La doctora recalcó que la diabetes y la obesidad constituyen en serio problema de salud pública en el país. «A este escenario se sumó la pandemia por COVID-19, lo cual incrementa la vulnerabilidad de la población mexicana, como lo indican las tasas de mortalidad observadas».
Ciudad de México, 16 de noviembre (SinEmbargo).- Además de las complicaciones habituales provocadas a raíz de la diabetes que afectan seriamente a una gran cantidad de la población, la COVID-19 se ha mostrado como una afección que pone en especial riesgo a los diabéticos, quienes pueden desarrollar una forma grave de la enfermedad, causando daños en el páncreas e, incluso, provocando diabetes transitoria o indefinida en quienes no la padecían.
Esas secuelas del virus en pacientes recuperados se convierten en un nuevo reto para el para el manejo clínico, así como un efecto serio de la infección provocada por el SARS-CoV-2, explicó Ma. Isabel Salazar Sánchez, investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN), de acuerdo con un comunicado.
En el marco del Día Mundial de la Diabetes, la investigadora señaló que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 8.7 millones de mexicanos padecen diabetes, sin considerar a pacientes prediabéticos y no diagnosticados, lo que resulta en un total aproximado de 12 millones. «Este subregistro aunado a la falta de control del padecimiento puede tener relación directa con la alta tasa de casos graves por COVID-19 en nuestro país», detalló.
#ComunicadoIPN ?️ Puede SARS-CoV-2 dañar el páncreas y provocar diabetes: científica del IPN
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— IPN (@IPN_MX) November 15, 2020
La diabetes es una enfermedad crónica que ocurre a partir de una falla en la producción de insulina del páncreas, desencadenando lo que se conoce como diabetes tipo 1 o juvenil, o cuando el cuerpo no hace un uso eficaz de la hormona producida, lo que provoca diabetes tipo 2 o mellitus.
«Los altos niveles de glucosa en sangre causan una alteración en el sistema inmunológico y, como consecuencia, se afectan sus mecanismos de defensa», agregó Salazar Sánchez.
Al respecto, la científica explicó que los pacientes con el tipo 2 de la enfermedad pueden padecerla durante algún tiempo sin mostrar síntomas, pero durante ese tiempo el organismo sufre daños a consecuencia del exceso de glucosa en la sangre, por lo que exhortó a la población a adquirir hábitos saludables, así como adoptar una cultura de la prevención monitoreando periódicamente a través de estudios los niveles de glucosa para contar con un diagnóstico temprano de la afección que permita evitar sus complicaciones, entre las que se encuentra la COVID-19.
Finalmente, la doctora recalcó que la diabetes y la obesidad constituyen en serio problema de salud pública en el país.
«A este escenario se sumó la pandemia por COVID-19, lo cual incrementa la vulnerabilidad de la población mexicana, como lo indican las tasas de mortalidad observadas. Por ello, es necesario un cambio de los estilos de vida, para modificar el régimen alimentario (reducir ingesta de alimentos con alta carga calórica) y adoptar la disciplina de una actividad física regular, a fin de reducir el impacto de la COVID-19 y otras afecciones», destacó.