Científicos de EU logran revertir la pérdida de la visión causada por glaucoma o la edad en ratones

03/12/2020 - 3:46 pm

La investigación, liderada por la Escuela de Medicina de Harvard, proporciona la primera «prueba de concepto» sobre la posibilidad de detener y revertir el envejecimiento de los tejidos y nervios oculares de animales, de manera que puedan recuperar su función genética anterior.

Dublín, 2 dic (EFE).- Científicos en Estados Unidos han logrado revertir la pérdida de visión en ratones causada por el glaucoma o por la edad, a través de la «reprogramación» genética de las células de la retina, según revela un estudio publicado este miércoles en Nature.

La investigación, liderada por la Escuela de Medicina de Harvard, proporciona la primera «prueba de concepto» sobre la posibilidad de detener y revertir el envejecimiento de los tejidos y nervios oculares de animales, de manera que puedan recuperar su función genética anterior.

Además del «reseteo» del reloj biológico, los expertos «curaron» la pérdida de visión en ratones que sufrían una enfermedad similar al glaucoma humano, una de las principales causas de ceguera en todo el mundo.

Hasta ahora, recuerdan en un comunicado, los tratamientos disponibles sólo conseguían retrasar la progresión del deterioro provocado por el glaucoma, mientras que este nuevo avance llega a revertirlo.

«Nuestro estudio demuestra que es posible revertir de manera segura el envejecimiento de tejidos complejos, como la retina, y devolverles su función biológica juvenil», explica David Sinclair, principal autor de este trabajo.

Por ello, destaca, este nuevo enfoque podría replicarse en otras investigaciones para desarrollar terapias encaminadas a reparar tejidos en diferentes órganos, así como para revertir el envejecimiento y enfermedades vinculadas a la edad en humanos.

Los científicos de Harvard usaron un virus adeno-asociado (AAV) como vehículo para transportar hasta las retinas de los ratones tres genes rejuvenecedores, Oct4, Sox2 y Klf4, los cuales, junto a un cuarto gen (no utilizado en este trabajo), se activan durante el desarrollo embrional para formar los llamados «factores de Yamanaka».

Este tratamiento, exponen, aporta múltiples beneficios al conjunto ocular. Facilita, por ejemplo, la regeneración nerviosa en ratones que presentan lesiones en los nervios ópticos y revierte la pérdida de visión provocada por el glaucoma.

Este enfoque, explican, parte de una nueva teoría sobre el envejecimiento y sobre el hecho de que la mayoría de las células en el organismo contienen las mismas moléculas de ADN, si bien tienen funciones muy diferentes.

Para alcanzar este grado de especialización, esas células sólo pueden interpretar genes específicos para su tipo, en una función reguladora que lleva a cabo el epigenoma activando y desactivando genes en patrones determinados, pero sin alterar la secuencia de ADN básica del gen.

Así, observan, la teoría apunta a que los cambios provocados por el paso del tiempo en el epigenoma llevan a las células a efectuar una «lectura» equivocada de los genes, lo que, a su vez, da origen a enfermedades propias del envejecimiento.

Para aplicarla a la regeneración de nervios ópticos, los expertos centraron su atención en las células del sistema nervioso central, ya que éste es la primera víctima del envejecimiento, pues después del nacimiento, su capacidad para regenerarse decae rápidamente.

De esta manera, también analizaron si la capacidad regenerativa de los ratones jóvenes se podía replicar en los adultos, a través de la administración de los tres genes citados vía VAA en células ganglionares de la retina de los adultos con lesiones en el nervio óptico.

El tratamiento duplicó el número de células ganglionares retinianas que sobrevivieron a una lesión ocular y multiplicó por cinco el proceso de regeneración del nervio óptico.

«Al comienzo de este proyecto, muchos colegas dijeron que nuestro enfoque fallaría o que sería demasiado peligroso. Nuestros resultados sugieren que este método es seguro y que podría revolucionar los tratamientos de ojos y de muchos otros órganos afectados por el envejecimiento», celebra Yuancheng Lu, coautor del estudio.

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