Tomás Calvillo Unna
11/11/2020 - 12:02 am
El Canto de la Conciencia
Hemos acumulado demasiada información.
Pareciera que todo se precipita,
que todo busca un desenlace sin más.
Los vínculos afectivos, emocionales, los anhelos,
las búsquedas, las mismas decisiones, se acumulan
y quisieran resolverse de una vez por todas;
individuales y colectivas las dinámicas se hacinan,
y nos dejan poco espacio para respirar.
Nos sofocamos por momentos
con nuestras obligaciones adquiridas,
con las necesidades del día a día,
con las preocupaciones que se han sumado
y ahora quisieran expresarse al unísono.
Estamos abrumados, buscamos distraernos,
mirar para otro lado,
pero la sensación es que no hay otro lado;
las ventanas del internet
terminan por tapiar la real realidad.
Nos apretujamos.
Hemos acumulado demasiada información,
ya no la digerimos,
el mundo va más rápido de lo imaginado,
y el espacio físico se ha reducido al mínimo
(tiempo y espacio se friccionan y desarticulan).
Esta velocidad a la que se apostó
desde hace muchos años,
se ha apropiado de nuestra misma respiración.
La precipitación, el vértigo se expanden;
y los relatos de todo tipo
se mezclan perdiendo incluso el sentido de sus argumentos.
La memoria pareciera resistir
y se reviste de nostalgia
para advertir aquello que aún conserva
la grata experiencia de la vida sin más.
Las familias buscan un lugar en ese pasado donde reencontrarse,
un espejo para mirar y aún poder sonreír
e incluso abrazarse ante la incertidumbre que nos cerca cada minuto.
El naufragio ha dejado de ser una metáfora,
lo inesperado agobia y no permite ver las coordenadas
que lo expliquen,
se enmascara en pesadas rutinas que trituran los mínimos propósitos,
aún refugiados en la esperanza,
una esperanza arcaica que se desmorona en nuestras manos.
La muerte, esa invitada permanente
se ha convertido en la anfitriona por excelencia.
Siempre ha estado
pero ahora lo grita a los cuatro rumbos.
Las alertas son electrónicas invaden las horas
y se apropian de los estados de ánimo.
El peligro llegó como una oferta deseada
y se acomoda en la vida diaria sin hacer ruido;
ha logrado apoderarse de nuestros hábitos y gustos
y nos convierte en el inmenso cartel
de la destrucción del mismo planeta.
Estamos sitiados en nuestras ciudades.
Y comienzan a resquebrajarse los acuerdos mínimos
de una democracia tambaleante
que en nuestro vecino del norte
expresa una batalla fundamental, decisiva
incluso para millones fuera de sus fronteras.
La pregunta que emerge para todos es:
¿cuáles son los límites del populismo
en los regímenes democráticos?
Notas para la grilla:
El desgaste de Ebrard lo hace buen candidato a Gobernación donde estaría a sus anchas. La ministra Olga podría ir a Paris e impulsar esa relación valiosa en historia, cultura, economía, y práctica política. Hay dos perfiles profesionales de primer nivel para encabezar la renovación de la relación bilateral con los Estados Unidos (que actualmente residen en dicho país); mientras se reconoce el triunfo de Biden por el Ejecutivo, al umbral de los tiempos en que parte de la naturaleza suele hibernar.
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