De acuerdo con las denuncias, un grupo de personas, presuntamente narcotraficantes, estarían organizando campeonatos de fútbol amateur en esta municipalidad al suroeste de Río para promocionar entre la población asistente los puntos de venta de drogas que tienen allí.
Por Juan Diego Posada
Río de Janeiro, 27 de octubre (InsightCrime).- Amparados en la afición de los brasileños por el futbol, los narcotraficantes de Río de Janeiro estarían organizando partidos en los sitios donde controlan la venta de drogas. Es una novedad dentro de la ya intricada relación entre el balompié y el crimen organizado.
El pasado 4 de octubre se celebró un partido en la municipalidad de São Gonçalo, Río de Janeiro, que se denominó “clássico dos milhões” (clásico de los millones, el mismo nombre dado a los partidos entre dos de los clubs profesionales más importantes de Río de Janeiro, el Flamengo y el Vasco da Gama), donde se entregó un premio de 50 mil reales en efectivo (cerca de 8.90 dólares) al equipo ganador. El hecho llamó la atención de las autoridades, que buscan conocer la procedencia del dinero y las condiciones en que se realizó el evento.
De acuerdo con las denuncias, un grupo de personas, presuntamente narcotraficantes, estarían organizando campeonatos de fútbol amateur en esta municipalidad al suroeste de Río para promocionar entre la población asistente los puntos de venta de drogas que tienen allí.
Una vez finalizan los partidos de fútbol, señala la información publicada por el diario G1, se llevan a cabo bailes de música funk con los espectadores que asisten al juego, con la intención de incentivar el consumo de drogas y dar mayor relevancia a los lugares donde se venden en esa parte de la ciudad.
Según reseñó el medio, años atrás se presentó una situación similar cuando, al final de otro partido, varios hombres fuertemente armados celebraron el resultado haciendo disparos al aire. El hecho fue grabado en video, y aunque no se conoce qué sucedió luego, la municipalidad de São Gonçalo sigue siendo un punto de atención de las autoridades.
ANÁLISIS
El futbol y la venta callejera de drogas o microtráfico han ido de la mano también en otros países, mientras que este deporte ha estado vinculado por mucho tiempo a la corrupción de alto nivel en Brasil.
En Argentina, algunos hinchas de equipos, conocidos como “barras bravas” han sido atrapados en diferentes ocasiones vendiendo drogas y relacionados con negocios ilícitos, incluyendo el cobro a los parqueaderos cerca de los estadios.
En Brasil, el fútbol se ha utilizado como fachada en todo tipo de actividades criminales. André de Oliveira Macedo, uno de los cabecillas de una de las pandillas más temidas de Brasil, Primeiro Comando da Capital (PCC), fue capturado en septiembre de 2019 acusado de enviar grandes cargamento de cocaína a Europa. Oliveira Macedo, mejor conocido como “André do Rap”, se presentó ante las autoridades como un representante de futbolistas, con una fortuna que abarcaba una casa de lujo en Río de Janeiro y un yate de 1.5 millones de dólares.
Este deporte también ha facilitado esquemas de corrupción masivos.
En 2017, el exgobernador de Río, Sergio Cabral, fue condenado a 14 años de prisión por recibir sobornos para entregar contratos de construcción, entre otras obras, para el estadio Maracaná, una de las joyas del fútbol de ese país.
La conexión entre fútbol y crimen organizado también ha llegado a empresarios y reconocidos futbolistas e, incluso, sus principales eventos, como la Copa del Mundo.
En la cita del campeonato mundial del 2014 en Brasil, varios empresarios, jugadores y personas relacionadas con el fútbol fueron investigados por la policía brasileña en un caso de corrupción relacionado con la reventa de boletas para los partidos.
En un país donde el fútbol se ha convertido casi en una religión, no es extraño que desde empresarios corruptos hasta traficantes de drogas de bajo nivel utilicen el deporte para llenarse los bolsillos.