Jorge Alberto Gudiño Hernández
14/11/2020 - 12:05 am
Doubles vies: una película
Antes que otra cosa, debo decir que no la considero una gran película.
No soy un cinéfilo en forma y, mucho menos, un crítico cinematográfico. Eso no me impide, empero, sentarme frente a la pantalla para ver películas, como la mayoría de nosotros. El confinamiento me ha sacado de las salas de cine y me ha hecho verlas en casa, con los inconvenientes y las ventajas que esto conlleva. Como mi esposa ya no se tiene que trasladar largamente para llegar a casa, tenemos más tiempo de ver contenidos juntos.
Insisto: no soy un cinéfilo pero me gusta que me cuenten historias. No puedo clasificar las películas, soy malo con los nombres de los actores, peor con las identidades de los directores y me considero incapaz de ir más allá de ciertas discusiones sobre la calidad de una obra, sobre todo, si son competencia de la técnica. Así pues, no puedo sino lanzar aseveraciones como ésta: “el cine francés tiene finales por demás anticlimáticos”. Sé que es absurdo generalizar así, sé que parto sólo de mi experiencia, sé que bien podrían presentarme un caudal de ejemplos que contradigan lo dicho sin demasiado esfuerzo. Aún así, la impresión persiste.
Vimos, la semana pasada, Doubles vies, cuyo título en inglés es Non fiction. Es una película de 2018, protagonizada por Juliette Binoche, Vincent Macaigne y Guillaume Canet. Antes que otra cosa, debo decir que no la considero una gran película. Al margen de que la historia no crea una profunda tensión dramática, que algunos de los conflictos se resuelven de forma un tanto gratuita y el ya mentado final que es más un desvanecimiento hacia la vida cotidiana, supongo que los elementos técnicos y formales cumplen con su cometido. Es decir, tampoco me pareció que tuviera errores evidentes o que algo no funcionara bien dentro de ella. Toda vez que la intención de la misma es clara desde el principio y, bien visto, se alcanza a lo largo de la proyección.
La razón por la que he querido hablar de ella es por el tema del que se ocupa: el mundo editorial. No quiero ser más específico. La película inicia con una discusión en torno a la lectura; sigue con otra respecto a los bestsellers; una más que tiene al libro electrónico como protagonista; aquélla se centra en la piratería; todo cierra en torno a la discusión ética sobre si es válido, cuando se escribe autoficción, incluir pasajes que puedan resultar ofensivos para el resto de los protagonistas que, a fin de cuentas, son personas reales. Y estas discusiones son llevadas a cabo así, como cualesquiera otras, con dos o más personajes lanzando argumentos por doquier.
Sé que no todas las películas tienen esa intención. Sin embargo, no puedo dejar de disfrutar una en la que las discusiones sean la parte central de las mismas. Más aún, si éstas giran en torno al libro. La película es de hace un par de años y, pese a ello, toca temas que se volvieron mucho más relevantes por causa de la pandemia. Se percibe cierta desazón conforme los personajes van cayendo en la cuenta de que el mundo editorial ya no es ni será lo que era antes. Y eso que están en Francia. Cuando se traslada eso a nuestro país, el desasosiego tenderá a lo depresivo.
En fin, Doubles vies permite llevar a cabo un ejercicio importante, el de quedarse reflexionando más allá de la trama de la película, acerca de los temas relevantes dentro de la misma. Hasta dan ganas de sacar a alguno de los personajes de su mundo para continuar el diálogo en el nuestro. Eso es algo que no produce cualquier obra, independientemente de su calidad. Por eso vale la pena.
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