En pleno repunte de casos activos y hospitalizaciones por la COVID-19, la celebración arraigada de Día de Muertos en México se llevó a cabo a medias, incluso en Pátzcuaro y Janitzio, dos pueblos que son símbolos de esta fiesta mexicana, quizá la más conocida en el mundo.
Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).– Las islas del Lago Pátzcuaro en Michoacán reciben cada año a miles de visitantes nacionales y extranjeros para celebrar entre cempasúchil, velas, cruces y papel picado el Día de Muertos hasta el amanecer. Pero este año de pandemia, las desembarcaciones en Janitzio, Tecuna y La Pacana se prohibieron hasta ayer 1 de noviembre. Aún así, el Alcalde Víctor Báez previó una derrama de 272 millones de pesos.
Por la COVID-19 en repunte con más de 91 mil fallecimientos registrados, gobiernos de la Ciudad de México, Estado de México, Coahuila, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Nuevo León, Sonora, Tamaulipas, San Luis Potosí, entre otros, cerraron panteones, incluso desde finales de octubre. En Oaxaca se cancelaron todos los eventos públicos en los 570 municipios; y otras entidades como Hidalgo, Morelos, puebla, Yucatán y Aguascalientes organizaron eventos virtuales.
Pero en el poblado Zinciro del municipio de Erongarícuaro, alrededor del Lago Pátzcuaro, decidieron continuar con la tradicional velada en el panteón el domingo y una misa este 2 de noviembre, así como comidas familiares en cada tumba casi durante todo el día.
«Como somos pueblos pequeños no había tantos contagiados. En mi comunidad yo fui la única, entonces las personas empezaron a tener un poco más de precaución o miedo», dijo Yuri, quien tuvo coronavirus hace tres semanas. «Pienso que eso va hacer que no se junte a lo mejor la misma cantidad en el panteón que se juntaban, porque cada familia hacía su comida. Si una tumba estaba cerca de la otra se compartían las comidas. Sí van a ir y poner sus flores, pero no va ser la misma convivencia», previó días antes.
Ariana, la organizadora de la celebración en Zinciro, agregó que a diferencia de panteones de ciudades, en el de este poblado las tumbas están separadas, por lo que solo recurrieron al cubrebocas y gel antibacterial. Desde el viernes 30 de octubre comenzaron a armar los arcos con la flor de los muertos y una ofrenda de exhibición en el panteón. Pero, en contraste con el año pasado, no organizaron el concurso de ofrendas porque el municipio prohibió aglomeraciones.
«El año pasado quise organizar un evento, para que le diéramos más realce a nuestra comunidad. Organicé a los chavos, hicimos una ofrenda de exhibición y un concurso de ofrendas. Nos unimos con la primaria e hicimos algo grande. El plan era volverlo una tradición y hacerlo cada año, pero la pandemia no nos permitió darle continuidad al proyecto», lamentó.
«Me frustra porque es difícil captar la atención de los jóvenes y así se desaniman, pero entiendo que es algo que está fuera de mis manos y fuera de las manos de cualquier otra persona. Trato de aceptarlo y guardar mis ideas para el próximo año», agregó.
Ariana ha ido a las celebraciones masivas en las islas del Lago Pátzcuaro, donde ha conocido no solo personas de otras entidades, sino de Europa.
«La mayoría de las personas que asisten a Pátzcuaro, la isla Janitzio, Quiroga… lo hacen más por fiesta. Van personas de todo el mundo, franceses, españoles, italianos… Creo que los extranjeros aprecian más esto de la cultura y están en el panteón tomando fotos a las tumbas, flores y altares. Los mexicanos somos más de empedarnos», comentó.
«Ves borrachos por todos lados y prácticamente ese día nadie duerme en la isla de Janitzio. Son los lugares donde el estado les da más promoción por la economía. Los normal es que todas las noches estén saliendo embarcaciones de Pátzuaro a Janitzio. Es un mundo de personas ahí. Pero este año, las lanchas no desembarcaron, solo le dieron la vuelta», dijo.
CAE LA MITAD DERRAMA EN CDMX
Este 2020 la celebración de Halloween y Día de Muertos que atrae turismo al país quedó «muy mermada» por la presencia de la COVID-19, informó la Cámara de Comercio Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México que dirige Eduardo Daniel Contreras Pérez.
«Se estima una derrama económica de 600 millones de pesos, un 50 por ciento menos que el año anterior debido a que no habrá eventos culturales y muy pocos visitantes en la Ciudad de México. Las familias mexicanas continúan festejando esta fecha tan arraigada en la población, pero disminuyendo el consumo en tradiciones como la ofrenda, al disminuir o sustituir algunos productos para generar menos gasto en este rubro», expuso la Cámara sobre la crisis económica.
Ambas celebraciones generaban movimiento en el consumo de productos y servicios hasta 20 días anteriores a la celebración. Desde inicios de octubre la tendencia de adornar hogares, comercios, autos y oficinas, impulsaba a boneterías, venta de telas, papelerías, mercerías, tiendas de regalos, materias primas, venta de dulces y chocolates, vinos, licores, florerías, fruterías, verdulerías, recauderías, venta de moles y chiles secos, así como estéticas, servicios cosméticos, venta de disfraces, transporte y cerveza entre otros giros.
«Este año desafortunadamente solo tendrán un incremento de ventas del 10 al 12 por ciento, un 10 por ciento menos a comparación del año pasado», reportó Canacope-CDMX.
Ante la cancelación de los desfiles de Alebrijes, Catrinas, de Día de Muertos, la gran Ofrenda del Zócalo y la rodada del Paseo Nocturno en Bicicleta, entre otros eventos, se perdió un 30 por ciento el consumo en giros como restaurantes, bares, cantinas, cafeterías y locales dedicados a la venta de antojitos y otros servicios en los corredores Roma Condesa, Reforma-Alameda, Centro Histórico, Polanco, Narvarte, Del Valle, los Centros Históricos de Coyoacán, Tlálpan, Xochimilco, así como en Tláhuac y en avenidas de alta afluencia y actividad comercial, como Insurgentes, Revolución, Churubusco, Universidad, Talismán, Cafetales, entre otras.
Además, el gasto promedio para una familia en la capital del país este año fue de la mitad de lo que se esperaba a comparación del 2019 y en algunos casos no hubo ofrenda ni celebración a causa de la crisis económica que se enfrenta a nivel nacional y mundial.