de dosis de Pfizer, 77.4 millones de la británica AstraZeneca, 35 millones de CanSino y 34.4 millones de la plataforma Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Gobierno tiene planeado invertir un total de 32 mil millones de pesos (unos mil 600 millones de dólares) para obtener los antídotos.